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A los emigrantes andaluces. Mentiras catalanas (I)
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Javier Caraballo

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A los emigrantes andaluces. Mentiras catalanas (I)

Conviene desarmar algunos tópicos del independentismo. Porque se puede ser emigrante andaluz y defender la independencia; lo que no se puede es mentir y sobre esa mentira justificar un voto

Foto: Miles de catalanes se manifiestan para reclamar independencia y pacto fiscal. (EFE)
Miles de catalanes se manifiestan para reclamar independencia y pacto fiscal. (EFE)

[A principios de la década de los 70 del siglo pasado, en Cataluña vivían 840.000 personas nacidas en Andalucía, fruto del que, quizá, ha sido el mayor flujo de emigración vivido en España. En la etapa de la Transición democrática, la población andaluza en Cataluña superaba el millón de habitantes. Tan importante ha sido, y es, la influencia de la emigración andaluza en Cataluña que en aquellos años se la conocía como “la novena provincia andaluza”. En el llamado ‘procés’ de independencia las referencias despectivas hacia Andalucía han sido continuas. Conviene, por tanto, en esta campaña electoral del 27-S, desarmar algunos tópicos del independentismo catalán. Porque se puede ser emigrante andaluz y defender la independencia de Cataluña; lo que no se puede es mentir y sobre esa mentira justificar un voto. Ningún emigrante andaluz debe sentirse acomplejado por mentiras sobre su origen]

Los impuestos. ¿Pagan los andaluces impuestos o viven todos de la sopa boba del PER y las subvenciones? Por mucho que chirría la sola formulación de la pregunta, tan grosera ha llegado a ser la campaña del independentismo catalán para justificarse a sí mismo que en una de sus continuas abatidas, uno de los mandamases de Esquerra Republicana, Joan Puigcercós, llegó a decir que “en Andalucía no paga impuestos ni dios”. Fue en la misma ofensiva en la que, antes o después, hicieron aquella ominosa campaña contra los extremeños, “apadrina a un niño extremeño”, y contra la propia España, aquel vídeo de las Juventudes de Artur Mas en el que un carterista envuelto en una bandera de España atracaba a un catalán en un cajero automático. “Paremos el expolio”, se leía al final del vídeo. En fin.

A los emigrantes andaluces en Cataluña, una sola certeza: Cuando digan que en Andalucía no se pagan impuestos, que sepan que es mentira

Tan falsa y grotesca es esa afirmación de que los andaluces no pagan impuestos, y tan extendida está en el común del independentismo catalán, que, por desgracia para los andaluces, lo que ocurre es todo lo contrario: Cataluña y Andalucía son las comunidades autónomas con una fiscalidad más elevada de toda España. Hay múltiples referencias estadísticas, pero una de las últimas, hace tan sólo unos meses, la ofreció el órgano especializado en asuntos fiscales del Colegio General de Economistas, cuando presentó el ‘Panorama de la fiscalidad autonómica y foral 2015’. Madrid es la comunidad donde menos impuestos se pagan y Cataluña y Andalucía, donde más. Y ese es el balance no porque exista una terrible conspiración contra andaluces y catalanes; ocurre así porque así lo han estipulado los gobiernos que han elegido andaluces y catalanes en los últimos 30 años y que han exprimido al máximo la posibilidad de incrementar la escala autonómica de la base imponible general del IRPF. ¿Que no se pagan impuestos en Andalucía? Ítem mas: Andalucía y Cataluña son las dos regiones en las que se pagan más impuestos de España y también de Europa, sólo por detrás de Suecia y Bélgica.

De todas formas, en el insulto tantas veces repetido sobre la ‘sopa boba’ de los andaluces, lo que se quiere reflejar, al final, es la acusación mayor del supuesto déficit fiscal de Cataluña. También es falso, mucho más en el caso de Andalucía. Lo que, en síntesis, se reprocha con la acusación del déficit fiscal es que Cataluña paga más impuestos al Estado español de lo que recibe posteriormente mediante financiación. Como la retahíla no es nueva, sino que se remonta a muchos años atrás, ya el recordado Ernest Lluch decía que “la discusión sobre el déficit fiscal es inseparable de la del superávit comercial: el saldo entre lo que Cataluña exporta a otras comunidades y lo que les compra”.

Antes de que estallara la crisis económica, el Centro de Predicción Económica elaboró un balance de las relaciones comerciales bilaterales entre las comunidades autónomas españolas durante el periodo 1995-2007. En ese estudio, la relación de Andalucía y Cataluña era especialmente intensa, ya que Andalucía figuraba como el cuarto cliente de Cataluña pero, y éste es el dato más importante, a la inversa resultaba que Cataluña era el principal proveedor de Andalucía, con un porcentaje que rozaba el 20%. En la balanza comercial, el saldo era favorable a Cataluña en una proporción de 60/40. ¿Qué quiere decir? Sencillamente, que la comunidad que más contribuye a la prosperidad de Cataluña es Andalucía por la intensidad de sus relaciones comerciales.

Cuando se habla de lo idílico de una Cataluña independiente, una de las primeras cosas que se obvia es, precisamente, la intensidad de las relaciones comerciales catalanas con el resto de España, tan agriadas por desgracia desde que comenzó este desvarío que va sembrando odios y agravios por donde pasa. Pero bueno, esa es otra historia. En la campaña electoral que conducirá hasta las urnas del 27 de septiembre, otra vez los tópicos se subirán al atril. A los emigrantes andaluces en Cataluña, una sola certeza: Cuando digan que en Andalucía no se pagan impuestos, que sepan que es mentira. Cuando añadan que Andalucía vive a costa de Cataluña, que sepan que es mentira también.

[A principios de la década de los 70 del siglo pasado, en Cataluña vivían 840.000 personas nacidas en Andalucía, fruto del que, quizá, ha sido el mayor flujo de emigración vivido en España. En la etapa de la Transición democrática, la población andaluza en Cataluña superaba el millón de habitantes. Tan importante ha sido, y es, la influencia de la emigración andaluza en Cataluña que en aquellos años se la conocía como “la novena provincia andaluza”. En el llamado ‘procés’ de independencia las referencias despectivas hacia Andalucía han sido continuas. Conviene, por tanto, en esta campaña electoral del 27-S, desarmar algunos tópicos del independentismo catalán. Porque se puede ser emigrante andaluz y defender la independencia de Cataluña; lo que no se puede es mentir y sobre esa mentira justificar un voto. Ningún emigrante andaluz debe sentirse acomplejado por mentiras sobre su origen]

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