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El informático de Nueva York que sabe lo que ha pasado estos días en España
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Carlos Prieto

La caída de Saigón

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El informático de Nueva York que sabe lo que ha pasado estos días en España

Por qué la campaña más movida nunca vista no parece haber movido gran cosa

Foto: El cara a cara entre Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo. (Atresmedia)
El cara a cara entre Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo. (Atresmedia)

Martin Scorsese no estaba en su mejor momento personal y artístico cuando rodó Jo, ¡qué noche! (surrealista traducción de After Hours, 1985), comedia aparentemente menor sobre un informático que sale a tomar una copa después del trabajo, la noche se enreda de mala manera y sus múltiples intentos de volver a casa acaban en fiasco, con todas las tribus urbanas de la (aún) asalvajada Nueva York ochentera conspirando contra él. Una de las múltiples genialidades de esta película negrísima es su final, cuando el informático (en estado de confusión absoluta) acaba depositado en su oficina un minuto antes de que vuelva a abrir por la mañana. Agitado viaje circular que nunca olvidará.

Pues bien: la campaña electoral de Sánchez y Feijóo ha sido un Jo, ¡qué noche! de libro.

Foto: Lona de Avaaz contra los pactos PP/Vox. (EFE) Opinión

Si uno mira los promedios de encuestas, observa un fenómeno fascinante: el día antes de que empezara la campaña, el PSOE y el PP tenían porcentajes de voto muy parecidos a los de ahora.

¿Nos podíamos haber ahorrado todo esto? ¿Las campañas no mueven nada? Algo mueven, y algunos picos de sierra ha habido, aunque nada del otro jueves. Pero si las encuestas se han movido más bien poco, Sánchez y Feijóo están como el informático de Jo, ¡qué noche! tras su farra más loca, como si les hubiese pasado un huracán por encima, aturdidos tras no pocas tribulaciones electorales.

Foto: Mitin del PSOE en Elche. (EFE) Opinión

La campaña ha sido una montaña rusa emocional en la que los dos principales candidatos han tenido momentos muy buenos y momentos muy malos. Dado que el PSOE venía del abatimiento absoluto, podría decirse que la campaña le ha ido bien, salvo que Sánchez falló estrepitosamente en el momento decisivo (el cara a cara).

Al contrario, el PP arrancó en máximos de euforia y mínimos de interés en una campaña movida, el hiperactivo PSOE le desbordó por momentos y, aunque Feijóo salió como un tiro del debate, ha acabado a la defensiva, pidiendo la hora y dando explicaciones por todos los crímenes cometidos y por cometer.

Foto: Leticia Sabater, icono pop. (Telecinco) Opinión

Como en Jo, ¡qué noche!, ambos candidatos han sufrido todo tipo de emboscadas y peripecias durante su viaje al fin de la noche de la democracia española: acusaciones de mentir más que hablar, de hacer la guerra sucia y hasta de compadrear con narcotraficantes.

La tormenta de mierda ha sido contundente, pero, al final del camino, estamos como al principio, solo que mucho más agotados. Empate catastrófico y extenuante.

O como le dice un camarero al sufrido informático de Scorsese: “¿Quiere una copa? Tiene cara de necesitarla”.

Martin Scorsese no estaba en su mejor momento personal y artístico cuando rodó Jo, ¡qué noche! (surrealista traducción de After Hours, 1985), comedia aparentemente menor sobre un informático que sale a tomar una copa después del trabajo, la noche se enreda de mala manera y sus múltiples intentos de volver a casa acaban en fiasco, con todas las tribus urbanas de la (aún) asalvajada Nueva York ochentera conspirando contra él. Una de las múltiples genialidades de esta película negrísima es su final, cuando el informático (en estado de confusión absoluta) acaba depositado en su oficina un minuto antes de que vuelva a abrir por la mañana. Agitado viaje circular que nunca olvidará.

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