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Imaz, Villaseca y el chispazo eléctrico
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Israel García-Juez

La Feria de las Vanidades

Por
Israel García-Juez

Imaz, Villaseca y el chispazo eléctrico

 En un afán por intentar parecer más modernos, el Club Español de la Energía decidió celebrar su Balance energético de 2012 y perspectivas para 2013 en la sede

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En un afán por intentar parecer más modernos, el Club Español de la Energía decidió celebrar su Balance energético de 2012 y perspectivas para 2013 en la sede madrileña del Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos, lo cuál nos llevó a un grupo de periodistas de un salón de los años 50 a otro de los años 60. Amplias vigas de madera en el techo, cortinas tan gordas que se pueden quedar de pie como un capote (son las favoritas de los ácaros me aseguran los expertos) y una tenue luz que invitaba a las 5 de la tarde a dejarse caer en los dulces brazos de Morfeo son los ingredientes que dan apertura a esta crónica. De hecho, era gracioso pues cada vez que se abría la puerta del pasillo y entraba un rayo de luz se oían voces refunfuñando por haberles provocado el desvelo.

Tengo que decir en honor de la sede de Almagro 42 que las butacas con mesita incorporada es lo que ansiamos todos los reporteros rellenos de crema pues facilita mucho nuestra labor.

El presidente del Instituto Español de la Energía, Rafael Villaseca -también es CEO de Gas Natural Fenosa- nos esbozó lo que ha ocurrido y puede pasar en el sector energético español: cae la demanda por una crisis que dura ya un lustro y seguimos siendo una isla energética al no estar bien interconectado con el resto de Europa. La gente que está en el sector está muy bien formada, pero ¿qué pasa con el déficit tarifario? se preguntaba él, el Gobierno y todos a los que nadie nunca nos ha sabido descifrar el misterio insondable de la factura de la luz, concetos y reconcetos que diría Pepiño Blanco.  

Para que la sangre no llegara al río, enseguida intervino Alberto Nadal, que es secretario de Estado de Energía. Hay quien asegura que por encima de este cargo está el de ser el hermano gemelo de Álvaro Nadal, director de la Oficina Económica de Moncloa y uno de los pocos hombres que susurra a Mariano Rajoy lo que hay que hacer. De hecho, se dice en los mentideros madrileños que su hermano le colocó allí para hacer contrapeso al todopoderoso Cristóbal Montoro, cuyos tentáculos van más allá del Ministerio de Hacienda. Sea como fuere Alberto aplaudió cómo ahora el sector produce más de lo que necesita el país, destacando el fuerte aumento de las renovables; estableció que el déficit tarifario es de sólo 2.700 millones de euros y afirmó que habrá un marco regulatorio estable cuando las finanzas públicas se estabilicen, pues ésa es la prioridad del Gobierno. Para poder diferenciar a Alberto de su hermano, sepan los señores lectores que el energético se ha dejado barba.

María Sicilia, subdirectora de Planificación del Ministerio, destacó que nos hemos enfrentado a años hidrológicos muy malos, lo que penaliza la producción y volvió a repetir el mantra gubernamental de que este año ya empezará la recuperación. Su exposición demostró que la paridad es posible y que una mujer puede ser igual de pesada que un hombre cuando aborda temas áridos. Tan es así que hasta el micrófono se acoplaba tratando de dar un respiro a la audiencia y, aunque sorprenda, cada vez que terminaba uno de los ponentes de hablar se producía una desbandada de asistentes. Si el ritmo siguió así, al final del acto quedaba sólo el del foco de las luces.  

El presidente de la Asociación de Operadores Petrolíferos, Josu Jon Imaz, es ejemplo claro de que en política si te mueves bien puedes encontrar un gran acomodo en el sector privado. Su sueldo actual en Repsol dista mucho del que percibía como presidente del EBB con el PNV, aunque podemos decir en su defensa que por lo menos es Doctor en Ciencias Químicas, es decir, de petróleo sabía algo, más lo que haya aprendido en este período. Con todo, sólo alcanzó a explicar que la gasolina sube siempre y que los motivos son: el cíclico embargo del crudo iraní, el cierre de refinerías, incendios en plantas en Venezuela, mala cosecha del maíz, planes de estímulo Obama… Vamos que el que no se consuela es porque no quiere pues le ofrecen un amplio abanico de excusas.

Al terminar de hablar me dí cuenta de que cada ponente ofrecía un acento diferente de la geografía española y de las influencias que hacen las lenguas extranjeras sobre el castellano.

Eduardo Montes, presidente de Unesa, y uno de los directivos más importantes que ha tenido España al frente de una corporación alemana, dijo con su pragmatismo germánico que la deuda eléctrica es 10 veces superior a la que apuntaba el secretario de Estado, es decir, 27.000 millones de euros, lo que representa un problema para el sector, primero, pero después para toda España, al ser el 2,5 % del PIB nacional. Eso por no hablar de que todo lo que represente apretar a este sector, importante generador de empleo, golpea nuestro flanco más débil: el paro.

Es evidente que todos los implicados deben reajustarse a la nueva realidad y que las cargas se repartan entre todos si no queremos volver a reeditar errores de un pasado no muy lejano, vinieron todos los participantes a concluir.

Entre los asistentes pude ver a José Folgado, presidente de REE, con esa alegría vital que le caracteriza tan propia de los zamoranos, y a gente como el presidente de Carbunión, Óscar Lapastora; Marta Margarit, secretaria general de Fedigas; Fidel Pérez, director general de I.D.A.E. (nunca he tenido claro la utilidad de este Instituto, ¿no es el sentido común el que debe regir estas cosas?). Rematando -no se me ocurre un término mejor- la jornada, Alberto Lafuente, presidente de la Comisión Nacional de la Energía. 

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En un afán por intentar parecer más modernos, el Club Español de la Energía decidió celebrar su Balance energético de 2012 y perspectivas para 2013 en la sede madrileña del Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos, lo cuál nos llevó a un grupo de periodistas de un salón de los años 50 a otro de los años 60. Amplias vigas de madera en el techo, cortinas tan gordas que se pueden quedar de pie como un capote (son las favoritas de los ácaros me aseguran los expertos) y una tenue luz que invitaba a las 5 de la tarde a dejarse caer en los dulces brazos de Morfeo son los ingredientes que dan apertura a esta crónica. De hecho, era gracioso pues cada vez que se abría la puerta del pasillo y entraba un rayo de luz se oían voces refunfuñando por haberles provocado el desvelo.

Rafael Villaseca