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Lo que pasó en los baños de Antena 3: Sánchez, Aznar y el rival más débil
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Carlos Prieto

La caída de Saigón

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Lo que pasó en los baños de Antena 3: Sánchez, Aznar y el rival más débil

Los inquietantes parecidos entre el primer debate de la democracia (González/Aznar en el 93) y el cara a cara Feijóo/Sánchez. Trastienda y cagadas de un duelo de titanes

Foto: Aznar, Feijóo y Rajoy, en 2010. (EFE)
Aznar, Feijóo y Rajoy, en 2010. (EFE)

Hoy, en ecos de los noventa

Fellipe González adelantó las elecciones de 1993 por la crisis institucional (eran los años de la corrupción y la caída del felipismo). Según Jorge Rábago, creador del departamento de telegenia del PP, “la campaña contra González fue muy agresiva”. Las encuestas daban mayoría al Partido Popular de un meritorio José María Aznar.La derecha está exultante, pero no todo está hecho”, dijo esos días Felipe González. Era la hora del primer debate presidencial televisivo de la democracia.

Este contexto, salido del pódcast Cara a cara (Sonora), tiene varias similitudes con el presente: elecciones generales precipitadas, antisanchismo/antifelipismo en máximos, PP con viento a favor, intento de remontada socialista y debate decisivo entre presidente en apuros y candidato por testar que no sale según lo previsto: les fue peor a los favoritos (González y Sánchez) que a los candidatos (Aznar y Feijóo). Vuelco de expectativas y subestimación del rival.

Vuelo al infierno

Las negociaciones del primer debate González/Aznar fueron leoninas: el presidente del Gobierno no quería que hubiera más de 22 grados en plató (temía el sudor), unos querían atril y otros mesa, la mesa tenía que ser alta para que Felipe pudiera cruzar las piernas, pero no tan alta como para que Aznar pareciera bajito... Hicieron falta 110 horas de tira y afloja para firmar (ante notario) un “acuerdo con un nivel de concreción que rozaba la paranoia”, según el pódcast.

Foto: Foto: Reuters/Borja Suárez.

Pero si ambos partidos lo dieron todo en la negociación, no puede decirse lo mismo de la preparación. Si Aznar se lo tomó como una oposición a vida o muerte (asesorado por el fontanero Pedro Arriola), el PSOE tuvo cosas más urgentes de las que ocuparse, como capear la tormenta interna, con felipistas (que controlaban el Gobierno) y guerristas (que controlaban el partido) a guantazo limpio: se formaron dos comités electorales diferentes en Ferraz y en la Moncloa.

“Esa campaña la hizo Felipe González casi solo”, cuenta en el pódcast Rosa Conde, exportavoz del Gobierno.

El PSOE, en efecto, tomó decisiones electorales pintorescas. El fin de semana víspera del debate, Ferraz mandó a Felipe a Canarias a hacer campaña. Bien porque el guerrismo ponía chinas en el zapato, bien por la típica negligencia de la primera vez, bien por exceso de confianza en la superioridad retórica de González sobre Aznar, el PSOE preparó el debate de aquella manera. Para colmo, en el viaje de vuelta de Felipe a Madrid, se abrió una puerta del avión en pleno vuelo y “no se estrellaron de puto milagro”, cuenta Julio Feo (PSOE) en el pódcast. Tras enderezar el rumbo, el avión aterrizó de nuevo en Las Palmas. El incidente se ocultó. González llegó a Madrid a las cuatro de la madrugada del día del debate, al que se presentó "tocado" y casi sin dormir.

"Miguel Ángel Rodríguez quería tensión, hostias y patadas en la tibia"

Llegado el Día D, con Aznar y Felipe ya en la cadena, el debate estuvo extraoficialmente suspendido porque no había acuerdo sobre quién lo abría y quién lo cerraba (negociación dejada para el último minuto). En plena histeria, Javier Arenas (PP) y Txiki Benegas (PSOE) se encerraron en un cuarto de baño de Antena 3 para desatascar la situación. Como no lo lograban, entró en el baño “el tío de las corbatas”, Manuel Campo Vidal, moderador del debate, que arrancó un pacto de mínimos a los partidos. Fumata blanca.

El debate arrancó. Segundos fuera.

La primera artimaña de Aznar fue hablar de corrupción, tocara el bloque que tocara, lo que pilló desprevenido al presidente, al que el candidato no dio respiro.

"González no se podía creer la avalancha de tortas que le estaban cayendo", cuenta Miguel Ángel Rodríguez en el pódcast.

Foto: Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo, en el debate electoral del pasado lunes. (Reuters/Juan Medina) Opinión

Un González incómodo, a rebufo e incapaz de encontrar el tono adecuado. ¿Les recuerda a algo? Aznar y Feijóo con la escopeta cargada y descolocando a unos rivales espesos para las réplicas certeras.

Si Sánchez chocó contra las expectativas —tras su exitosa gira mediática, se le vendió como favorito, pero topó con un hueso inesperado—, Felipe minusvaloró a su rival hasta la incomodidad física: durante el debate, le habló directamente al moderador, ignorando al candidato. Fue un grueso error: su tiro de cámara era lateral, parecía que rehuía a Aznar por miedo y no miraba a los televidentes cuando hablaba. Dicen que un asesor le había aconsejado ningunear a Aznar. Felipe no cambió de idea hasta el descanso.

El comandante

Tras el debate del 93, hubo consenso: Aznar había ganado. Como toque surrealista, Fidel Castro escribió una carta a González proclamándole “ganador” por estar "a gran altura contra un adversario que le provocó". Las palabras del comandante no impidieron que estallara una guerra de culpas en el PSOE… que dura hasta hoy. Rosa Conde culpa a dos jóvenes asesores del PSOE —los ahora célebres Miguel Contreras y Miguel Barroso— de que González no mirara a Aznar, mientras Contreras lo achaca a la chapucera y azarosa preparación gubernamental del debate. Para rematar, guerristas y felipistas llevan años cruzándose acusaciones sobre el errático asesoramiento a González. Si 30 años después continuamos con esta cantinela, no es difícil imaginar la tensión interna en el sanchismo tras el flojo cara a cara con Feijóo.

Foto: Propaganda electoral en la calle. (Reuters/Jon Nazca) Opinión
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A diferencia de Sánchez, Felipe tuvo un segundo cara a cara en Telecinco para resarcirse (el PP estudió no presentarse —presentían que ya no volverían a pillar desprevenido al PSOE—, pero cumplió con la palabra dada). González se preparó el segundo debate a fondo con Almunia y los Migueles. No solo venció: cogió impulso para ganar sus últimas generales por sorpresa. Con Feijóo decidido a no aparecer en el debate a cuatro la semana que viene, Sánchez tendrá que buscar otra bala de plata.

El círculo

Hablan Jacobo Bergareche y Jerónimo Andreu, creadores del pódcast Cara a cara:

Jacobo Bergareche: “La derrota de González tuvo muchos factores: mala preparación, soberbia, menosprecio de un rival al que no veían dotado para la retórica”.

Jerónimo Andreu: “A González le dieron malos consejos de realización, pero también le perdió la actitud displicente hacia Aznar”.

"La derrota de González tuvo muchos factores: mala preparación, soberbia, menosprecio de un rival que no ves dotado para la retórica”

Jacobo Bergareche: “Cuando preguntas por un debate electoral años después, ves que al final nos quedamos sobre todo con la gestualidad, con quién estaba tranquilo y quién estaba nervioso, son más debates de gestos que de ideas. Del 93 quedó que González miraba a la cámara que no era y (por lo que sea) no miraba a Aznar. Lo que quedó es que despreciaba a Aznar”.

Jerónimo Andreu: “Es sorprendente que Sánchez cayera en la misma trampa que Felipe 30 años después: no prever que tu rival iba a ir a por ti".

Foto: Propaganda electoral en la calle. (Reuters/Jon Nazca) Opinión
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Jacobo Bergareche: “Entonces se hacía política para los mítines, no para las teles, y cuando un candidato hablaba en televisión, metía parrafadas de 10 minutos, como le gustaba a González. Al PSOE le pilló el primer debate anclado aún en la política setentera, el PP era un partido mejor preparado para la tele”.

Jerónimo Andreu: "Ahora que sabemos que Miguel Ángel Rodríguez recomendó a Feijóo salir al ataque en el debate del lunes, se ha cerrado un círculo: en el 93, hubo tensiones preparatorias en el PP: entre los arriolistas, que querían que Aznar se centrara en prepararse los temas, y los rodriguistas, que querían tensión, hostias y patadas en la tibia. Si en el primer debate triunfaron los rodriguistas, en el segundo lo hicieron los arriolistas, que dijeron a Aznar: ya ganaste el primer debate siendo agresivo, ahora te toca ser presidenciable. No les acabó de salir bien”.

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