Es noticia
'Hola' de calor
  1. España
  2. Madrid
Juan José Cercadillo

Miredondemire

Por

'Hola' de calor

Dos días o tres de calor nos dan para muchas más cosas. Además de colmatar horas y horas de radio y televisiones aparecen en escena multitud de asociaciones, oficinas estatales, departamentos autonómicos y áreas municipales

Foto: Una persona se refresca en una fuente. (EFE/Rafa Alcaide)
Una persona se refresca en una fuente. (EFE/Rafa Alcaide)
EC EXCLUSIVO Artículo solo para suscriptores

En esta deriva absurda de humanizar casi todo algún genio en contenidos propuso nombrar tormentas. Hola Alex. Y es que mi educación me obliga al saludo cuando alguien se presenta. Todos los años es igual y en rigurosa cadencia alfabética van seleccionando nombres con los que consumar el bautizo. Aunque no sé quién los decide, les tengo que felicitar. Para una prensa de histeria, de titulares y avisos, que alguien les facilite un nombre les deja la tarde libre. De concepto abstracto y complicado, si no eres meteorólogo, que tendrías que explicar con cierto rigor y esfuerzo, a hacer alusión a un colega de esos de fin de semana con el que cotilleamos todos. Que Alex empiece por A parece significar que es la primera bautizada en el capítulo de olas de calor inaguantable. Adelantada a su tiempo, que debería ser julio, viene Alex muy dispuesto a demostrar que no es tan fácil descansar en el infierno. Y que es muy fácil asustar.

Foto: Foto de archivo de personas refrescándose con unos surtidores en un parque. (EFE)

Pagamos gradito a gradito el desertar del compromiso de limitar nuestro impacto en este tupper gigante que aún hoy nos da cobijo. En medio del frío intenso del vacío del espacio, que alguien pusiera tapa a esta roca volandera parece la única razón por la que podemos hablarnos. Esa tapa misteriosa nos guarda calor y oxígeno desde hace tantos años que aún éramos bacterias. En perfecta combinación de ser plaga y dar lo mismo llevamos doscientos años poniendo a prueba ese cierre. Lo hemos agujereado, nos hemos cargado los bosques, iluminamos la noche, nos movemos como rayos, estiramos el petróleo a base de calentarlo hasta convertirlo en todo. Probamos, con muy malos humos, quemar lo que nos encontramos para transformarlo en dinero. De desertar de cuidarlo a convertirlo en desierto está pasando un suspiro en términos de universo… Y nos preocupa un tal Alex.

Alex y sus cuarenta grados se han hecho protagonistas entre noticias jugosas que caldearían el ambiente y nos dan a vuelapluma. Seis minutos explicando, en medio del telediario, lo de que bebamos agua para no deshidratarnos evita hablar de otras cosas. Vecinos de varios puntos diciendo el calor que pasan justo cuando más calor les hace, rematando la obviedad con el famoso chascarrillo de la cerveza y terraza, suman otros seis minutos de no informarnos de nada informándonos de todo. La imagen de las piscinas, el termómetro disparado, la anciana de gorro imposible y el camarero cachondo completan medio telediario, tres cuartas partes de tertulia y un matinal de seis horas sin cortes publicitarios.

placeholder Un padre y un hijo disfrutan de un paseo en barca en el parque del Retiro. (EFE/Chema Moya)
Un padre y un hijo disfrutan de un paseo en barca en el parque del Retiro. (EFE/Chema Moya)

Con ese tono tan trágico, con esa voz tan de pito, con ese deje fonético, con ese ritmo de mitin, estiran al pobre Alex hasta sacarme de quicio. Ese show-telediario importado del estilo del mundo del cotilleo está plagando la parrilla. Y echando más leña al fuego. Que vamos a salir asaditos lo sé, y sé que lo merecemos. Pero tener que aguantar cómo y cuánto nos lo cuentan me parece aún más suplicio. Preparar la población como si fuésemos Ucrania, y un poquito de calor el mismo Vladimir Putin, me parece un esnobismo, una exageración, un trampantojo de libro y un insulto a la razón y al normal televidente.

Ese tono contagioso de dar las noticias a gritos es el que ha adoptado mi mente cuando repaso la prensa. La alarma del titular del periodista ingenioso cobra otra dimensión, con mi voz interior histérica, locutando como si fuera un ambicioso becario de 'Equipo de Investigación'. Exageración lingüística intencionada, con exageración vocal inevitable, retumban en mi cerebro en tonillo Mediaset de que viene el fin del mundo o de que sálvese quien pueda. Y leo la prensa pensando en que puede que mañana vuelva a ser tan otra vez tan tarde como era esta mañana.

Foto: Momento del partido de rugby disputado el pasado febrero entre España y Rumanía. (EFE/Chema Moya) Opinión
TE PUEDE INTERESAR
Hay 'rugby' en el Wanda
Juan José Cercadillo

Exagerando lo nimio desvían nuestra atención. Quitan del informativo titulares que pensarnos. Hace demasiado calor, ese es un dato objetivo. Pero la noticia no es que no vas poder dormir tan a gusto por la noche. Que sufres golpe de calor si no te hidratas un poco. La noticia es la tendencia. La deriva microondas en la que nos vemos envueltos. Un planeta caminando al punto de ebullición, no del demográfico crecimiento —eso ya no hay solución—, sino al de que se cueza el agua y abandone por la física su líquida condición. Un agua que vino de golpe, que no se creó en la tierra, que es como un premio divino, origen de toda vida. Si seguimos convirtiéndola en gas lejos del alcance volveremos a la roca de minerales fundidos que daba vueltas sin sentido a otra bola aún más grande. Esa más inexplicable de combustiones de hidrógeno, de temperaturas de miedo y de imposible vida que regala con su fuego todo lo que aquí disfrutamos. Ese sol que nos cocina cada giro que le damos a fuego cada vez menos lento.

Dos días o tres de calor nos dan para muchas más cosas. Además de colmatar horas y horas de radio y televisiones aparecen en escena multitud de asociaciones, oficinas estatales, departamentos autonómicos y áreas municipales que se ve que mantenemos por si se presentara Alex. Listados interminables de consejos variopintos surgen por todas las ciudades. Desde las más rimbombantes ocultas en los ministerios a las más de andar por casa en agrupaciones vecinales. La Oficina Española del Cambio Climático, El Consejo Nacional del Clima, La Comisión de Coordinación de Políticas de Cambio Climático, La Comisión Interministerial para el Cambio Climático y la Transición Energética, El Plan Nacional Integrado de Energía y Clima 2030, La Agencia Estatal de Meteorología y todas las delegaciones provinciales… El EMAS, el MITECO… En el terreno autonómico la cosa se multiplica. La Secretaría Autonómica de Emergencia Climática, La Conserjería de Soberanía Energética Clima y Conocimiento, Departamento de Acción Climática y Alimentación… La lista tiende a infinito como tiende la Administración de España.

Foto: Emilio de Justo se dispone a entrar a matar durante la corrida del Domingo de Ramos celebrada en Las Ventas. (EFE/Mariscal) Opinión
TE PUEDE INTERESAR
Magia, milagro y toreo
Juan José Cercadillo. Granada

La otra derivada económica está en los productos de venta que mitigan el calor. Sombrillas, ventiladores, sistemas de refrigeración, mini-nevera de coche, máquina portátil de helados, gorras anti-rayos uva y hasta mantas refrescantes para mascotas peludas. Al calor de hacer dinero también el ingenio se crece y el mercado se multiplica. Así que aquí todos presentes en primer tiempo de saludo para recibir al tal Alex. “Hola Alex”, le repito, con mi cerveza en la mano parapeto de calores y remedio de mis males.

En esta deriva absurda de humanizar casi todo algún genio en contenidos propuso nombrar tormentas. Hola Alex. Y es que mi educación me obliga al saludo cuando alguien se presenta. Todos los años es igual y en rigurosa cadencia alfabética van seleccionando nombres con los que consumar el bautizo. Aunque no sé quién los decide, les tengo que felicitar. Para una prensa de histeria, de titulares y avisos, que alguien les facilite un nombre les deja la tarde libre. De concepto abstracto y complicado, si no eres meteorólogo, que tendrías que explicar con cierto rigor y esfuerzo, a hacer alusión a un colega de esos de fin de semana con el que cotilleamos todos. Que Alex empiece por A parece significar que es la primera bautizada en el capítulo de olas de calor inaguantable. Adelantada a su tiempo, que debería ser julio, viene Alex muy dispuesto a demostrar que no es tan fácil descansar en el infierno. Y que es muy fácil asustar.

Cambio climático