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Sánchez ignora a CC (luego la negociación con los independentistas va bien)
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Jaime Pérez-Llombet

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Sánchez ignora a CC (luego la negociación con los independentistas va bien)

El PSOE está renunciado a que CC les sume y en Coalición, conscientes del cambio de escenario, abandonan la tregua que se habían impuesto y vuelven a cargar contra Moncloa

Foto: Cristina Valido, portavoz de CC, en la ronda de consultas con el rey. (EFE/Fernando Alvarado POOL)
Cristina Valido, portavoz de CC, en la ronda de consultas con el rey. (EFE/Fernando Alvarado POOL)
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Las negociaciones van bien, progresan adecuadamente. Socialistas e independentistas avanzan a buen ritmo hacia el acuerdo. Si Coalición Canaria no les hace falta —si no necesitan el voto de la diputada de CC, para bastarles con la abstención de los de Carles Puigdemont— es que las conversaciones evolucionan mejor de lo que dicen o cuentan. Si el apoyo de Cristina Valido no será relevante (así expresado, tal cual, por un destacado dirigente socialista) es que la negociación camina. A falta de información hay que estar a las señales. A los rastros. A las pistas. Dado que la conversación entre socialistas e independentistas catalanes se mueve en un universo paralelo, bien lejos de la luz que sería deseable, para saber qué hay debajo de la ceremonia de distracciones, órdagos de cartón e idiolectos hay que estar a las señales, al rastro que van dejando, a las pistas que voluntaria o involuntariamente asoman a la superficie.

Señor, no tenemos ningún contacto ni negociación con el PSOE —le dijo Valido al Rey—. A CC les llega que en las filas socialistas buscarán su concurso cuando Felipe VI proponga formalmente al candidato Sánchez. Hasta ese momento, nada. Escuchan ese runrún y, en paralelo, que intentarán ganarse a Coalición para maquillar o vestir el acuerdo que tienen, ya atado, con los independentistas. Señales. Pistas. O algo más que eso.

Foto: Cristina Valido, diputada de Coalición Canaria, en la tribuna del Congreso. (EFE/Sergio Pérez) Opinión

No resulta sencillo saberlo. Conocer qué están negociando y en qué términos los actores principales del triángulo de las Bermudas (PSOE, Junts y ERC) exige abrir la mente a teorías poco frecuentadas y, recurriendo a la física cuántica, entregarse a la posibilidad de la existencia de múltiples realidades paralelas, al multiverso donde se reúnen, filtran, dosifican y sobreactúan aquellos que tienen en sus manos la gobernabilidad del país o, en su caso, la convocatoria de elecciones en enero. Solo ellos saben de qué hablan, cuáles son las líneas rojas, quiénes están decidiendo qué se cuenta y qué no. De ahí que, a falta de certezas, hay que estar a las señales, a los síntomas. En este punto, cabe concluir que las negociaciones van bien porque ya no les está haciendo falta Coalición Canaria.

Foto:  El presidente de Canarias, Fernando Clavijo. (EFE/Alberto Valdés) Opinión
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El interés de Pedro Sánchez y de sus interlocutores ha ido de más a menos en el transcurso de las últimas semanas. Han pasado del calor al frío. Los mensajes de WhatsApp, las llamadas y los encuentros informales de agosto y septiembre han quedado atrás. Del interés al olvido, del flirteo a la nada, al vacío, a los desplantes. Quienes antes llamaban a Coalición —siguiendo instrucciones de Sánchez, faltaría más— ahora ni llaman ni responden. El voto de CC ha dejado de entrar en la ecuación de quienes, en las filas socialistas, hace unas semanas veían en el voto de Valido un atajo, una vía para rebajar las pretensiones de Puigdemont llevándolo del sí a la abstención.

Coalición como señal, como pista que ayude a entender cómo van las negociaciones. Y, a la vista del cambio de actitud del PSOE con los nacionalistas canarios, la cosa les va bien, bastante mejor de lo que cuentan unos y otros, ángulos que dan forma al triángulo de las Bermudas donde está gestándose la investidura (y reelección) del presidente del Gobierno. El PSOE está renunciado a que CC les sume y en Coalición, conscientes del cambio de escenario, abandonan la tregua que se habían impuesto y vuelven a cargar contra Moncloa, recuperando el registro que ha marcado la relación de los nacionalistas canarios con Sánchez, la confrontación, sin paños calientes.

Foto: Feijóo en la manifestación contra la amnistía. (EFE/Borja Sánchez Trillo) Opinión

Ya se conjuga en pasado reciente la contención que PSOE y CC se impusieron hace semanas —distensión que tuvo su punto álgido con la reunión que el presidente de Canarias, Fernando Clavijo, mantuvo hace semanas con el ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá—. Rompiendo con el tono habitual (bronco, y agrio) hicieron balance del encuentro acercándose a la cordialidad. Aquel cambio de partitura anunciaba que, efectivamente, aunque pendientes de la investidura de Alberto Núñez Feijóo —socio preferente y favorito de CC— socialistas y nacionalistas canarios estaban quedando para tantearse. Señales. Pistas. Ya no. Ahora las cosas han cambiado. Ahora mucho tendrán que cambiar para que Coalición y PSOE vuelvan a encontrarse en el camino de las pretensiones de Pedro Sánchez.

A Clavijo se le ve más cómodo sintiéndose libre de decir lo que piensa que mordiéndose la lengua

A Clavijo se le ve más cómodo sintiéndose libre de decir lo que piensa que mordiéndose la lengua para cumplir con la contención que marcó aquel encuentro con Escrivá. El líder de CC ha concluido que los socialistas están a otra cosa y habla en consecuencia, en abierto. Y, ya puestos, carga contra la amnistía que los negociadores rebautizarán adentrándose en los recursos del realismo mágico. La amnistía es, por decisión orgánica de Coalición Canaria, una cláusula inaceptable, inasumible para los dirigentes de CC y, sobre todo, para sus votantes. Si la amnistía se cuela en el documento de un hipotético acuerdo del PSOE con los independentistas catalanes, Coalición huirá de esa foto y optará por hacer valer la agenda canaria en comisiones y plenos, ni un minuto antes.

Coalición sube el tono, mucho. Se preguntan —en privado, y en público— si Sánchez busca una mayoría para ser presidente o para gobernar con qué prioridades, itinerario y sentido de Estado. El PSOE no los ha llamado. Se sienten libres de votar lo que consideren. Sin conversación no hay negociación. Sin acuerdo no hay compromiso que respetar. A fecha de hoy, no hay nada. Nada de nada. Atrás quedó el interés que los socialistas hicieron ver a CC antes de la investidura fallida de líder del PP, nunca después. Finalizada la votación del candidato Feijóo, en Coalición no han vuelto a saber de los socialistas. Qué decir de la reclamación presupuestaria de CC, exigiendo que lleguen a las Islas los 776 millones comprometidos por el apoyo de los nacionalistas a los últimos Presupuestos Generales del Estado. Esos recursos no llegarán si el Ejecutivo regional no hace su tarea, se creen que basta con que se les haga un Bizum y esto no funciona así —se les reprocha, desde el PSOE canario—.

Foto: La líder de Coalición Canaria, Cristina Valido, en el Congreso de los Diputados. (EFE/Juan Carlos Hidalgo) Opinión

No me grites que no te veo. Nacionalistas canarios y socialistas están cada día más lejos de compartir foto el día en que se vote al candidato Sánchez. La diputada de CC se lo ha contado al Rey. Señor, ni truco ni trato, no hay nada con Sánchez —le dijo—. Los llamarán, a CC; pero, más adelante. Nunca antes de que el monarca proponga formalmente. Entonces sí, sonará el teléfono. Quizá demasiado tarde, porque a CC cada vez se le atraganta más la idea de salir en la foto junto a independentistas y otros compañeros de viaje del presidente.

Las negociaciones van bien, progresan adecuadamente. Socialistas e independentistas avanzan a buen ritmo hacia el acuerdo. Si Coalición Canaria no les hace falta —si no necesitan el voto de la diputada de CC, para bastarles con la abstención de los de Carles Puigdemont— es que las conversaciones evolucionan mejor de lo que dicen o cuentan. Si el apoyo de Cristina Valido no será relevante (así expresado, tal cual, por un destacado dirigente socialista) es que la negociación camina. A falta de información hay que estar a las señales. A los rastros. A las pistas. Dado que la conversación entre socialistas e independentistas catalanes se mueve en un universo paralelo, bien lejos de la luz que sería deseable, para saber qué hay debajo de la ceremonia de distracciones, órdagos de cartón e idiolectos hay que estar a las señales, al rastro que van dejando, a las pistas que voluntaria o involuntariamente asoman a la superficie.

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