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Ciudadanos y la ‘teoría de la cresta’
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Javier Caraballo

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Ciudadanos y la ‘teoría de la cresta’

¿Por qué Ciudadanos es la única fuerza política que crece, cuando hasta Podemos ya se ha estancado en las encuestas? Por la ‘teoría de la cresta de la ola’, esa es la respuesta

Foto: El líder de Ciudadanos, Albert Rivera. (EFE)
El líder de Ciudadanos, Albert Rivera. (EFE)

La Física, gracias a que muchos de sus principios se asientan en la observación y en la lógica, tiene múltiples aplicaciones en la política. El principio de causalidad, por ejemplo, que está entre las leyes de Newton y que con posterioridad se ha ido completando y adaptando en todas las facetas de la física. Esta definición, por ejemplo, que se hace en mecánica cuántica: “A antecede a B en el tiempo. Siempre que ocurre el fenómeno A, ocurre también el fenómeno B”. ¿No sería extraordinario que esta lógica, tan sencilla, tan contundente, se pudiera aplicar a la política?

Cuando estallan en la actualidad algunos escándalos, como la Gürtel o los ERE, lo primero que nos sorprende es la profundidad del agujero, por la ramificación, por la cantidad de dinero público manoseado, por el vértigo de comprender que durante años esos tipos han estado burlándose en nuestras propias narices. ¿Cómo ha sido posible? Principio de causalidad, que no nos vengan diciendo eso de que se trata “de un hecho puntual”, “obra de dos o tres chorizos”. A antecede siempre a B.

La Física nos ofrece también enunciados sobresalientes, como ‘el principio de incertidumbre’. Lo que pasa es que desarrollan conceptos tan complejos que la aplicación a la política resulta casi imposible. Pero su enunciado es tan bello, tan literario, ‘principio de incertidumbre’, que habrá que seguir dándole vueltas hasta encontrarle una conexión. Mucho más desarrollada tengo la aplicación de los principios físicos que estudian las mareas, más exactamente, de las olas, para explicar algunos fenómenos políticos que nos sorprenden. Un ejemplo práctico para entenderlo. ¿Por qué Ciudadanos es la única fuerza política que crece, cuando hasta Podemos ya se ha estancado en las encuestas? Por la ‘teoría de la cresta de la ola’, esa es la respuesta.

Veamos. Tanto Ciudadanos como Podemos, por encima de las diferencias ideológicas que existen entre ambos, son fruto del colapso del modelo político existente en España. De la crisis grave de ese modelo de bipartidismo, por la corrupción y por la crisis económica, emergen como respuesta dos nuevos partidos políticos que amenazan a las fuerzas políticas hegemónicas, PSOE y Partido Popular.

El ciclo electoral le ha llegado a Ciudadanos cuando se encuentra en la cresta de la ola. Si a Podemos le hubiera cogido el año pasado, habría arrasado

La irrupción de Podemos y Ciudadanos hace que se tambalee el bipartidismo como nunca antes había ocurrido. Todas las encuestas que se realizan ahora sobre las elecciones generales dibujan un panorama político nuevo, con cuatro partidos en torno al 20%, pero es Ciudadanos la formación que no deja de crecer. Es un fenómeno extraordinario; en las últimas elecciones andaluzas, por ejemplo, comenzó la campaña electoral con la previsión de que Ciudadanos pudiera obtener alguna representación en el Parlamento andaluz y, en dos semanas, se encontró con un aluvión de votos y nueve diputados. Lo contrario de lo que le ocurrió a Podemos, que ha ido atemperando sus expectativas y, al final, se quedó en la Cámara andaluza con menos escaños de esperados.

¿Por qué ocurre? Por la ‘teoría de la cresta’. La diferencia, en favor del partido de Albert Rivera, es que el ciclo electoral le ha llegado a Ciudadanos cuando se encuentra en su máximo apogeo, en la cresta de la ola. Si a Podemos le hubiera cogido el ciclo electoral el año pasado, cuando estaba en la cresta de la ola, habría arrasado en las elecciones. Pero en el año transcurrido desde marzo de 2014, tras las elecciones europeas, hasta marzo de 2015, en las elecciones andaluzas, Podemos ha pasado de la cresta de la ola a la curva, y cuando llegan las elecciones, que es cuando la ola llega a la playa, es la cresta la que toca primero la arena.

Antes de las andaluzas de marzo pasado, la inmensa mayoría de los sociólogos decían que, ante la convulsión que estaba experimentado el panorama político español, era necesario esperar a esas elecciones para poder calibrar con más precisión el alcance de los nuevos partidos políticos. Pasados esos comicios, ya sabemos que PSOE y Partido Popular resisten más de lo esperado (juntos siguen sumando una amplia mayoría) y que Podemos no tiene tanta fuerza como se presumía.

A quien se votaba en Andalucía no era a él, sino a Rivera, al que todos los sondeos señalan como el político más valorado en España en este momento

Lo que no se puede precisar ahora es cuál es el umbral de crecimiento de Ciudadanos. La consolidación de su líder, Albert Rivera, es directamente proporcional a la orfandad del Partido Popular, con Mariano Rajoy hundido en la valoración ciudadana como no ha ocurrido con ningún otro presidente del Gobierno. Ni Aznar, durante la Guerra de Irak, tenía unos resultados peores en los índices de valoración. No se puede pasar por alto este detalle, porque es abrumador. Después de la famosa foto de las Azores, en abril de 2003, la valoración de Aznar bajó hasta el 3,99% Pero unos meses después, en julio, volvió a situarse en torno al 5%, exactamente un 4,46. Mariano Rajoy siempre está por debajo del 3%. Ha habido barómetros en los que casi un 80% de los ciudadanos afirmaban que el presidente del Gobierno les inspiraba “poca o ninguna confianza”.

Lo que, en contraste, está ocurriendo con Albert Rivera es tan extraordinario que en los comicios andaluces, por ejemplo, Ciudadanos consiguió 370.000 votos con un candidato desconocido, Juan Marín. En esas elecciones, también Mariano Rajoy se volcó en apoyo a su candidato, que tampoco era conocido, y el resultado del Partido Popular fue la debacle conocida.

En cuanto a Ciudadanos, tan peculiar ha sido el fenómeno en las elecciones andaluzas que el mencionado Juan Marín quedó como quinta fuerza política en su propio pueblo, en Sanlúcar de Barrameda, que es donde únicamente lo podían conocer. A quien se votaba en Andalucía no era a él, sino a Albert Rivera, al que todos los sondeos señalan ya como el político más valorado en España en este momento. Ha desbancado a Pablo Iglesias y lo esencial de este detalle es el momento en el que se produce, en pleno ciclo electoral. ¿Hasta dónde llegará la ola? La teoría física sólo nos alerta de la importancia fundamental que tiene en política estar en la cresta en el preciso instante en el que la ola llega hasta la orilla. De todos los líderes políticos, es Albert Rivera el que llega en su mejor momento al momento decisivo.

La Física, gracias a que muchos de sus principios se asientan en la observación y en la lógica, tiene múltiples aplicaciones en la política. El principio de causalidad, por ejemplo, que está entre las leyes de Newton y que con posterioridad se ha ido completando y adaptando en todas las facetas de la física. Esta definición, por ejemplo, que se hace en mecánica cuántica: “A antecede a B en el tiempo. Siempre que ocurre el fenómeno A, ocurre también el fenómeno B”. ¿No sería extraordinario que esta lógica, tan sencilla, tan contundente, se pudiera aplicar a la política?

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