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¿Hay que estudiar cine?
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Francesc de Carreras

La funesta manía de escribir

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¿Hay que estudiar cine?

¿Había que estudiar cine en el Bachillerato o bien el cine se aprendía, simplemente, en las películas que veías por casualidad? El interrogante nacía de la contradicción que paso a explicar

Foto: Imagen de ballardinix en Pixabay.
Imagen de ballardinix en Pixabay.
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Una amiga nacida a comienzos de los años setenta me confesó hace un tiempo que ella solo conocía las películas de cine producidas a partir de 'Superman'. La puse a prueba: le cité películas anteriores muy conocidas, directores y actores famosos que hace años ya murieron, corrientes como la comedia americana, los 'westerns' clásicos, el neorrealismo. Todo muy facilón. Pero nada, ni idea. Le sonaban vagamente los nombres de Hitchcock, Gary Cooper, Greta Garbo, Audrey Hepburn... Poco más. Le recomendé algunos directores y sus mejores películas. Ahora ya es una apasionada del cine de todos los tiempos.

En los últimos años de profesor, para intentar hacerme el moderno, proyectaba un par de películas cada curso para después conversar sobre su faceta jurídica. Por ejemplo, 'El hombre que mató a Liberty Valence' o '¿Vencedores o vencidos?'. Yo pensaba que daban mucho de sí, en la primera se podía comentar la relación entre la violencia y la ley, la libertad de expresión, la democracia representativa. Nunca vi que suscitaran entusiasmo, los alumnos salían con cara de aburridos, algunos me decían que las películas en blanco y negro no les interesaban...

Foto: Cine Doré, la Filmoteca Española

Todo ello me hizo reflexionar. Ya hacía años le daba vueltas a un interrogante para el que no encontraba una respuesta clara: ¿había que estudiar cine en el Bachillerato o bien el cine se aprendía, simplemente, en las películas que veías por casualidad? El interrogante nacía de la contradicción que paso a explicar.

En general, la gente lee menos literatura y ve más películas. Quizás esto sucede desde hace mucho tiempo, de cuando yo era pequeñito, pero hace años se ha ido acentuando, primero por la televisión, después por los CD y ahora, sin posible vuelta atrás, por las plataformas (Filmin, HBO, Amazon, Netflix, Apple...). El cine de barrio o de pueblo se ha extinguido y los multicines de las grandes ciudades quedan para aficionados exquisitos. La facilidad de ver una película y la dificultad de leer una novela son diferencias claras. ¿Debemos someternos al criterio de dar preferencia a lo fácil? Por supuesto que no. Pero sería ponerse una venda en los ojos ocultar, en ciertos aspectos, las ventajas del cine.

Foto: Interfaz de Filmin, la plataforma de cine y series española cumple 10 años. (Filmin)

Y no deberíamos considerarlo como algo malo, al contrario, hay películas muy buenas, buenísimas, de culto, obras que uno ve una y otra vez, hay también películas simplemente buenas, otras aceptables y un montón enorme de películas muy malas, exactamente horrendas... y muchas de ellas tienen éxito.

Mi amiga y los estudiantes no tenían ese tipo de cultura porque nadie les había enseñado cine

Quizás aquí es donde está el problema: nos falta cultura cinematográfica. Mi amiga y los estudiantes no tenían ese tipo de cultura porque nadie les había enseñado cine. Tenían la cultura cinematográfica del telefilme, el que veían tumbados en la salita de casa de sus padres viendo la tele, un tipo de películas lineales que no necesita ningún esfuerzo de comprensión, un poco como lo que antes llamábamos 'novelas de duro' porque valían cinco pesetas. Toda película que se desviara de este modelo ya no les interesaba.

Nadie dice que las novelas de duro son mejores que la gran narrativa rusa o francesa del siglo XIX, nadie lo dice porque nadie que haya leído un poco puede pensarlo. Pues bien, eso creo es lo que a muchos les sucede con el cine: no conocen otro distinto al que ven por casualidad, pero si lo conocieran se apasionarían por el buen cine, fuera antiguo o moderno, norteamericano o europeo, oriental o africano, serio o de humor, de espías, de guerra, de vaqueros, romántico, el que fuera. Ahora bien, para apreciarlo hay que aprender cine, ahora ya contamos con una tradición, son casi 100 años como arte de masas. ¿Por qué no se enseña en Secundaria?

Foto:  "Marsella" de Belén Macías

Hasta hace poco no era fácil: una novela ocupa poco espacio, es fácilmente transportable, cabe en cualquier rincón de la cartera de mano o en la maleta. El cine, en cambio, solo podía verse en las salas de cine y te proyectaban la película programada, no la que tú querías ver. Ahora eso ha cambiado: en un portátil se ven muy bien las películas y las plataformas —unas más y otras menos— suministran una cantidad bastante aceptable de buenos filmes a precios muy baratos, mucho más que las salas de cine.

Ahora bien, uno debe tener la cultura cinematográfica necesaria para saber escoger cuáles son las buenas películas, para ello hay que saber en primer lugar quién es el director, algo que hoy se ignora casi por completo si exceptuamos a Woody Allen. Estos conocimientos se deberían suministrar en la escuela, en los últimos años. Así podrán los alumnos empezar a distinguir entre 'El tercer hombre' y un telefilme romántico en la Viena de la posguerra, 'Solo ante el peligro' de cualquier otra película de cuatreros y 'Primera plana' (o 'Luna nueva') de una simple película de risa y cachondeo. El sentido de la amistad, el valor personal y la alegría irónica pueden aprenderse en estas películas. Son obras de arte.

Foto: Imagen de 'Cinema Paradiso'
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Con ello no quiero menospreciar la literatura, Dios me libre. Llena un hueco imprescindible en toda formación humana que no puede ocupar el cine: saber expresarse con propiedad y exactitud. La literatura, que no se acaba nunca, es la compañera a la que adoramos porque nos acompaña toda la vida. Pero si además de literatura estudiáramos cine, que apenas tiene un siglo, sacaríamos más provecho a lo que está en nuestras vidas y ante nuestros ojos.

Una amiga nacida a comienzos de los años setenta me confesó hace un tiempo que ella solo conocía las películas de cine producidas a partir de 'Superman'. La puse a prueba: le cité películas anteriores muy conocidas, directores y actores famosos que hace años ya murieron, corrientes como la comedia americana, los 'westerns' clásicos, el neorrealismo. Todo muy facilón. Pero nada, ni idea. Le sonaban vagamente los nombres de Hitchcock, Gary Cooper, Greta Garbo, Audrey Hepburn... Poco más. Le recomendé algunos directores y sus mejores películas. Ahora ya es una apasionada del cine de todos los tiempos.

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