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Y Zapatero cayó al foso
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Vicente Vallés

La Mirada Crítica

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Y Zapatero cayó al foso

Cuando alguien en Estados Unidos tiene el arrojo suicida de luchar por un escaño en las elecciones, la primera advertencia que le hacen sus asesores es

Cuando alguien en Estados Unidos tiene el arrojo suicida de luchar por un escaño en las elecciones, la primera advertencia que le hacen sus asesores es poco alentadora: en política siempre debes esperar que pase lo peor

Roger Ailes es el mago de la comunicación que en sólo cinco años consiguió que su cadena conservadora FoxNews superara en audiencia a la muy consolidada y respetada CNN. Pero antes de eso, Ailes fue asesor de Nixon, Reagan y Bush padre. Cuando sus jefes se enfrentaban a una comparecencia ante los periodistas, Ailes les contaba esta historia: un político convoca una rueda de prensa para anunciar un remedio que acabará con el cáncer; reúne a los periodistas en un teatro; al entrar, tropieza y cae desde el escenario hasta el foso de la orquesta; el titular de los periódicos del día siguiente será: un político cae al foso de la orquesta. Nada dirán sobre el remedio contra el cáncer. Moraleja: céntrate en lo que quieres vender y, por favor, no te caigas al foso. Zapatero quiso vendernos su presencia con Obama en la ONU y en el G20, pero tropezó con una foto y se despeñó al foso de la orquesta. 

No es difícil imaginar que la familia Zapatero ha vivido días muy duros. En cualquier otra familia, un episodio como el de la foto hubiese provocado largas conversaciones entre los padres y sus hijas, en el intento de que las menores asuman su enrevesada realidad sin que un trauma les cause males irreparables. Ser padre es una labor muy compleja. Ser padre de un adolescente tiene complejidades añadidas. Ser padre de dos adolescentes y, además, presidente del gobierno no ayuda mucho.

La foto es material para la trituradora de personas en la que a veces se convierte Internet. Ahora sabemos a qué se refería Leire Pajín cuando dijo que la coincidencia de Zapatero con Obama iba a ser un acontecimiento planetario. Sólo cabe desear que el paso de los días calme el disgusto y apague el incendio emocional que debe sufrir la familia del presidente. Nadie merece algo así.

La familia

Pero ¿qué se hace con la familia cuando se aspira a ocupar el despacho más poderoso del país? La ambición es consustancial al político. Sin embargo, hacer eso compatible con el anonimato es como jugar al fútbol y pretender que nunca te den una patada. 

España es un país peculiar, también en esto. Y Zapatero es extraordinariamente peculiar, sobre todo en esto. Pocos han alardeado tanto de su familia. No hay español que no conozca la trayectoria del abuelo republicano del presidente, dato que no debería resultar tan llamativo: al menos media España tiene abuelos republicanos.

Sabemos también, porque nos lo dijo Zapatero, las cosas que sus hijas, entonces más pequeñas, opinaban sobre la presencia de las tropas españolas en Irak. En 1980, a Jimmy Carter le costó media presidencia decir en un debate electoral con Ronald Reagan que había tenido una conversación con su hija Amy sobre las armas nucleares.  

En España, donde la red familiar es tan consistente, Zapatero nombró a uno de sus primos, José Miguel Vidal Zapatero, para un puesto en el gabinete de la presidencia. Esta es la parte oficial, pero hay otra extraoficial. Luis Rodríguez Aizpeolea, periodista del diario El País, escribe en su libro "Ciudadano Zapatero" que el presidente, el hombre que tiene a su disposición las vicepresidencias, los ministerios, un ejército de asesores y expertos, y toda la administración del Estado, "suele contar con la opinión de su padre (Juan Rodríguez), así como de su hermano Juan, antes de tomar algunas decisiones". Zapatero fue el encargado de presentar ese libro, dando crédito a lo que allí se publicaba. 

En año y medio hemos pasado de las chanzas sobre la niña de Rajoy (¿recuerdan?) a los comentarios corrosivos y lúgubres sobre las niñas de Zapatero, lo que demuestra que, en efecto, hay que estar preparado para lo peor, porque la política funciona como nos explicó el personaje de Sean Connery en 'Los intocables de Eliot Ness': "¿Quieres saber cómo pillar a Al Capone? Si él coge un cuchillo, tú coges una pistola; si él manda a uno de los tuyos al hospital, tú mandas a uno de los suyos a la morgue. Así es como pillarás a Capone".

Cuando alguien en Estados Unidos tiene el arrojo suicida de luchar por un escaño en las elecciones, la primera advertencia que le hacen sus asesores es poco alentadora: en política siempre debes esperar que pase lo peor

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