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Antoni Fernàndez Teixidó

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Valls como síntoma

Las prioridades de los contendientes políticos por la ciudad de Barcelona son aún confusas y pueden llegar a ser perturbadoramente instrumentalizadoras

Foto: El ex primer ministro de Francia Manuel Valls. (EFE)
El ex primer ministro de Francia Manuel Valls. (EFE)

La posibilidad de que el exjefe del gobierno francés, el socialista Manuel Valls, encabece una candidatura por Barcelona en las próximas elecciones municipales ha irrumpido con fuerza en la política catalana. Ciudadanos pretende que Valls sea su candidato y este ha respondido cortésmente que, en cualquier caso, podría eventualmente encabezar una plataforma conjunta de partidos unionistas para enfrentarse al independentismo catalán.

El PP poco ha dicho, hasta ahora, en parte porque la iniciativa, si se concretara, podría aliviar las siniestras expectativas de los populares en Barcelona. El PSC se opone resueltamente y defiende su apuesta por Collboni, formalmente proclamado candidato del partido. Valls medita, y sospecho que no será sencillo verle finalmente en un escenario electoral. Analistas a favor y analistas en contra discuten sobre la idoneidad y legitimidad de una alternativa como la apuntada. Independentistas que le saludan como un candidato al que batir holgadamente, y unionistas que suspiran por derrotar al separatismo en los próximos comicios municipales con Valls, u otro, como su portaestandarte.

Foto: Manuel Valls y Albert Rivera en un acto en la Casa Llotja de Mar de Barcelona. (EFE)

Conviene señalar tres aspectos que me parecen esenciales y que no advierto que tengan el peso que deberían en las múltiples declaraciones y manifestaciones varias. El primero, tiene que ver con la alcaldesa Colau. No se ha pronunciado, hasta el momento, pues intuye que esta teórica disyuntiva le favorece claramente. Aunque las críticas a su gestión arrecian con fuerza en los barrios populares, se escapa por el momento del crítico balance que debe hacerse de sus políticas —algunas disparatadas, otras inútiles y las más, insustanciales—.

El segundo, guarda relación con el inmenso error estratégico que supone poner a Barcelona, la capital de Cataluña, en el centro del debate, con fines exclusivamente politicistas que hacen de la independencia o la antiindependencia la razón de ser de la contienda. Se trata, para unos y otros, de cronificar la política de bloques que hoy tiene a Cataluña paralizada, estancada, sin capacidad para progresar en la dirección adecuada. Condenar a los ciudadanos a un debate meramente ideológico sobre escenarios nacionales es un grave atentado contra la solución de los problemas que los barceloneses padecen día a día. El tercero me parece el más significativo, Barcelona necesita más política concreta que nunca. La trayectoria de los "comunes" en la ciudad presenta un saldo pobrísimo de realizaciones, quiméricas promesas incumplidas, y escenificaciones ridículas. Barcelona demanda respuestas políticas de alcance consensuadas.

La trayectoria de los "comunes" en la ciudad presenta un saldo pobrísimo de realizaciones, quiméricas promesas incumplidas

Sin la necesaria confrontación y evaluación en torno a programas de acción para avanzar en la resolución de los déficits que los ciudadanos de Barcelona tienen, el tiempo está perdido. Colau y su equipo no sirven para resolver las cuestiones de envergadura que la ciudad debe afrontar en los próximos años. Es imprescindible volver a hablar de todo aquello que nos permitirá crecer con prosperidad. Talento, innovación, liderazgo, empresa, comercio y compromiso para hacer de la Ciudad Condal un instrumento de modernidad al servicio de todos y cada uno de sus habitantes. Capital de referencia, ambiciosa, orgullosa y amable, de Cataluña, España y Europa.

Los separatistas piensan que la prioridad es ganar ampliamente la madre de todas las batallas, y que la capital de Cataluña debe estar al servicio de un ideal superior: la independencia. Al contrario, PP y Ciudadanos tienden a creer que hacer frente a las municipales con el ancla de una candidatura antiindependentista favorecería sus expectativas electorales, hoy muy inciertas. Naturalmente, Valls tiene el derecho, como ciudadano europeo, a ser candidato en la próxima contienda municipal. Y no se trata de añadir ni un solo elogio, ni una sola crítica más a sus capacidades, que seguramente son muchas. Ha de pretenderse justo lo contrario, poner en el centro del debate político que las estrategias de los partidos que compitan tienen que estar empapadas de las necesidades perentorias de los barceloneses y de las soluciones de sus múltiples dificultades. La posibilidad del factor Valls es un síntoma claro de que las prioridades de los contendientes políticos por la ciudad de Barcelona son aún confusas y pueden llegar a ser perturbadoramente instrumentalizadoras.

Urge recuperar las instituciones de autogobierno, levantar el 155 y plantar las bases para un diálogo sincero y leal con el Gobierno central

La situación de Cataluña es en esta hora, crítica, y urge recuperar las instituciones de autogobierno, levantar el 155, hacer efectivamente política, y poner las bases para un diálogo sincero y leal con el Gobierno central. Esta es una tarea impostergable que hay que empezar cuanto antes. Ahora bien, Barcelona podría ayudar a este cometido si contáramos con un Gobierno municipal, que al margen de las pretensiones ideologizadas de todos, pusiera en el centro de su actividad cómo hacer de la ciudad una apuesta por la modernidad, prosperidad, crecimiento sensato y civismo. El debate en torno a Manuel Valls es un síntoma de que para demasiados políticos, las primeras cosas distan de ser lo primero.

La posibilidad de que el exjefe del gobierno francés, el socialista Manuel Valls, encabece una candidatura por Barcelona en las próximas elecciones municipales ha irrumpido con fuerza en la política catalana. Ciudadanos pretende que Valls sea su candidato y este ha respondido cortésmente que, en cualquier caso, podría eventualmente encabezar una plataforma conjunta de partidos unionistas para enfrentarse al independentismo catalán.

Catalán Nacionalismo Ciudadanos Manuel Valls