Cuatro espacios originales en Madrid

Como he dicho tantas veces, Madrid tiene, quizá, la mejor oferta gastronómica de cualquier ciudad del mundo. Una oferta gastronómica que se caracteriza por la libertad, por la diversidad, la excelencia y la extraordinaria relación calidad-precio.

En ese marco de excelencia y de libertad, me gustaría hablar hoy de algunos lugares que destacan, sobre todo, por su singularidad y originalidad.

Taberna Macarena

En primer lugar, una taberna que, aunque tiene diecisiete años de vida, yo no la conocía. Se llama Macarena y está en la zona de Nueva Numancia.

Por lo que sea, decidieron singularizar su oferta gastronómica de dos formas curiosas y simpáticas. Por un lado, ofreciendo huevos procedentes de distintas aves, desde el avestruz hasta el emú o la oca.

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Por otro lado, dando a probar carnes de animales poco conocidos, casi inexistentes en España y, por supuesto, poco habituales en los restaurantes. En un mismo plato, uno tiene la oportunidad de probar carne de arce, de canguro, de bisonte, de avestruz y de cebra.

Aunque quizá la parte más curiosa sea la de los huevos. Por ejemplo, con un huevo de avestruz pueden comer hasta ocho personas; con el de emú, cinco o seis; y con el de oca, dos o tres. Con los huevos de gallina, al final, lo mejor es tomar dos.

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Yo he tenido la oportunidad de probar el de emú, presentado en una especie de paella y acompañado de varios vegetales. Al mezclarse todo con la yema del huevo, da lugar a un plato verdaderamente interesante.

Tragabuches

Otro lugar singular es, sin duda, Tragabuches, el restaurante de Ronda donde se dio a conocer Dani García, y que abrió sus puertas en Madrid en la Calle Ortega y Gasset, junto a la Plaza de Salamanca, a principios de enero.

Dani García, después de una larga experiencia y aprendizaje, consigue ser uno de los grandes chefs de España en el Hotel Gran Meliá Don Pepe, en Marbella, con su restaurante Calima. Cuando se traslada a Puente Romano, consigue la tercera estrella Michelin, renuncia a ella y se desplaza a Madrid, al Hotel Four Seasons, con su restaurante Dani Brasserie.

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La apuesta de Tragabuches es la singularidad en la que se va presentando la comida. Por un lado, en forma de tapas o de raciones para compartir, pero luego con platos de calidad, como un magnífico arroz con morcilla y navajas.

Como está ocurriendo en otros lugares, es importante destacar la personalidad del director de sala, Cruz Cantón. Además, Dani ha querido ampliar la parte líquida y tiene un magnífico sumiller, Raúl Valencia, y una carta de vinos atractivos y asequibles.

Haramboure

Otro al que quiero referirme, que lleva un tiempo abierto y que yo no conocía, es Haramboure. Aquí destaca la personalidad de su chef, Patxi Zumarraga, y de Patricia Haramboure, quien da nombre al restaurante.

El servicio de sala es impecable, Patricia es una magnífica directora y sumiller. Patxi, muy conocido por su presencia anterior en otros restaurantes, ha conseguido que los clientes puedan elegir entre todo lo que él ha elegido previamente. También ofrece algunos aperitivos o entrantes por iniciativa propia y, luego, atiende a los deseos del cliente, creando un menú muy adecuado.

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Es un restaurante vasco, pero también es una mezcla de taberna madrileña y brasserie francesa, con algunos platos franceses magníficos, como la tarta tatín de cebollas de Zalla. Para mí, un plato que, de por sí, vale la pena la visita. También, sus platos de verduras y los pescados.

La bodega es amplia y está muy bien planteada, incluso en términos de relación calidad-precio.

Cornamusa

Por último, Cornamusa, ubicado en el Palacio de Cibeles, con vistas panorámicas de Madrid. El restaurante está liderado por Manuel Berganza y Jesús Almagro, con una carta que homenajea a Madrid, con productos de cercanía de primera calidad.

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Para empezar, platos muy castizos, como su bocata de calamares, su croqueta tigre o su oreja con salsa brava. Entre los productos de Madrid, destacan los garbanzos de Daganzos con pulpitos; el solomillo de vaca de Guadarrama; el salmón ahumado en Madarcos; el rape negro con mantequilla de Miraflores; el AOVE ecológico de Villaconejos; y los quesos de la quesería Jaramera, en Torremocha del Jarama.

En cuanto a la parte líquida de la comida, también gran parte está dedicada a los vinos de Madrid de las zonas de Navalcarnero, El Molar, Arganda y San Martín de Valdeiglesias. Deberían incorporar algunos como el Valquejigoso o El Regajal y, quizás, los vinos del Marqués de Griñón en Madrid.