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‘Espe’ quiere Cuba libre
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Israel García-Juez

La Feria de las Vanidades

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Israel García-Juez

‘Espe’ quiere Cuba libre

 Lo bueno que tienen los actos que se celebran en Casa América, antiguo Palacio de Linares, es que si son un tostón me pongo a hablar

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Lo bueno que tienen los actos que se celebran en Casa América, antiguo Palacio de Linares, es que si son un tostón me pongo a hablar con el fantasma de Raimunda. Ella me cuenta su atormentada vida de espectro junto a su marido José y yo le hablo de las vicisitudes del reportero que vive todo el día arrojado a la calle.

Sin embargo, acudía a un acto en el que hace menos de un mes y con parecidos intervinientes se montó una tangana con puñetazos incluidos. Precisamente, para evitar que se volvieran a producir incidentes, la organización optó por montar la presentación del libro de Guillermo Cortázar en una sala estilo Versalles, tan pequeña que no había espacio para que nadie pudiese mostrar sus habilidades pugilísticas.

Raúl Rivero, poeta, periodista, colaborador del PP en relaciones internacionales y disidente cubano, no sé muy bien si en este orden, fue el encargado de presentar a Cortázar con versos de su nuevo libro: Cuba, camino de libertad, así como un breve resumen de los avances conseguidos desde el exilio. La dicción no es el fuerte de Rivero, con lo que tengo que suponer que están trabajando duro por conseguir que la democracia llegue a la isla. A continuación, y previa presentación de Esperanza Aguirre, tomó la palabra Berta Soler, portavoz de las Damas de Blanco.  

Aquellas mujeres cuyos maridos, hijos o hermanos se encuentran en la cárcel por denunciar los abusos del régimen castrista. Se trataba de su primer viaje al extranjero y, sin leer papel alguno, emocionó al respetable con sus relatos. Vestía de riguroso blanco, haciendo honor a su causa, color que contrastaba con su piel negra. No era la única: muchas mujeres de la sala acompañaban su atuendo con un simple pañuelo blanco en señal de solidaridad. Con un firme acento caribeño pero más entendible que su antecesor, volvió a recordarnos la precaria situación de los cubanos, y se deshizo en agradecimientos al “pueblo español” por todo su apoyo.

Ex presos de la dictadura castrista se acercaban a los periodistas para explicarnos que aquella mujer era “su señora”, pues había conseguido para muchos de ellos visados para Estados Unidos. 

Rosa María Payá, hija del disidente cubano Oswaldo Payá, fallecido en un extraño accidente de tráfico en el que se vio involucrado Ángel Carromero, dirigente de Nuevas Generaciones del PP madrileño, era uno de los platos fuertes del acto. Sin embargo, nunca llegó a aparecer debido a la reunión que tenia con el ministro de Asuntos Exteriores, Jose Manuel García Margallo, que, al parecer, la retuvo más de la cuenta.  

Cuando llevas invitados muy famosos corres el peligro de que no se hable casi de tu libro, pero eso es algo que Guillermo Cortázar debería haber previsto. Llegó el primero al salón, pero ni por esas. Casi todo el interés mediático se lo llevó una mujer que dejó la Presidencia de la Comunidad de Madrid para abandonar la Política con mayúsculas y estar más con los suyos, Esperanza dixit. Pero lo cierto es que no hay semana que no haga polémicas declaraciones políticas y, salvo que tenga el don de la ubicuidad, no es posible que esté con los suyos y de road show constante. Tan es así que su wasap echaba humo durante todo el acto con cientos de miles de mensajes.  

La expresidenta de la Comunidad de Madrid presentó a Cortázar como un “amigo y compañero”, aunque le recriminara que le interrumpía en su discurso. El hombre quería hablar, que para eso presentaba un libro. De hecho, Guillermo el único mensaje que consiguió colocar es que no te puedes llevar bien con quien no quiere y que Cuba lleva sufriendo 54 años de dictadura. 

"Espe" no tuvo reparos en criticar la dictadura y ella sola nos dio el titular, y lo repitió “por si a algún periodista se le había acabado la tinta del boli": el sistema cubano es la “dictadura comunista, más siniestra, arcaica, duradera y anacrónica de todo occidente”. Como buena liberal, y haciendo referencia a pasajes del libro, recordó los pasos que tiene que dar una sociedad para alcanzar la prosperidad. 

Arrancó en varias ocasiones las risas del público, como cuando sentenció: “Dios no me dará vida para otros 54 años, pero espero que a los Castro tampoco”.

Y como de libertad se trataba, cerró el acto como a muchos políticos les hubiera encantado en sus mítines: al grito unísono de “¡Viva Cuba libre!”.

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Lo bueno que tienen los actos que se celebran en Casa América, antiguo Palacio de Linares, es que si son un tostón me pongo a hablar con el fantasma de Raimunda. Ella me cuenta su atormentada vida de espectro junto a su marido José y yo le hablo de las vicisitudes del reportero que vive todo el día arrojado a la calle.