El Rey se sube a Rocinante para entregar los 'Pulitzer' latinos y lanzar pullas a la prensa

El día se vistió de gala en el Matadero de Arganzuela –sin Ana Botella, por una vez– para recibir a los Reyes, que iban a entregar por XXXI vez los Premios Internacionales de Periodismo Rey de España y de paso inaugurar la exposición “EFE, 75 años: historia de la primera agencia global en español”.

Día grande para José Antonio Vera y para su antecesor, Luis María Anson, que en presencia de Don Juan Carlos y Doña Sofía, a los que conoce de unas cuantas fechas, recibió con todo merecimiento el premio Aniversario en reconocimiento a su liderazgo en la cuarta agencia del mundo tras la muerte del general Franco y el encumbramiento a la jefatura del Estado del actual monarca.

No estuvo solo el jefe de EFE ni mucho menos. La vicepresidenta Soraya Saénz de Santamaría hizo los honores gubernamentales a SSMM; se nota que hay afecto. Pero la vicetodo estuvo escoltada en todo momento por sus edecanes principales, léase María González Pico y David del Cura, ribereños del Duero donde los haya. Don Juan Carlos, que hace esfuerzos inusitados con su muleta por no perder comba como corresponde a un comandante en jefe, lucía una corbata chillona color naranja que le han debido regalar en Valencia o aledaños. Doña Sofía, desafiando a la suerte, de nítido color amarillo con su serenidad aplastante propia de una gran señora que ha visto de todo.

En la Casa del Reloj del remodelado y pinturero Matadero de Legazpino cabía un piñón, pero sin exagerar. Flotaba en el aire un hedor a resaca electoral que nadie sabe a ciencia cierta cómo terminará por sustanciarse. Los del Gobierno creen que han salvado veinte KO y a partir de ahora se van a enterar los de la coleta. La Baronesa Thyssen fue de las primeras en llegar y está como una rosa del paseo de Recoletos. Emilio Butragueño está que se sale con eso de la Décima y hasta Federico Martín Bahamontes dice que no tardará en subir a golpe de pedal por los Montes de Toledo. También brillaron los toreros:Juan José Padilla sin Adolfo Suárez Illana, pero con Enrique Ponce y su suegro.

Juan Miguel Villar Mir hizo los honores en la mesa presidencial –por algo es pagano neto–, lo mismo que la presidenta de la Fundación Germán Sánchez Ruipérez y César Antonio Molina, el ex de Zapatero que siempre tuvo más talla que su jefe, ahora en calidad de director de La Casa del Lector en el mismo pabellón del Matadero.

Periodista sin cuento como il faut. Los expresidentes Alfonso S. Palomares, con libro bajo el brazo, y Miguel Ángel Gozalo. AAlejandro Grijelmo, el antecesor de Vera, no se le vioni se le esperaba porque dicen que lleva muy mal que el Gobierno del PP le remitiera de nuevo para Prisa, donde el oropel en cualquier caso es mucho menos. Ya no están en Moncloa ni Zapatero ni Fernández de la Vega y Letizia manda lo que manda.

Sí estaban los grandes de la historia de EFE. Los periodistas gráficos Manuel Hernández de León, Manuel Barriopedro y Antonio Millán, los que hicieron las fotos de Tejero entrando pistola en ristre en el Congreso. ¡Grandes, grandes! Hoy jubilados o en la arrumbada del periodismo gráfico.

Desde Alfonso Nasarre a Diego Armario pasando por Jorge del Corral y Carlos González Reigosa. Javier Ayuso en plan estadista, que es lo propio, sin quitar ojo de SM, que para eso tiene despacho en Zarzuela. Más discreto como siempre Javier Arenas, su segundo, que pasó una vida entera en Radio Nacional. Me tocó justo al lado de Luis del Olmo y Gloria Lomana, que en esta ocasión era acompañante de Josep Piqué, que es baranda en OHL.

Gentes de la cocina y de los conciliábulos. Samantha Vallejo-Nájera y no sé cuántos chefs de esos que están de moda.

Cuando Vera acabó la lectura de los premiadosLourdes Torres y el equipo de Univisión en Estados Unidos (50 millones de hispanos tras la estela de Barack Obama), junto a Martina Bastos (Etiqueta Negra, Perú) los más aplaudidos, Don Juan Carlos se lanzó en tromba hacia el micrófono. Se escuchó un muy breve pero sustancial parlamento real, leído, of course. Abajo, en las primeras filas de bancos, el jefe de la Casa, Rafael Spottorno, atento al dato, esto es, al continente y al contenido.

Después del primer brindis (“Gracias a la agencia EFE por dar a conocer al mundo la transformación de España”), se paró en seco para comentar:

“Premiamos hoy al periodismo SERIO Y RIGUROSO…”. Como aviso a navegantes. Repito: “Al periodismo SERIO Y RIGUROSO…”. Tengo para mí que después de más de treinta años de tener bula entre los medios de comunicación, ahora se lleva mal, muy mal, ser pasto de la crítica justa o injusta.

Don Juan Carlos se subió luego a Rocinante para cabalgar sobre lugares comunes, aunque tengo para mí que en esta ocasión no quiso dejar de dar letra sin puntada en relación con el periodismo y su ejercicio.

¡Pues ojo al coleta, porque está presto y dispuesto a consolidar su posición sobre la base de pedir paredón para el Señor! Un día sí y otro también.

Cada vez que me paseo por algún sarao de este porte no puedo dejar de recordar aquellos rasédel que fue presidente de la II República en el exilio y luego condecorado por el Rey: el tiempo todo lo puede. Porque, al fin y al cabo, qué son 75 años con F de Franco o de Falange, que tanto da que da lo mismo, para lo inabarcable que resultan los casi 500 millones de personas que deambulan por este mundo rezando a Dios en castellano.

Don Quijote, como España, que es lo mismo, son y serán eternos. Esto lo saben el Rey y la Reina.