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¿Qué tiene el Ayuntamiento de Madrid contra la música en la cabalgata?
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David del Cura

Entresijos y gallinejas

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¿Qué tiene el Ayuntamiento de Madrid contra la música en la cabalgata?

Ojalá este año sí se escuche alguna melodía en la llegada de los Magos de Oriente

Foto: Las carrozas que se utilizarán en la cabalgata de Reyes. (EFE/Mariscal)
Las carrozas que se utilizarán en la cabalgata de Reyes. (EFE/Mariscal)

Queridos Reyes Magos: quizá sea demasiado tarde pero, como sois magos, supongo que el tiempo y el espacio son magnitudes que esquiváis con soltura. Por eso todavía estoy a tiempo de pedir, rogar… implorar hasta desgañitarme que este año vengáis con música. Que os acompañen bandas, charangas, orquestas, agrupaciones de pulso y púa, fanfarrias, hasta las batucadas esta vez serán celebradas (no mucho pero vale su aportación rítmica), o… iba a escribir, perdón, tunas en mi desesperación.

En los 18 años que llevo acampando la tarde de los días como hoy en la Castellana, el proceso de enmudecimiento de las cabalgatas ha sido atroz y estremecedor. Pocas cosas hay tan desasosegantes como el silencio. Ha habido momentos en los que los colorines, las túnicas y los camiones parecían procesionar de viernes santo. Vale, algún cachivache tenía altavoces de agudos frenéticos enganchados a un motor de gasolina (que se escuchaba con más nitidez que las canciones enlatadas). Lo que os pido son seres humanos que toquen instrumentos.

Foto: Horario y recorrido de la cabalgata de Reyes en Madrid. (EFE)

Alumnos de las escuelas municipales de música, que cada una suele tener su agrupación; Bandas de la región, formaciones de asociaciones, animadores de universidad británica, lo que sea. La música es el ecosistema donde descapullan las emociones, se desentumecen los cuerpos y se ventilan las mentes de niños y grandes. Ni unos míseros cantares de siega o unos “bluses” tuneados para hacer más llevadera la cosecha de caramelos. Desde que Ana Botella dejó la alcaldía, el proceso de degradación sonora en tardes como esta ha sido lacerante e irreversible.

Si las cabalgatas fueron su gran aportación, se dice y se subraya. Con la vuelta del PP, después de los años de mutismo de Carmena, confié en el regreso de trompetas, saxos y cajas redoblantes, pero los dos últimos años he certificado que hay ámbitos en que la ideología no se mete. No me refiero a los Reyes que, claro que van con su pizca de polarización, sino únicamente a lo de los músicos en vivo. Como me resisto a creer que el Ayuntamiento de Madrid odie, o lo que es peor, ignore la música en sus calles, me atrevo a pedir su regreso sonoro y festivo en momentos como este.

placeholder Cabalgata de Reyes en 2014. (EFE/Juan Carlos Hidalgo)
Cabalgata de Reyes en 2014. (EFE/Juan Carlos Hidalgo)

Lo mío es pura fe en los Magos de Oriente porque la realidad es que en los últimos años Madrid se ha convertido en una ciudad silente y, si sumamos la cantidad de mierdas de perro, cabizbaja por sentimiento y alerta “antiñorda”.

El Ayuntamiento ha preparado la nueva fórmula para los músicos callejeros. Podrán tocar los que tengan el permiso del último semestre del 21, sí hace falta permiso. Además se van a permitir elementos de percusión y se va a prohibir andar con amplificadores. La gran novedad es que se va a contar con los músicos que ilustran aceras, plazas y parques para las fiestas de San Cayetano, San Lorenzo y La Paloma… algo es algo pero no suficiente.

Este es el momento de hacer lo que nos proponían Los Hermanos Cubero: “Hagamos algo de ruido, que se enteren en el pueblo que ya estamos aquí, gustaremos hasta a los modernos de Madrid”. Hay que hacer aportaciones, no dejar que la polución acústica triunfe, trabajar a favor de la belleza… y la música es una de sus manifestaciones más populares.

Solo nos acordamos de lo hermoso cuando nos lo arrebatan

Cierto es que este no es uno de los debates que estén en las tertulias, ni en las cenas de Navidad ni en los medios; solo nos acordamos de lo hermoso cuando nos lo arrebatan y hace mucho tiempo que nos birlaron las melodías.

Con la pandemia también se han apagado los amplificadores de algunos garitos, se han callado los jaleos de los tablaos y han vuelto a las barras los de los escenarios. Por eso, queridos Reyes Magos, os pido que vengáis con buena compañía, debates sonoros, instrumentos para todos y escuelas donde aprender a tocarlos sin perder un ojo de la cara. Que suene la música en nuestros paseos.

P.D: Ese piano de cola que me pido todos los años, déjenlo en algún templete (kiosko musical) de alguna plaza porque no tengo hueco en el salón.

Queridos Reyes Magos: quizá sea demasiado tarde pero, como sois magos, supongo que el tiempo y el espacio son magnitudes que esquiváis con soltura. Por eso todavía estoy a tiempo de pedir, rogar… implorar hasta desgañitarme que este año vengáis con música. Que os acompañen bandas, charangas, orquestas, agrupaciones de pulso y púa, fanfarrias, hasta las batucadas esta vez serán celebradas (no mucho pero vale su aportación rítmica), o… iba a escribir, perdón, tunas en mi desesperación.

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