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Caminemos Madrid
Por
El increíble Hotel de Las Rosas: la fábrica de tesoros que desapareció de Chamberí
Visitamos los Talleres de Arte de Félix Granda, un complejo que sido borrado de la memoria de Madrid, pero que pervive en obras maestras como la corona de la Virgen de Covadonga o el sepulcro de San Juan de la Cruz
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Madrid tuvo una fábrica de tesoros en pleno Chamberí. Una industria donde se crearon obras que hoy están repartidas por palacios, mansiones, iglesias y basílicas dentro y fuera de España. Ese lugar era el Hotel de Las Rosas, sede de los inigualables Talleres de Arte de Félix Granda. Como el 99,99% de los madrileños, yo no sabía nada sobre ellos hasta que coincidí con Emilia González Martín del Río, doctora en Historia del Arte e incansable buscadora.
Ella me contó que a la izquierda de lo que hoy es el Paseo de la Castellana se levantó a principios del siglo XX una quinta rodeada de vegetación. Félix Granda Buylla, sacerdote asturiano bien relacionado y amante de las artes decorativas, se instaló allí en 1904 y lo bautizó como Hotel de las Rosas, porque hoteles u “hotelitos” era como se llamaba a las casas baratas o “viviendas higiénicas” que se construyeron en los nuevos ensanches de la ciudad.
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Si hoy sabemos cómo era ese enclave es gracias a las investigaciones y a la tesis doctoral de González que reúne el legado y las creaciones de este artista. El terreno estaba rodeado por una tapia adornada con relieves de cadenas a la que se accedía por una pequeña puerta con reja artística. Sobre esta, un dintel y dos leones pétreos aplastaban una serpiente con la garra. A través la misma se penetraba en un frondoso jardín con estatuas, incluido un poderoso centauro de cuatro metros de altura. Al final del paseo, arbolado con plátanos y arriates, estaba el primer edificio que Granda adosó al chalet original: un estudio de pintor con un pórtico de columnas y rematado en un frontón triangular.
El resto de edificios, de dos y tres plantas de ladrillo, formaba un patrón en U alrededor de ese eje central. Estas construcciones albergaban los talleres, dedicados a la producción de obras sacras y civiles. En total, el complejo llegó a tener más de doscientos maestros de la platería, la orfebrería, el dibujo, la fundición, la madera o el cincel.
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La vivienda de los Granda, por su parte, se levantaba en la parte superior y tenía un gran balcón escultórico desde el que se podía admirar el interior de la parcela, que también contaba con una línea de grandes chopos de sombra.
De Antonio Palacios a los Maumejean
Por el Hotel de las Rosas pasaron arquitectos como Antonio Palacios y Juan Bellido, escultores como José Capuz y hasta los vidrieros más famosos del país, los hermanos Maumejean.
De hecho, los talleres de Chamberí estaban en el cogollo de una colonia de artesanos entre los que se contaban los propios Maumejean, el escultor Pedro Barral o el pintor Joaquín Sorolla, que tenía su casa- hoy museo- muy cerca de allí. Incluso se ha relacionado a Granda con Gaudí. Ambos trabajaron en el Palacio Episcopal de Astorga -el arquitecto lo diseñó y el artista hizo la puerta del sagrario-, pero no se ha demostrado que el asturiano y el autor de la Sagrada Familia llegasen a conocerse.
Sobre lo que no hay duda es acerca de la calidad de los trabajos de la factoría de Chamberí, dirigida por Félix Granda como responsable y por su hermana Cándida Granda como mano derecha. “Cándida se quedó viuda a los 30 años, cuando su marido, militar de carrera y jinete, se cayó de un caballo. No tuvieron hijos, así que ella ejerció un papel clave como directora del departamento de platería y después como presidenta de la empresa”, subraya Emilia González para reivindicar su figura.
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De la imaginación de Félix Granda y del talento de sus equipos -pues nunca trabajaba solo – nació la espectacular corona de la Virgen de Covadonga, una joya hecha de oro, platino, perlas, rubíes, zafiros, corindones y brillantes. Tal es su valor que se guarda en una cámara acorazada desde que fue robada -y recuperada a los pocos días- en 1923.
Otra obra irrepetible es el monumental sepulcro de San Juan de la Cruz, que puede verse muy cerca de Madrid, en el convento de los Carmelitas Descalzos de San Juan de la Cruz de Segovia. El sepulcro, de cuatro metros y medio y colocado en un camarín diseñado también por Granda, asombra por las columnas que sostienen el cuerpo donde se asienta la urna funeraria. Mármoles, mosaicos, trencadís, bandas repujadas, relieves y estatuas demuestran la capacidad de Granda para unir las técnicas, estilos y disciplinas en un conjunto en el que trabajaron Capuz, Julio Vicent y Juan Adsuara.
El rastro de Granda
La capital también está llena de obras de los talleres. Si los Maumejean regaron la ciudad de vidrieras (el Hotel Palace, el Banco de España, la Casa de la Villa, el Casino, innumerables edificios residenciales), Granda hizo lo mismo en los templos y conventos de la capital. El retablo de la ecléctica iglesia-castillo de Santa Teresa en la Plaza de España, la custodia de la Adoración Nocturna, el Convento de las Comendadoras, el del Sagrado Corazón, la impresionante basílica barroca de San Miguel que ya conocen nuestros lectores o el Seminario Conciliar de Madrid han recibido sus obras.
Entre sus trabajos internacionales se cuentan el retablo del Sagrado Corazón de los padres jesuitas en La Habana, Cuba. Todo ello, por no hablar de la impresionante producción de orfebrería y platería civil (arcas, candelabros, juegos de té, marcos) que salió de los talleres y que constituye la parte más desconocida de sus creaciones.
Si ni siquiera los madrileños amantes del patrimonio conocemos la importancia de los Talleres de Arte de Félix Granda es por dos motivos. El primero es que el enorme complejo industrial de Chamberí en el que se producían estos tesoros se expropió y se derribó sin miramientos en el año 1964 para hacer sitio a los Nuevos Ministerios. Aunque la familia peleó para impedirlo y recurrió la expropiación, nada pudo evitarla. La segunda razón la capacidad de los herederos de Félix Grada para seguir trabajando de forma silenciosa y constante: hoy, la factoría continúa produciendo obras y restaurando patrimonio, aunque lo hace desde su sede en Alcalá de Henares.
El increíble Hotel de las Rosas ya no existe, pero sus tesoros perduran en investigaciones como las que os hemos contado y en centenares de lugares que pueden rastrearse en este Madrid que caminamos.
Madrid tuvo una fábrica de tesoros en pleno Chamberí. Una industria donde se crearon obras que hoy están repartidas por palacios, mansiones, iglesias y basílicas dentro y fuera de España. Ese lugar era el Hotel de Las Rosas, sede de los inigualables Talleres de Arte de Félix Granda. Como el 99,99% de los madrileños, yo no sabía nada sobre ellos hasta que coincidí con Emilia González Martín del Río, doctora en Historia del Arte e incansable buscadora.