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Un año del 'ayusazo' que consolidó el 'ayusismo'
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David del Cura

Entresijos y gallinejas

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Un año del 'ayusazo' que consolidó el 'ayusismo'

La presidenta de Madrid solo necesita completar su poder orgánico con la presencia de los suyos en el equipo de Feijoo y con su proclamación en un Congreso para San Isidro

Foto: Cierre de campaña de Isabel Díaz Ayuso. (Ana Beltrán)
Cierre de campaña de Isabel Díaz Ayuso. (Ana Beltrán)
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Mañana se cumple un año del 'ayusazo', aquella operación política certera y temeraria, ignorada por Génova y que permitió anular a Ciudadanos, frenar a Vox, echar sal en las heridas de la izquierda y liquidar a Iglesias reconvertido en candidato de Podemos. Llamarse Pablo y medirse con Isabel es derrota segura. Visto con perspectiva y conocido el resultado de las urnas parece una jugada maestra, pero aquella mañana hubo que sacar el estilete y apostar “doble o nada”. En Murcia, PSOE y Ciudadanos habían presentado una moción de censura, se especulaba en los medios con un efecto dominó que iba a dejar al PP atrincherado en Galicia, la convivencia de la coalición era una sucesión de desplantes, división y robado de fotos especialmente sangrante entre Ayuso y Aguado. Todo ello adobado con una preocupante anemia legislativa. Así que con todos reunidos en Consejo de Gobierno, la Presidenta anunció que disolvía la Asamblea y convocaba elecciones.

“He tenido que tomar esta decisión, en contra de mi voluntad, por responsabilidad”, “no me puedo permitir que Madrid pierda la libertad” y terminaba la exposición pública, sin preguntas y rodeada de los suyos, con un lema electoral: “Quiero que los madrileños escojan entre socialismo y libertad”. Enseguida se apagaron los ecos de Aguado clamando por lo que consideró una “irresponsabilidad y un capricho personal”. La oposición se lanzó a una carrera burocrática con la presentación de dos mociones de censura y se enredaron en un debate jurídico sobre si habían llegado a tiempo o no… otro “gran escándalo” de los que jalonan los casi tres años en el poder de Ayuso del que ya nadie se acuerda.

Foto: Ayuso vota para consolidarse como presidenta madrileña

Luego el PSOE volvió a poner a Gabilondo y la pereza anidó en los electores, Mónica García movilizó Más Madrid y alrededores y Pablo Iglesias se tiró en marcha del Gobierno de Pedro Sánchez para salvar las siglas de Podemos pero no llegó a coger el acta. Con los resultados del 4-M, Ayuso ha podido gobernar en solitario salvo “algunas cosas” para las que necesita a Vox y dotar de contenido normativo la legislatura. Sacó los presupuestos, rebaja de impuestos, planes de natalidad, vivienda, atención primaria, la contra ley Celaá, y las que marcan su vertiente liberal: la ley de mercado abierto para atraer inversiones y la ley para blindar la autonomía fiscal… si Vox quiere.

Para alicatar el 'ayusismo' solo falta completar la vertiente orgánica. Ella lleva meses clamando por ser la presidenta del PP de Madrid. En última instancia esa reclamación con la espoleta del presunto espionaje encargado por la excúpula popular fue el detonante de la explosión de Génova. Por eso, ahora, después del Congreso nacional de Sevilla lo que toca es el de Madrid. Y como los tiempos ahora sí acompañan, bien se puede celebrar en el fin de semana de San Isidro con visita a la ermita para celebrar el cargo, traje de chulapa, clavel en todo lo alto y chotis en un ladrillo, “que me quiten lo bailao”. Con esta proclamación se podrá desarrollar una “acción coordinada”, apuntan fuentes de Sol, “de Gobierno, grupo parlamentario y partido”.

Foto: Isabel Díaz Ayuso y José Luis Martínez-Almeida. (EFE/Fernando Villar)

Antes, solo queda completar la expansión colocando algunos propios en la dirección nacional. Entre los nombres, el primero que aparece es el de Alfonso Serrano, ya en el comité organizador del Congreso de Sevilla, y el de Enrique Ossorio. No hay que descartar que entre Sevilla y Madrid se cuele una crisis de Gobierno, pero volviendo al nacional, “Madrid es una plaza muy importante”, destacan, “y lo inteligente va a ser la integración territorial y de las diversas familias del Partido Popular”. La máxima clásica de “dar cabida a todas las sensibilidades por arriba para ensanchar la base electoral”. El hermetismo de Feijóo se lleva con discreción en los cuarteles generales autonómicos.

Nadie confirma que la voladura del equipo íntimo de Casado estuviera pactada por los barones y la baronesa, pero sí hablado. “En esas conversaciones no se han fijado nombres para la nueva dirección, pero todos los que han estado en el ajo quieren colocar y el partido es lo suficientemente elástico en las estructuras para que quepan todos aunque manden los que mandan”. Este entrecomillado, que no tiene afán de solemnizar lo obvio, aunque lo parezca, y de aroma 'galleguizante', es de una fontanera multitarea en el seno de los populares y con la experiencia suficiente para saber que ahora es el momento de las llamadas, de no dar la nota y de pocos mensajes por escrito. Cuando se completen estos procesos congresuales, el 'ayusismo' tendrá su cuota de poder orgánico y Ayuso será baronesa con todos sus avíos.

Mañana se cumple un año del 'ayusazo', aquella operación política certera y temeraria, ignorada por Génova y que permitió anular a Ciudadanos, frenar a Vox, echar sal en las heridas de la izquierda y liquidar a Iglesias reconvertido en candidato de Podemos. Llamarse Pablo y medirse con Isabel es derrota segura. Visto con perspectiva y conocido el resultado de las urnas parece una jugada maestra, pero aquella mañana hubo que sacar el estilete y apostar “doble o nada”. En Murcia, PSOE y Ciudadanos habían presentado una moción de censura, se especulaba en los medios con un efecto dominó que iba a dejar al PP atrincherado en Galicia, la convivencia de la coalición era una sucesión de desplantes, división y robado de fotos especialmente sangrante entre Ayuso y Aguado. Todo ello adobado con una preocupante anemia legislativa. Así que con todos reunidos en Consejo de Gobierno, la Presidenta anunció que disolvía la Asamblea y convocaba elecciones.

Partido Popular (PP)