Arquitectura académica: cuatro oasis ocultos en los colegios mayores de Madrid
De un colegio diseñado por Alejandro de la Sota a otro que esconde una pradera que ya quisieran para sí muchos festivales de música. Bienvenidos a los extraordinarios colegios mayores
Recubrimiento cerámico del Colegio Mayor César Carlos. (Fundación Docomomo)
Los colegios mayores universitarios no son como te los han contado. Ni ruinosos como el Johnny -el San Juan Evangelista, icono cultural hoy abandonado y que llegó a estar okupado- ni polémicos como el Elías Ahúja.
Si hasta ahora no has oído hablar de su arquitectura es, simplemente, por la escasa atención que se les ha prestado a lo largo de la historia, pero hoy vamos a remediarlo guiándote por los oasis que ocultan estos edificios. Y al acabar el recorrido y descubrir la sorpresa final, confiésanos si de verdad no te has replanteado eso de que "estudiar no es para mí".
Lo primero que comprobarás es que un edificio académico no es ni plano ni aburrido. Alejandro de la Sota, referente arquitectónico del siglo XX, lo dejó claro en su proyecto para el Colegio Mayor César Carlos, sobre el que escribió lo siguiente: "El destino de un colegio mayor es el de bien estudiar y bien convivir en él". Y vaya si lo consiguió.
Visto desde fuera, el complejo situado en la Ciudad Universitaria de Madrid parece un gran bloque moteado con una hendidura abierta en el centro. Aunque recuerda a un gran arco triunfal, se trata de dos torres simétricas de habitaciones recubiertas de una piel exterior cerámica de tonos verdes y amarillos que lo camuflan entre la vegetación de la parcela.
Fachada del edificio de habitaciones del Colegio Mayor César Carlos. (Fundación Docomomo)
Ambas torres están unidas en la parte inferior por la biblioteca -semienterrada- y en la parte del ático por un gimnasio-solárium-mirador que tiene las mejores panorámicas de la Sierra de Madrid y de toda la Ciudad Universitaria. Las habitaciones, a su vez, se comunican con el edificio bajo de servicios comunes del centro tanto por el jardín como por un novedoso pasillo subterráneo, según nos recuerda el archivo del Colegio de Arquitectos de Madrid.
Con semejantes espacios a disposición de estudiantes y opositores, no deja de ser irónico que el César Carlos sea vecino del decadente San Juan Evangelista, que exalumnos y referentes de la cultura siguen intentando salvar del derribo.
Vamos ahora al extremo opuesto de la Ciudad Universitaria para encontrar otro edificio-paisaje. Se trata de Nuestra Señora de Luján, más conocido como el Colegio Argentino de Madrid.
Su exterior esconde una de las construcciones más envidiadas de la zona, porque el edificio que crearon Carmen Córdova y Horacio Baliero abraza con su forma de media luna un gran jardín o pradera que bien podría albergar un concierto o incluso un pequeño festival de música.
Jardín interior del Colegio Mayor Argentino. (Colegio de Arquitectos de Madrid)
Las diferentes terrazas en las que el edificio se organiza le sirven para adaptarse al desnivel de la parcela. Ello permite que los dormitorios miren al paisaje bucólico, que contrasta con unos interiores poderosos y escalonados.
Para los que no han estado en este jardín, les invito a acercarse a cualquier acto cultural de los que tienen lugar en el Luján. Solo así podrán ver la chimenea monumental, descender por las terrazas y pisar la hierba fresca de la pradera que se hunde sobre el nivel de la calle, donde nos podemos olvidar del ruido y del tráfico que nos rodean.
Encontraremos otro oasis estudiantil con solo cruzar la calle, atravesando la galería porticada de acceso al patio del Colegio Mayor Santa Teresa de Jesús.
Puede que este no sea el colegio con más valor arquitectónico. Otros como el Santa María del Espíritu Santo -de José María de la Mata Gorostizaga y Ramón Vázquez Molezún- llaman más la atención por sus originales líneas quebradas y sus planos oblicuos de fachada resaltados por el ladrillo visto gris.
Sin embargo, el edificio de José Luis Arrese y José Manuel Bringas los supera por su legado histórico, ya que el Santa Teresa es el "heredero directo" de la humanista Residencia de Señoritas situada en la calle Fortuny, por la que pasaron nada menos que Marie Curie, María Montessori, Victoria Ocampo, Gabriela Mistral, María de Maeztu, Victoria Kent, María Zambrano, Rosa Chacel, María Moliner, Zenobia Camprubí, Concha Espina o Clara Campoamor.
Hall bajo el lucernario del Colegio Santa Teresa de Jesús. (Consejo de Colegios Mayores)
El complejo actual de planta en U, levantado durante el franquismo y dirigido hasta el final de la dictadura por la Sección Femenina, tiene fachadas desnudas, sin ornamentos. A pesar de ello, el patio y sus arcos son otro remanso de paz de inspiración casi monacal.
El legado del Cardenal Cisneros
El premio por llegar hasta aquí es conocer el más antiguo de los colegios mayores que existen en nuestra comunidad, de acuerdo al Consejo de Colegios Mayores de España. Dejamos la ciudad universitaria y nos trasladamos, como no, a Alcalá de Henares, donde lo que hoy conocemos como el Rectorado de su universidad albergó una vez el antiguo Colegio Mayor San Ildefonso, patrocinado por el cardenal Cisneros en el año 1499.
Si sus claustros y patios interiores arbolados ya son un refugio en sí mismos, es su espectacular fachada plateresco-renacentista lo que provoca mayor admiración. Y eso que este no es el frontal original de edificio, ya que Cisneros tenía tanta prisa por iniciar su proyecto para la primera universidad de la ciudad complutense que prefirió usar materiales sencillos, rápidos de elaborar y fáciles de trabajar como el ladrillo y la arcilla.
Fachada del rectorado de Alcalá, antiguo Colegio Mayor San Ildefonso Universidad de Alcalá.
Tuvieron que pasar 30 años -ya fallecido el cardenal- hasta que el arquitecto Rodrigo Gil de Hontañón recibió el encargo de ampliar el complejo y crear la nueva y magnífica fachada-telón. La misma está formada por un triple cuerpo diseñado como un retablo de caliza. Su espléndida decoración, que podríamos mirar durante horas, incluye símbolos religiosos y paganos, como son ángeles, cornucopias, alabarderos, atlantes, seres mitológicos, medallones dedicados a los doctores de la Iglesia y un Pantocrátor bajo el escudo del rey Carlos V.
Si este monumento no te inspira para estudiar o para meditar, pocas cosas lo harán, pero al menos ya conocerás otro capítulo más de la historia de nuestro extenso Madrid. Nos vemos en el siguiente capítulo.
Los colegios mayores universitarios no son como te los han contado. Ni ruinosos como el Johnny -el San Juan Evangelista, icono cultural hoy abandonado y que llegó a estar okupado- ni polémicos como el Elías Ahúja.