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David del Cura

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Ni a papá ni a mamá

Pese al maniqueísmo reinante, no se puede elegir entre 'papá o mamá', ya lo siento. Ayuso y Almeida no están en el mismo tiempo electoral ni en la misma dimensión

Foto: La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, y el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida. (EFE/J.J. Guillén)
La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, y el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida. (EFE/J.J. Guillén)
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De un vistazo a los datos, queda claro que la suma de Ayuso y Almeida coloniza el espectro ideológico con el que el PP ha conseguido sus mayorías absolutas: desde el centro a la derecha más extrema que iba a votar. Una moviliza y encabrona, el otro estabiliza. Son una pareja ganadora. Llegado el caso, solo habría que decidir el orden. Antes, conviene que nadie se quede en el camino por escaramuzas de despacho. La virtud estaría en aglutinar ambos discursos y perfiles, pero hace meses que la excelencia, incluso la decencia, ha desaparecido de la convivencia entre coroneles populares.

El partido ha dejado de ser una suma de personas, discursos y actitudes. En el PP cavan la trinchera, llaman a retreta y se publican amenazas con cremas y aceites. El partido se sigue dividiendo por arriba ante la contrariedad de afiliados, simpatizantes y votantes. Pese al empeño de autodestrucción, la demoscopia es generosa. Los resultados y simpatías de la encuesta que hoy publicamos tienen mucho que ver con la Administración gobernada y con el momento de legislatura. Al alcalde le corresponde no enfadar más de lo electoralmente necesario a los vecinos que jamás le van a votar y cortejar a los que algún día votaron al PP. Ayuso acaba de ganar unas elecciones y después de rebañar y rebanar a Ciudadanos solo le queda sumar por la derecha. Tiene dos años de esprint continuo para convencer a los votantes de Vox, más partidarios de la leña que de los claveles.

Pese al maniqueísmo reinante, no se puede elegir entre 'papá o mamá', ya lo siento. Ayuso y Almeida no están en el mismo tiempo electoral ni en la misma dimensión. El alcalde no se ha sometido a las urnas por segunda vez, la de la reafirmación, sigue en la primera, la de asentamiento. Solo hay una cuestión inmediata con la que se podrá valorar qué fórmula, la de la polarización o la otra, da resultados políticos. En unas semanas veremos si Almeida y Ayuso sacan adelante los presupuestos. La presidenta de la comunidad solo puede contar con los que quiere colonizar: Vox (sus votantes la quieren más que los del PP, 8,7 frente a 8,6). La decisión no la tienen los votantes de Monasterio, sino la propia Monasterio. El alcalde, cuando los de Ortega Smith le digan claramente no (después de denunciar al TSJM la ordenanza de movilidad, las cosas se han tensado), puede optar por ese plan B que son los 'escindidos del carmenismo', ellos le salvaron Madrid 360.

Pasando de la demoscopia a las cosas de comer. Si Almeida saca las cuentas, nadie se va a acordar de si lo hizo 'con los rojos o con los fachas', en los próximos dos años Madrid va a pegar un cambio lo suficientemente visible para quedarse con votantes de Ciudadanos y alguno de Vox que baje del monte (unos le dan 7,2 y otros 7,4, notable ambos). Ayuso necesita unas cuentas nuevas con las que desplegar su política fiscal y social. La comunidad sigue con las de Garrido, cuando todavía era del PP. Luego saltó de las listas europeas a Ciudadanos, fue consejero de Transportes e inauguró un dispensador de gel hidroalcohólico junto a Aguado.

Todo va demasiado deprisa para dar por ganado un Tour por una victoria en la meta volante. Hace muchos años, a Aznar también le quisieron montar una moción en Castilla y León los suyos. Cosas de la historia.

De un vistazo a los datos, queda claro que la suma de Ayuso y Almeida coloniza el espectro ideológico con el que el PP ha conseguido sus mayorías absolutas: desde el centro a la derecha más extrema que iba a votar. Una moviliza y encabrona, el otro estabiliza. Son una pareja ganadora. Llegado el caso, solo habría que decidir el orden. Antes, conviene que nadie se quede en el camino por escaramuzas de despacho. La virtud estaría en aglutinar ambos discursos y perfiles, pero hace meses que la excelencia, incluso la decencia, ha desaparecido de la convivencia entre coroneles populares.

Isabel Díaz Ayuso José Luis Martínez-Almeida
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