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Cospedal se la juega en Andalucía
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Javier Caraballo

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Cospedal se la juega en Andalucía

No son los púgiles que están en el cuadrilátero los dueños de la victoria, de la derrota. Suyos son los golpes, suyos son los escorzos para

No son los púgiles que están en el cuadrilátero los dueños de la victoria, de la derrota. Suyos son los golpes, suyos son los escorzos para evitar los puños del contrario y suyo será el sudor que mojará la lona cuando caigan abatidos. Suya será la sonrisa cansada cuando el árbitro levante su mano, entre aplausos. Suyo será el esfuerzo, pero las intenciones vienen de otro lado, de quienes desde la grada se juegan la victoria o la derrota mayor. Esos combates que nacen de una apuesta, como jefes de bandas rivales que deciden resolver sus cuitas en un combate de boxeo; quien gane la apuesta ganará la ciudad.

Hace tiempo, mucho tiempo, que las disputas internas en el Partido Popular de Andalucía han dejado de pertenecer a los actores que han ido apareciendo como aspirantes a la futura presidencia del partido en esta región y, por extensión, a la futura candidatura a la Presidencia de la Junta de Andalucía. Hace tiempo, mucho tiempo, que la disputa por el liderazgo del Partido Popular de Andalucía se ha convertido en un pulso mayor, antiguo, entre la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, y el vicesecretario general y expresidente de los ‘populares’ andaluces, Javier Arenas. Son ellos quienes, desde la grada, van a administrar el triunfo o la derrota de los púgiles.

Todo empezó en el mismo momento en el que Javier Arenas abandonó la política andaluza, tras catorce años en la presidencia del PP-A, al fracasar su cuarto intento por gobernar en Andalucía.

Juan Ignacio Zoido, alcalde de Sevilla y hasta entonces ‘hijo político’ de Arenas, fue elegido con el 97% de los votos de un Congreso y sólo tuvieron que pasar unas semanas para que, una vez más, se impusiera la inercia política que contamina todas las sucesiones.

Lo que todo el mundo da por sabido en el PP andaluz es que José Luis Sanz es el candidato de Cospedal y, por extensión, la única persona que no cuenta con el apoyo de Arenas

En octubre de ese año, las diferencias internas eran ya tan profundas, como se advirtió aquí, que lo que ha venido después no ha sido más que un continuo, implacable y corrosivo deterioro. El PP, sencillamente, no es ni sombra de lo que era hace dos años y la degradación es tan pronunciada que es imposible asociar ese partido al mismo que ganó tres veces consecutivas las elecciones en Andalucía, las municipales, las generales y las andaluzas.

El PP andaluz de hoy es símbolo de caos, de desorganización, de improvisación, de chapuzas, y nada permite identificarlo con el partido que gobierna en las ocho capitales andaluzas, en cinco de las ocho diputaciones, además de contar con el grupo parlamentario mayoritario en el Parlamento andaluz y con el apoyo de la Delegación del Gobierno en Andalucía. Y en política, el poder cuando no se percibe, no existe.

En esas condiciones de desnorte absoluto, los actuales dirigentes del PP andaluz se decidieron, en noviembre del pasado año, a forzar la maquinaria para sustituir a Juan Ignacio Zoido al frente de la presidencia del partido y colocar en su lugar a quien sería nuevo líder y candidato a las elecciones andaluzas. Lo dispusieron todo, las filtraciones a la prensa un fin de semana, las confirmaciones oficiales posteriores, la convocatoria de juntas directivas en las que se iba a convocar un congreso en diciembre y el lanzamiento de un candidato, José Luis Sanz, actual secretario general.

Lo dispusieron todo, y todo hirvió durante un fin de semana, hasta que el lunes, el presidente del partido y del Gobierno, Mariano Rajoy, lo tiró todo por tierra. “A mí nadie me marca ni los plazos, ni los tiempos ni las personas”. Y ahí se acabó todo.

Desde entonces las especulaciones se habían calmado hasta que la semana pasada volvieron a agitarse. Otra vez el mismo guion y el mismo desenlace: se convoca una cena de presidentes provinciales para decidir al candidato, de nuevo con el nombre de José Luis Sanz sobre la mesa, y se organiza una reunión de la Junta directiva regional en la que tendría que avalarse a ese candidato y aprobarse la celebración del congreso. Y de nuevo, como en noviembre, Rajoy ha mandado parar. Lo transmitió en la reunión la propia María Dolores de Cospedal, que comunicó a los presidentes provinciales que traía “un mandato del presidente Rajoy de que no se hable de nombres”. Y nadie habló.

Si la próxima semana Rajoy mantiene su ‘veto’ a José Luis Sanz, será inevitable pensar que quien ha perdido la batalla es la secretaria general del PP

Con respecto a noviembre, la única diferencia es que ya sí se sabe cuándo se va a celebrar el congreso: a principios de marzo, los días 1 y 2 en Sevilla. Rajoy, por tanto, ha despejado sólo una parte de sus dudas: los plazos. El nombre se lo reserva aún, pero por poco tiempo. Lo único que se sabe al respecto es que, antes del 12 de febrero próximo, Mariano Rajoy dirá quién es el elegido. Y a partir de entonces, se acabará el debate.

“En este partido, los candidatos siempre los ha elegido el presidente, en eso no hay novedad. En los próximos días, Rajoy dirá quién es el candidato y todos los presidentes provinciales saldremos mostrándole nuestro apoyo. Hasta entonces, nadie sabe quién será”, admite a El Confidencial un presidente provincial.

¿Y qué puede ocurrir si, finalmente, el elegido no es José Luis Sanz? En la respuesta de esta pregunta está implícita la batalla mayor que se dirime en la disputa del próximo presidente del PP andaluz. Desde el principio, tanto en la crisis de noviembre como en la de esta misma semana, lo que todo el mundo da por sabido en el seno del PP andaluz es que José Luis Sanz es el candidato de María Dolores de Cospedal y, por extensión, la única persona que no cuenta con el apoyo de Javier Arenas ni de sus partidarios en Andalucía, aunque en el entorno del vicesecretario se mantiene que se apoyará “a quien decida Rajoy”.

Cospedal, es verdad, nunca se ha pronunciado en público, pero en el entorno de Zoido se afirma que todos los pasos hasta ahora se han dado porque, previamente, Cospedal los había convencido de que “todo estaba cerrado”. Es decir, si Juan Ignacio Zoido ha lanzado públicamente a José Luis Sanz como candidato, si dos veces ha intentado forzar la maquinaria para su elección y ha acabado desacreditado, es porque Cospedal había dado ‘luz verde’.

Si la próxima semana Rajoy mantiene su ‘veto’ a José Luis Sanz, será inevitable pensar que quien ha perdido la batalla es la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal. Los demás, el propio José Luis Sanz e incluso Zoido, no supondrán más que eso, el púgil que se batía en el cuadrilátero.

No son los púgiles que están en el cuadrilátero los dueños de la victoria, de la derrota. Suyos son los golpes, suyos son los escorzos para evitar los puños del contrario y suyo será el sudor que mojará la lona cuando caigan abatidos. Suya será la sonrisa cansada cuando el árbitro levante su mano, entre aplausos. Suyo será el esfuerzo, pero las intenciones vienen de otro lado, de quienes desde la grada se juegan la victoria o la derrota mayor. Esos combates que nacen de una apuesta, como jefes de bandas rivales que deciden resolver sus cuitas en un combate de boxeo; quien gane la apuesta ganará la ciudad.

Juan Ignacio Zoido Javier Arenas Mariano Rajoy María Dolores de Cospedal