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Juan José Cercadillo

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Uni-diversidad y uni-verso

Vienen tiempos de elecciones. Yo puestos a elegir, elegiría otro contexto. El del multiverso

Foto: Ayuso nombrada alumna ilustre de la Universidad Complutense de Madrid. (Sergio Beleña)
Ayuso nombrada alumna ilustre de la Universidad Complutense de Madrid. (Sergio Beleña)
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Por Dios que Universidad venga de Universo. Y Universo, con mayúsculas, de toda la inmensidad conocida, no de un único renglón por torcido que éste sea. Porque verso viene de surco que da la vuelta, en contraposición a prosa que viene de línea recta. Bonita descripción etimológica de cómo a estas alturas de civilización y abstracto conocimiento contamos de dos maneras distintas lo que es la misma cosa, en función de nuestro estado de ánimo, de ánima. Y de talento. El lenguaje retorcido, florido, sin concesión al atajo, frente al mensaje más claro, el resumen, lo directo.

Nada más triste que un único verso al que aferrarse, en metáfora clarividente de lo que ordenan las tendencias de hoy en día. Porque hoy nuestro universo es solo lo que nos rodea de cerca, renegando de lo que se nos aleja por evidente que sea su existencia. Reniego de lo que no tenga al alcance de mis convicciones, de lo que, por lejanía, dudar pudiera por miedo o falta de conocimiento, conformando una declaración de principios que parece el fin en nuestros días de toda comunicación incluyente, de toda discusión sosegada.

Foto: Isabel Díaz Ayuso, tras recibir la distinción como alumna ilustre. (EFE/Zipi Aragón)

Porque lo que no está de mi lado solo puede estar enfrente, concepción antropológica, de animal superviviente, y por eso extemporánea, de los que en realidad son más débiles. Pruebas de este enrocamiento tenemos todos los días. Grupos impermeables enfrentándose a los otros. Declaraciones e insultos que solo les da endogámica trascendencia si son realmente antagónicos. La escalada es galopante, a caballo entre la ruina, lo absurdo, la ideología, la vaguería y el desconocimiento.

En el universo se encuentra todo y conviven sus diferentes elementos desde siempre en misteriosa armonía e inexplicable y brillante equilibrio. Lucha de fuerzas expansivas, choques de trayectorias, grandes poderes de atracción que rigen y soportan con precisión milimétrica un caos que, de armonioso, nos parece omnipotente y de divino e inexplicable origen. De su complejidad, de su incomprensión metafísica, nace el orden que nos alberga, el espacio que nos ubica, el escenario de nuestra existencia. Trasladamos, tan atrevidos como ilusos, el orden universal que congrega espacio y tiempo a nuestro breve transito vital por esta tierra. Y así decimos ufanos que en nuestro suspiro de vida todo lo controlamos. Es el orden social que en su devenir de siglos sigue y nos sigue cambiando. Periodos de mucha luz propia dieron paso a las tinieblas de lo único y la fuerza bruta. Algunos duraron siglos y costaron muchas vidas el tratar de revertirlos. Parecía que a mediados del último siglo, al menos en Occidente, cabían y convivían, por fin y ya para siempre, opiniones para todos. Regulamos con Constitutio –formación, orden, arreglo, disposición, organización y reglas- ese juego de equilibrios que generó el espejismo de nunca más marcha atrás en la aceptación e integración de lo que nos resulte distinto.

Foto: El rector de la UCM, Joaquín Goyache, junto a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. (EFE/Chema Moya)

Aparentamos con leyes que mantenemos el mito. Pero cambian los criterios, cambian las valoraciones de los que bordean la regla. Y el miedo es a lo rápido que está cambiando el escenario, y la transmutación de los actores. Hasta hace muy muy poco éramos menos indiferentes a la influencia de otros. Todo estaba conectado, fluía e interactuaba. Mejorabas con el roce, crecías con algún choque, cambiabas tu trayectoria hacia un mayor conocimiento. Reconocías errores propios y ponderabas aciertos ajenos y de la humildad de la mezcla alimentabas tu intelecto quitando las malas yerbas que siempre te siembra el ego. No era tu convicción política un posicionamiento, era un punto de partida. Y te lanzabas al mundo regido por tus ideas pero con ojos abiertos, con las orejas atentas.

Los signos de esta deriva hacia el total aislamiento intelectual, hacia la sordera perfecta, alcanzaron estos días carácter de seria alarma. No por quien ha sufrido la trinchera ideológica, profunda, sin horizonte, desde donde le lanzaron las bombas en forma de graves insultos en una debacle sectaria. Que también. Sino por donde fueron los necios a cavarse las trincheras. El único espacio sagrado, nunca campo de batalla, que podíamos conservarnos es hoy la desoladora demostración de esta guerra omnipresente que nos involucra a todos. La Universidad expuesta a la falta de diálogo tiene la mecha muy corta. Nos puede estallar en las manos.

Foto: Ayuso nombrada alumna ilustre de la Universidad Complutense de Madrid. (Sergio Beleña)
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El nido donde criamos nuestro futuro a base de conocimiento, visto la última entrega de premios a periodistas con éxitos, parece estar lleno de huevos podridos. Los alumnos más ilustres llamando a las barricadas. Los más listos de la clase haciéndose los justicieros. El insulto sin sentido, sin análisis, sin criterio se abre paso franco en las mentes que piensan en blanco y negro. Por antiguo y por binario de los peores pensamientos. Un dogmático razonar que suelta mecanizado a través de sus bocas de ganso frases hechas y anquilosados eslóganes que, por sonarles de algo, triunfan sin demasiado esfuerzo entres sus lobotomizados correligionarios. Y que nos aterroriza al resto.

La universidad violentada, por no decir violada, desde sus propios cimientos. El filtro de los virtuosos, el ágora de los más inquietos, tomado por hordas de soldados con uniformes prestados de antiguas guerras absurdas que dan color a sus criterios. Lejano el razonamiento la lucha es ya cuerpo a cuerpo. Con el enemigo claro se está poniendo muy negro un futuro armonizado. Acusar a un cargo electo de cometer asesinato por realizar gestión pública solo puede superarlo, en esta escalada absurda, otro cargo justificando la reacción reaccionaria por acudir como ilustre a recibir ese premio.

Vienen tiempos de elecciones. Yo puestos a elegir, elegiría otro contexto. El del multiverso.

Por Dios que Universidad venga de Universo. Y Universo, con mayúsculas, de toda la inmensidad conocida, no de un único renglón por torcido que éste sea. Porque verso viene de surco que da la vuelta, en contraposición a prosa que viene de línea recta. Bonita descripción etimológica de cómo a estas alturas de civilización y abstracto conocimiento contamos de dos maneras distintas lo que es la misma cosa, en función de nuestro estado de ánimo, de ánima. Y de talento. El lenguaje retorcido, florido, sin concesión al atajo, frente al mensaje más claro, el resumen, lo directo.

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