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Coalición Canaria valora estar (o no) en la orla del sí
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Jaime Pérez-Llombet

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Coalición Canaria valora estar (o no) en la orla del sí

Si pagan lo que deben y firman la agenda canaria no debe descartarse el sí, pero en CC tendrán que esforzarse en explicar a los suyos que lo acordado bien vale el apoyo a Sánchez

Foto: El presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, junto al presidentes de Canarias, Fernando Clavijo. (EFE/Ramón De La Rocha)
El presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, junto al presidentes de Canarias, Fernando Clavijo. (EFE/Ramón De La Rocha)
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Aunque su sentido admite giros, y matices, el carácter transversal del discurso o de la posición de un partido se asocia —en términos generales— a su habilidad para moverse con prestancia sobre el tablero, de un lado a otro, adelante o atrás, izquierda o derecha, avanzando una, seis u ocho casillas, deslizándose sobre los planos sociológico y político-ideológico con elasticidad y, a ser posible, con la eficacia y margen de la reina (la del ajedrez). La narrativa de un partido que ha logrado o busca ese carácter transversal no persigue necesariamente ser percibido como una formación de centro sino, incrementando su espacio, que el electorado asocie sus siglas a la ambivalencia y, por encima de cualquier otra característica, a la utilidad.

Si algo cotiza en bolsa es, sin duda, la utilidad. También las emociones o el perfil identitario, su lectura de país y la vinculación a un modelo más conservador o progresista, pero, con todo, la utilidad es el valor al alza. Saben en Coalición Canaria que si algo deben trabajarse es lograr ser percibidos como una fuerza útil, capaz de obtener logros tan ciertos como cuantificables —para las Islas, en este caso— aunque por el camino se dejen algunas plumas o sufran en propias carnes la incomodidad o el enfado de muchos de sus votantes por acabar apoyando (dando el sí) a Pedro Sánchez en su investidura.

Foto: El presidente de Canarias, Fernando Clavijo, tras la reunión esta tarde con la ministra de Hacienda en funciones, María Jesús Montero. (EFE/Fernando Villar)

En todas partes, pero especialmente en los territorios, la utilidad abre las puertas del carácter transversal que permite ensanchar el espectro sociológico de tu electorado y ganarte la simpatía o el reconocimiento de quien admite (y traduce en votos, en su caso) que eres útil. En esa reflexión están en CC ahora que los negociadores del PSOE —con la ministra María Jesús Montero a la cabeza— están pretendiendo un sí que se le atraganta, y de qué manera, a los principales dirigentes de Coalición, plenamente conscientes de que la foto de la investidura —junto a quienes han obtenido o concedido la amnistía— es una imagen que enfada a muchos de los suyos.

De ahí la reflexión, y las dudas. De ahí que de la reunión del martes pasado a esta parte en CC se estén preguntando qué pesa más, si la foto de la sesión de investidura (con Coalición en la orla del sí), que los socialistas abonen los 776 millones de euros que a juicio de Coalición Canaria el Gobierno de España debe a las Islas o, sobre todo, que Sánchez les firme la agenda canaria, es decir, tener por escrito que el Ejecutivo central de la siguiente legislatura se comprometa, entre otras cosas, a respetar el Régimen Económico y Fiscal canario y desarrollar el Estatuto de Autonomía —con el consiguiente traspaso de competencias—, a sentar a Canarias en las reuniones que España mantenga con el Reino de Marruecos cuando lo que se hable afecte directamente a los intereses del archipiélago.

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O a impulsar la coordinación de la gestión de las sucesivas crisis que cada vez con mayor frecuencia e impacto se multiplican en la ruta canaria de la migración africana. Y más. Ayudas específicas para compensar los daños causados por el volcán en La Palma, políticas de empleo, convenios en costas, obras hidráulicas, carreteras, vivienda o infraestructuras turísticas y educativas, financiación en la lucha contra la pobreza o para afrontar la respuesta a las demandas de los dependientes —y otros compromisos relativos a la producción agrícola o la bonificación en el transporte aéreo y marítimo— son, entre otros, los puntos incluidos en la agenda canaria que CC quiere firmada por el PSOE si aspiran a tenerlos en la foto de la investidura, en la foto del sí.

Coalición no ha decidido. Es pronto. Tarde, pero pronto. Sánchez llevó a CC a la abstención o a los escaños del no cuando defendió, ya públicamente, la amnistía, pero sus negociadores (Montero y Bolaños, preferentemente) tienen encomendada la tarea de recuperarlos para el sí, un objetivo que pasa necesariamente por pagar lo que deben —así dicho, en Coalición, con su calculadora apuntando a los Presupuestos Generales del Estado— y porque les firmen la agenda canaria que en CC han elevado a la categoría de contrato. El calendario se estrecha, pero queda margen para el acuerdo y, en consecuencia, para que Sánchez sume el sí de Coalición al panel de su investidura.

Foto: La diputada de Coalición Canaria, Cristina Valido, interviene durante el debate de investidura. (Europa Press/Eduardo Parra)

Los socialistas deberán convencer a Coalición Canaria de que cumplirán en todos sus términos lo que acuerden (si es que lo acuerdan). Los nacionalistas canarios tendrán que hacer ver a los suyos, tanto a los dirigentes como al electorado, que la agenda canaria bien merece el desgaste que, en primera instancia, supone apoyar a Pedro Sánchez con un voto, el de CC, a ratos imprescindible, por momentos conveniente o, ya en la recta final, necesario para el PSOE en la medida en que incorpora a la orla del sí a un partido, Coalición, que simboliza un nacionalismo tan constitucionalista como moderado.

CC no ha tomado ninguna decisión, pero emite señales. Su secretario general y presidente del Gobierno canario, Fernando Clavijo, valoró el martes la disposición de la ministra de Hacienda en funciones, de cara a ejecutar los PGE y, en esa dirección, a transferir las partidas pendientes. Clavijo percibió en su reunión con Montero una voluntad clara de cumplir los acuerdos —sin rebajas, tal cual— abriendo de esa manera la puerta a recuperar la hipótesis del sí a la investidura. Es un paso. Deben mirar con lupa la evolución de las cantidades pendientes —en principio, las transferencias parece que empiezan a coger velocidad crucero—. Si pagan lo que deben y firman la agenda canaria no debe descartarse el sí, pero en CC tendrán que esforzarse en explicar a los suyos que lo acordado bien vale el apoyo a Sánchez.

placeholder El ministro de la Presidencia y miembro de la Comisión Ejecutiva Federal y de la comisión negociadora del PSOE, Félix Bolaños, y el presidente de ERC, Oriol Junqueras, en una reunión para sellar un acuerdo que garantiza el apoyo de los republicanos a la investidura. (EFE/Gerard Agrinya)
El ministro de la Presidencia y miembro de la Comisión Ejecutiva Federal y de la comisión negociadora del PSOE, Félix Bolaños, y el presidente de ERC, Oriol Junqueras, en una reunión para sellar un acuerdo que garantiza el apoyo de los republicanos a la investidura. (EFE/Gerard Agrinya)

Necesitarán toneladas de pedagogía. Saben que a pie de calle la utilidad cotiza al alza. Son conscientes en CC de que la capacidad de vascos y catalanes para rentabilizar sus escaños tiene muy buena prensa en las Islas, que se mira con envidia los réditos que obtienen los nacionalistas de otros territorios. Coalición siempre se ha movido sobre el tablero como la reina en ajedrez, libremente, procurándose la centralidad. Ahora aspira a ser asociado a la utilidad que el electorado premia. A CC no le hace gracia sumarse al sí, pero ve en la negociación en curso una oportunidad de hacerse un hueco en la Liga de vascos o catalanes. Se les hará difícil dejarlo pasar si les firman lo que piden.

Aunque su sentido admite giros, y matices, el carácter transversal del discurso o de la posición de un partido se asocia —en términos generales— a su habilidad para moverse con prestancia sobre el tablero, de un lado a otro, adelante o atrás, izquierda o derecha, avanzando una, seis u ocho casillas, deslizándose sobre los planos sociológico y político-ideológico con elasticidad y, a ser posible, con la eficacia y margen de la reina (la del ajedrez). La narrativa de un partido que ha logrado o busca ese carácter transversal no persigue necesariamente ser percibido como una formación de centro sino, incrementando su espacio, que el electorado asocie sus siglas a la ambivalencia y, por encima de cualquier otra característica, a la utilidad.

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