La caída de Saigón
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Tamara Falcó e Íñigo Onieva: el sistema a prueba de cuernos
¿Estamos viviendo los últimos días del sanchismo? ¿O no? Desbarros, volantazos y psicodramas de la campaña. Crónicas costumbristas (y absurdas) desde el frente electoral
No sé si saben que este fin de semana se han casado Tamara Falcó e Íñigo Onieva. Por si acaso es usted un pastor de cabras de Tora Bora y no conoce nada de este asunto, le haré una pequeña introducción: ella es la hija de Isabel Preysler y él un fogoso empresario de la noche madrileña que ha metido el braguetazo de su vida...
Quizá les parezca exagerado el interés despertado por el enlace, pero es que lo tiene todo. El clan Iglesias/Preysler lleva medio siglo monopolizando la industria del cuore con dientes blancos, mano de hierro y el tumbao que tienen los ricos al caminar. Tamara, simpática pija desenvuelta que nació con un pan bajo el brazo y un O SEA bajo la lengua, es digna heredera del chiringuito: su capacidad de hacer negocio de su vida es incluso superior a la de su madre.
Hace unos años, tras estudiar en EEUU, Tamara volvió a España y fue entrevistada por Ana Rosa Quintana. Hay un momento de la entrevista que yo recuerdo así:
Ana Rosa: Has estudiado periodismo, ¿verdad?
Tamara (con cara de horror): ¿Periodismo? No, no, communications [léase con máximo acento pijo de Miami].
Entonces, me pareció la juerga que Tamara considerara el periodismo un oficio de leprosos y prefiriera communications. Ahora sé que el gilipollas era yo: Tamara se ha convertido en la reina de la comunicación (rama relaciones públicas rosas) en España.
Por si el tirón de Tamara no fuera suficiente, las infidelidades de Onieva previas al altar han llevado el bodorrio a la estratosfera informativa. El psicodrama está servido. Media España se pregunta: si Tamara es monógama militante e Íñigo poliamoroso desahogado, ¿cómo va a salir bien esto? Pues les informo de que está saliendo más que bien.
El error es ver una historia de amor (eso lo dejamos para los lectores más embelesados del ¡Hola!) donde hay un fabuloso negocio social que nos va a entretener el resto de nuestras vidas con sus giros: noviazgo, cuernos, ruptura, reconciliación, boda, procreación, bautizo, niño, cuernos, divorcio y compra de un poni y un yate al hijo en común —Bosco Pelayo III— cuando cumpla cinco años...
Falcó y Onieva, en definitiva, van a facturar el PIB de Camerún sin despeinarse.
Pero lo que yo quería contarles (tras este breve exordio) es que el bipartidismo vuelve con fuerza. Como lo oyen.
Resumiendo, Tamara e Íñigo son como el PP y el PSOE, su vida en común puede parecer errática, pero engrasa el negocio constitucional. Si el amor entre Falcó y Onieva le parece a usted un disparate, piense que Zapatero y Monedero están viviendo un idilio de dos rombos que hace no tanto parecía imposible. Si el 15-M impugnó el bipartidismo (y muchas cosas más) con ZP en la Moncloa, una década después, el expartido quincemayista está in love con ZP: Monedero dice que es "el mejor expresidente de la democracia" y Pablo Iglesias, que es un "socialdemócrata de verdad".
Pues es verdad que le hicimos el 15M y que lo volveríamos a hacer. El bipartidismo se agotó y había que empezar algo nuevo. Pero que es el mejor ex presidente de la democracia española es indudable. Y el que mejor ha entendido la relación del @PSOE con @PODEMOS. Zapatero sabe. pic.twitter.com/5Hvuf8cLmd
— Juan Carlos Monedero (@MonederoJC) July 6, 2023
Para colmo, en una campaña que gira obsesivamente en torno al sanchismo y al antisanchismo, el PSOE amenaza con fagocitar una izquierda alternativa a la que, tras años de socio minoritario de gobierno, le cuesta un mundo diferenciarse de los socialistas. Pinta regular para Sumar.
En el otro lado, y aunque Vox hace bastante ruido, el hecho es que el PP ha vuelto a ser el partido alfa de la derecha española: ha devorado a Ciudadanos (Albert Rivera está hablando con las palomas del parque) y, según las encuestas, sacará más de 100 escaños a Vox el 23-J (ahora se llevan 37 escaños). El bipartidismo, en definitiva, va a tener su mejor resultado electoral desde 2011 (año del 15-M).
El bipartidismo ha vuelto. Puede que tenga sus escarceos con terceros de vez en cuando, como Onieva en los baños de su discoteca, pero el matrimonio disfuncional y tradicional ha vuelto a consumarse. Lo de toda la vida. Es lo que hay.
No sé si saben que este fin de semana se han casado Tamara Falcó e Íñigo Onieva. Por si acaso es usted un pastor de cabras de Tora Bora y no conoce nada de este asunto, le haré una pequeña introducción: ella es la hija de Isabel Preysler y él un fogoso empresario de la noche madrileña que ha metido el braguetazo de su vida...