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Reinventar a Sánchez o cómo Jorge Moragas relanzó a Rajoy en 2015
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Ángel Alonso Giménez

Los tártaros

Por
Ángel A. Giménez

Reinventar a Sánchez o cómo Jorge Moragas relanzó a Rajoy en 2015

El que fuera jefe de gabinete del expresidente diseñó un plan para recuperar la comunicación del Gobierno y del PP, y, sobre todo, a un líder que no lograba vender su gestión

Foto: Mariano Rajoy conversa con Jorge Moragas, en el Congreso. (EFE)
Mariano Rajoy conversa con Jorge Moragas, en el Congreso. (EFE)
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Pedro Sánchez es un político astuto. Pablo Iglesias lo sabe, y por ello, no lo subestima. Quien infravalora al presidente del Gobierno termina dedicado a la consultoría. Sin embargo, desde hace meses, se está debilitando. A la diaria guerra de guerrillas que le plantea el vicepresidente segundo se ha unido una preocupante caída de valoración ciudadana en la gestión de la pandemia, tal y como muestran los últimos barómetros del CIS. Han tenido que saltar las alarmas en Moncloa porque, de repente, el presidente solo habla de la única buena noticia posible en este contexto de pandemia: la vacuna.

Pero tampoco está luciendo mucho la estrategia. Quizá por las prisas, por la ansiedad o por todo eso junto, Sánchez anunció un plan de vacunación carente de objetivos concretos y de datos. Una grieta más en su coraza de invulnerabilidad. Aunque electoralmente sigue primero, empieza a pasar con este Gobierno que nada de lo que hace o anuncia resulta rentable. Cuando España se asoma por fin a unos Presupuestos nuevos, la prioridad del presidente desde febrero de 2019, el Ejecutivo balbucea.

Foto: El presidente del Gobierno preside la reunión del Comité de Seguimiento del Coronavirus y Vacunación, en el Palacio de la Moncloa. (EFE)

La situación recuerda a la que vivió el Gobierno de Mariano Rajoy en 2015. El país parecía que se acercaba a la recuperación, pero la sombra de los recortes era tan alargada que nada de lo que dijeran o hicieran el presidente, los ministros y los dirigentes del PP se vendía. Mientras, en las tertulias de las televisiones, Pablo Iglesias, Íñigo Errejón o Albert Rivera arrastraban unas cuotas de pantalla estupendas. Las elecciones autonómicas y municipales de ese año zarandearon a los populares de tal manera que se quedaron sin poder territorial y local. Entonces entró en acción Jorge Moragas.

El jefe de gabinete del presidente por aquella época recorrió los años 12, 13 y 14 entregado a las relaciones internacionales, pero su influencia en el líder del PP era tan notable que incluso le aconsejaba en decisiones sobre el partido. Se ha escrito que Soraya Sáenz de Santamaría resultó clave en la designación de Juanma Moreno como presidente del PP de Andalucía, pero la figura esencial aquí es Moragas, me cuenta una fuente próxima al Rajoy de entonces. La víspera de conocerse la noticia, el jefe de gabinete le dijo: "Presidente, Juanma es la persona". Ocurrió a primeros de 2014.

Potenciar a Mariano

Un año y medio después, el mandatario popular atravesaba una crisis de credibilidad y de imagen tremenda. El PP de esos años, liderado por María Dolores de Cospedal y Carlos Floriano, no acompañó nada. Las encuestas encogían el cuerpo electoral hasta el esqueleto; algunas incluso situaron el partido por debajo de los 100 escaños (tenía 186). Así que Moragas trazó un plan, dividido en dos fases. Esta es la secuencia, contrastada por dicha fuente:

1. Rejuvenecer el partido: Rajoy convocó un Comité Ejecutivo Nacional en junio de 2015 para renovar la dirección. Apostó por Fernando Martínez Maillo, Andrea Levy, Javier Maroto y Pablo Casado. Los cuatro se lanzaron a las tertulias, incluidas las de La Sexta, para batallar con Podemos y, sobre todo, con Ciudadanos. Moragas entró en esa nueva dirección y el presidente, además, le dio la coordinación de la campaña de las generales. La titubeante y acomplejada comunicación del PP se volvió osada, a veces demasiado, con el fin de vender gestión, pues en ese momento el contexto económico, al menos el macro, empezaba a soplar a favor.

placeholder Rajoy habla con Pablo Casado y Jorge Moragas.
Rajoy habla con Pablo Casado y Jorge Moragas.

2. 'El factor Mariano'. A pesar de los esfuerzos de la 'new generation' del PP, el partido no llegó fuerte a la campaña electoral de diciembre de 2015, aquellos comicios con sabor prenavideño. Desde meses antes, la sala de máquinas de Moragas venía detectando estancamiento. Activó una segunda fase, que se resumió así: si la gestión no se vende, si la ideología del PP no cuaja, hay que potenciar el carisma y la personalidad de Mariano.

Llevar a cabo la estrategia no fue sencillo. La idea tropezó con muchas reticencias en el gabinete de Presidencia y hasta en el propio Rajoy. Moragas tuvo que recurrir incluso a la mujer del presidente, Elvira Fernández, 'Viri', para convencerle de que debía mostrarse ante España como un tipo campechano y divertido. Lo logró.

Se trató de una campaña que giró alrededor de Mariano, no de Rajoy. Pudo comprobarse en la entrevista en el programa de Bertín Osborne, que rompió el 'share' de ese día (2 de diciembre de 2015), en la asistencia a 'La Sexta Noche' para responder las preguntas de la gente y en la grabación de otra entrevista con María Teresa Campos. Pudo verse en 'la colleja' a su hijo en el programa de deportes de COPE y hasta en la elegante reacción al puñetazo que le dio un ciudadano en Pontevedra.

Moragas tuvo que recurrir incluso a la mujer de Rajoy para convencerle de que debía mostrarse ante España como un tipo campechano y divertido

La estrategia tocó la parte emocional y, a la vez, la política. El candidato del PP alcanzó un resultado pobre, 123 escaños, pero mucho mejor que lo que auguraron las encuestas. Luego vinieron el no al Rey, la investidura fallida de Sánchez y la repetición electoral de junio de 2016, de la que el líder del PP salió mejor.

El 'plan Moragas' funcionó. Sus pilares estratégicos podrían aplicarse a Sánchez actualmente. Necesita el Gobierno comunicar mejor, y por extensión, el PSOE. La formación carece de portavoces potentes, ya que Adriana Lastra apenas sale. A José Luis Ábalos el mensaje le cunde poco. Y necesita Sánchez, sobre todo Sánchez, mostrar otra cara. El contexto no es favorable y se avistan nubes muy negras, pero si empieza a considerar algunas ideas de lo que hizo Rajoy en 2015, quizá cambie algo la tendencia. Es probable que Iván Redondo ya lo sepa.

Pedro Sánchez es un político astuto. Pablo Iglesias lo sabe, y por ello, no lo subestima. Quien infravalora al presidente del Gobierno termina dedicado a la consultoría. Sin embargo, desde hace meses, se está debilitando. A la diaria guerra de guerrillas que le plantea el vicepresidente segundo se ha unido una preocupante caída de valoración ciudadana en la gestión de la pandemia, tal y como muestran los últimos barómetros del CIS. Han tenido que saltar las alarmas en Moncloa porque, de repente, el presidente solo habla de la única buena noticia posible en este contexto de pandemia: la vacuna.

Mariano Rajoy Pedro Sánchez Jorge Moragas