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El carmenismo no existe, son los hijos
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David del Cura

Entresijos y gallinejas

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El carmenismo no existe, son los hijos

Los presupuestos del Ayuntamiento de Madrid son un espejismo de entendimiento, por eso se han recibido a garrotazos

Foto: Almeida y Villacís. (EFE/Fernando Villar)
Almeida y Villacís. (EFE/Fernando Villar)

Si existiera el "carmenismo" su manifestación más nítida sería la vivida en el Ayuntamiento con el apoyo de tres de los suyos, los últimos, a los presupuestos de Almeida y Villacís. La ex alcaldesa abomina del término: “No me gusta que se definan posiciones políticas con un nombre propio”. Buen intento, pero en nuestra democracia el liderazgo se consolida con el 'ismo'. Del "felipismo" al más reciente “sanchismo” o el “ayusismo”. Sin “ismo” no hay gestión ni liderazgo porque no hay simplificación ni atención mediática.

Por eso Manuela se ha aparecido en Cibeles y su forma de ver y hacer ha tomado cuerpo en los tres concejales que fueron sus más estrechos colaboradores, ahora forman el grupo mixto y se hacen llamar Recupera Madrid. Cuando Carmena paseaba del brazo con Cifuentes o trataba de llevar a los plenos una guía con datos era criticada por propios y contrarios. Cuando abandonó la iconografía pop y desplegó pensamiento se le vio el pelo de la heterodoxia. Entonces los “pata negra” comenzaron a recelar y recibió ataques, casi idénticos, de personajes y personalidades tan dispares como Aguirre o Monedero.

Foto: Los concejales de Más Madrid Marta Higueras (2i), Felipe Llamas (2d), Luis Cueto (d) y José Manuel Calvo (i). (EFE/Fernández)

Su historia y su recorrido vital trataron de aportar matices al maniqueísmo y la confrontación pero todo se recibió, en el mejor de los casos, con “cosas de la abuela” o “la vieja”. En su último libro, 'La joven política, un alegato por la tolerancia y crítico con los partidos' (muy crítico, se puede añadir), plantea la imposibilidad de ser de dos partidos y aboga por “compartir propuestas o modos de abordar alguna cuestión de otra agrupación”. Reconoce finalmente que “es igualmente difícil de aceptar y de aplicar” aunque es más posible que ser de dos partidos.

placeholder Manuela Carmena. (EFE/Fernando Villar)
Manuela Carmena. (EFE/Fernando Villar)

En el Ayuntamiento sus más cercanos escindidos con virulencia de Más Madrid han hecho eso: apoyar unos presupuestos con sus propias propuestas. Son 18 folios de acuerdo donde se contempla el transporte público gratis en determinadas circunstancias, refuerzo de BiciMAD, más ayudas a la cultura, museos, Mad Cool, ceder lo que fue la “ingobernable” para un centro de salud (petición vecinal histórica), aumento de ayudas asociaciones LGTBI, oficinas de información para el ingreso mínimo vital… y un largo etcétera de reivindicaciones de la izquierda ¡con un gobierno del PP! Así que solo queda el señalamiento: “tránsfugas”, “traidores”... y la crítica al equipo de Gobierno porque ahora sí vayan a declarar Hija Predilecta a Almudena Grandes. Una cuestión sin interés para PP y Cs que votaron en contra y que ahora, oportunismo aprieta, ocupa los titulares. Hasta los merecidos homenajes son ideología.

La “transversalidad” es un cuento de los extremos para aglutinar y rebañar votos

Además de estas aportaciones, criticables o no, lo que han conseguido los de Recupera es dejar a Vox fuera de las cuentas de Madrid. Los cordones sanitarios se hacen sin publicidad, con negociación y sin romperse la camisa en los pasillos enmoquetados en la lucha contra el fascismo mundial. Lo que sabemos todos es que este relato de colaboración entre la izquierda y la derecha, en vísperas del día de los inocentes, no va a tener continuidad. El alcalde ejecutará su presupuesto y nadie se acordará de con quién lo sacó, Vox entrará en las cuentas del PP cuando hagan falta y ellos quieran y, por último, el “carmenismo” será vilipendiado en la plaza pública hasta que no queden representantes.

Cuando hayan desaparecido se apelará a esa forma de hacer política y a eso de la “transversalidad”, que es un cuento de los extremos para aglutinar y rebañar votos. El proceso es sencillo: un líder, un relato abierto que no incomode a nadie, con miedos y anhelos, y una suma de movimientos, agrupaciones, corrientes, mareas o lo que sea. Por la izquierda para que no se quede sin representación lo que no es el PSOE o la izquierda nacionalista consolidada y por la derecha, más pedestre y con menos elementos, con un “obrerismo” voxista que tilda de “comunista” a Almeida… esto lo hacen por poner una sonrisa a la mirada torva que se gastan.

Si existiera el "carmenismo" su manifestación más nítida sería la vivida en el Ayuntamiento con el apoyo de tres de los suyos, los últimos, a los presupuestos de Almeida y Villacís. La ex alcaldesa abomina del término: “No me gusta que se definan posiciones políticas con un nombre propio”. Buen intento, pero en nuestra democracia el liderazgo se consolida con el 'ismo'. Del "felipismo" al más reciente “sanchismo” o el “ayusismo”. Sin “ismo” no hay gestión ni liderazgo porque no hay simplificación ni atención mediática.

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