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La yihadista rociera
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Javier Caraballo

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La yihadista rociera

Si hasta en una localidad como Almonte, tan vinculada con la Virgen del Rocío, han llegado los tentáculos del ISIS, ¿cuál es la verdadera ramificación en todo el mundo de ese grupo terrorista?

Foto: La joven onubense detenida en Barajas. (EFE)
La joven onubense detenida en Barajas. (EFE)

Tan exclusiva es la relación de Almonte con la Virgen del Rocío, que una de las sevillanas más celebradas que se cantan durante la romería lo que hace es implorar que los almonteños le concedan alguna participación a quien acude a la aldea sin ser de allí. “Almonteño, déjame que yo contigo la lleve. Te ayudaré con mi fe en esa carga tan leve. Almonteño, déjame. Quiero ser hermano tuyo y sudar con tus sudores”. En cada estribillo, se repite la misma petición, que acaba convertida en una extraña imploración tratándose de lo que se trata: una ceremonia religiosa en torno a una Virgen. ¿Cómo es posible ese sentido de la propiedad entre los almonteños?

Por encima de las opiniones, la única realidad es que la prevalencia de los almonteños sobre todos los demás romeros en la relación con la Virgen del Rocío es una realidad aceptada por los cientos de miles de personas que acuden cada año, desde todos los continentes, a la romería de esta aldea de Almonte, quizás una de las mayores celebraciones de la Iglesia católica. Pero quien acude, ya sabe cuáles son las reglas: cuando la Virgen sale en procesión en la madrugada del Lunes de Pentecostés, son los almonteños los únicos protagonistas bajo los varales.

No se discute, no. Ese en un principio que no se discute porque lo que todo el mundo sabe también es que la Virgen del Rocío es para Almonte mucho más que lo que supone una patrona para cualquier otra ciudad o pueblo. La peculiaridad mágica de esa romería comienza justo ahí, en la extraordinaria identificación del pueblo de Almonte con su Virgen. Sencillamente, no es posible concebir que haya un solo almonteño que no haya ido a postrarse ante la Virgen del Rocío y, mucho menos, que no haya acudido alguna vez a la romería. Se le pregunte a quien se le pregunte, la respuesta siempre será la misma. “Mis primeros recuerdos de la Virgen del Rocío son de pequeño, a hombros de mi padre”, como decía en una entrevista el hermano mayor de la Hermandad Matriz de Almonte, que reúne a casi la mitad de este pueblo de unos 20.000 habitantes.

¿Qué puede encontrar de atractivo una joven veinteañera de Almonte para dejarlo todo y entregarse, sumisa, al terror?

De una u otra forma, todo el mundo en Almonte es rociero. Y la familia de la joven detenida en Barajas, cuando intentaba viajar a Turquía para unirse al Estado Islámico, también era rociera. Esa es la enorme perplejidad que ha causado su detención en Almonte; esa es la principal preocupación que ha provocado ese alistamiento yihadista en todas partes. Si hasta en una localidad como Almonte, tan peculiar y tan vinculada con la Virgen del Rocío, han sido capaces de llegar los tentáculos del Estado Islámico, ¿cuál es la verdadera ramificación en todo el mundo de ese grupo terrorista? Y, sobre todo, ¿qué puede encontrar de atractivo una joven veinteañera de Almonte para dejarlo todo y entregarse, sumisa, al terror?

Quienes conocían a María de los Angeles C. M., la mujer detenida, la definían ayer a El Confidencial como una “joven tímida, amable, educada, cordial y cariñosa; una niña normal”, según decía una de sus amigas. Y añadía: “Preguntes por donde preguntes, nadie que la conociera se lo explica. ¿Rociera? Pues claro que su familia era rociera; su hermano se ha metido debajo de la Virgen y su familia, su otra hermana y su madre, participaban, como la mayoría, aunque no se puede decir que se trate de una de las familias que más relación tienen con la romería”.

Ni siquiera ha sido apreciable el cambio físico: este verano estuvo trabajando en un hotel y el pasado 28 de septiembre acudió, como una trabajadora más, a la fiesta de fin de temporada del establecimiento. “No era gótica, pero sí le gustaba llevar un 'look' roquero, con tonos oscuros, pero nada más”, dicen. Hay quien afirma haberla visto con pañuelo alguna vez, otros dicen que, recientemente, se paseaba con el 'hiyab' negro (vestimenta que cubre casi todo el cuerpo), pero de forma general la noticia de la detención ha conmocionado al pueblo y a quienes la conocían: “Todo ha sido tan rápido, que nadie se lo puede creer”.

En definitiva, con la gravedad añadida de esta peculiaridad de Almonte, la realidad es que, si se repasan las detenciones en otros países occidentales de otros jóvenes atraídos por el Estado Islámico, se observará que el mismo estupor se repite siempre. De repente, un joven educado en una democracia, en el seno de una familia normal, con estudios y formación profesional, se siente atraído por el Estado Islámico. Y nadie se explica por qué; nadie es capaz de establecer una conexión. La periodista Loretta Napoleoni, una de las mayores expertas en Estado Islámico, sostiene que desde que el ISIS prometió el regreso al esplendor del Califato, no paran de llegar adhesiones de todo el mundo.

Si el grupo terrorista más salvaje que ha existido se ha convertido en ilusión para jóvenes de todo el mundo, estamos ante un virus de radicalismo sobrecogedor

El 29 de junio de 2014, el califa del Estado Islámico le dijo a la población suní mundial: “Este es vuestro Estado, venid a construirlo y, si no, haced todo lo que podáis, estéis donde estéis, para apoyarlo”. Quince meses después, “la capacidad de seducción del Estado Islámico es mayor que nunca”. ¿Por qué? Para Napoleoni, se trata de un mensaje alentador “para jóvenes musulmanes sin futuro, que viven en el vacío político creado por factores inquietantes como la corrupción, la desigualdad y la injusticia de los estados musulmanes actuales” y también “para quienes viven en el extranjero, jóvenes musulmanes sin futuro de Europa o de Estados Unidos, que a duras penas logran integrarse en una sociedad occidental que ofrece cada vez menos oportunidades a las generaciones jóvenes”. (‘El Fénix islamista. El Estado Islámico y el rediseño de Oriente Próximo’. Editorial Paidós).

Si esa es la razón que se esconde bajo la adhesiones incomprensibles al Estado Islámico, definitivamente estamos delante de un monstruo desconocido, que ni siquiera podemos ver. Si el grupo terrorista más salvaje que ha existido se ha convertido en una ilusión para jóvenes, musulmanes o no, de todo el mundo, definitivamente estamos ante un virus de radicalismo y ceguera sobrecogedor. Un monstruo que no vemos, una ceguera que se contagia, un fanatismo que extiende sus tentáculos hasta lo que los almonteños llaman “la cuna de la devoción mariana”. Y nadie sabe por qué sucede así. Acaso por la misma razón por la que no nos atrevemos a llamar a lo que está pasando ‘la Tercera Guerra Mundial’. Quizá por eso, porque no se parece a nada conocido.

Tan exclusiva es la relación de Almonte con la Virgen del Rocío, que una de las sevillanas más celebradas que se cantan durante la romería lo que hace es implorar que los almonteños le concedan alguna participación a quien acude a la aldea sin ser de allí. “Almonteño, déjame que yo contigo la lleve. Te ayudaré con mi fe en esa carga tan leve. Almonteño, déjame. Quiero ser hermano tuyo y sudar con tus sudores”. En cada estribillo, se repite la misma petición, que acaba convertida en una extraña imploración tratándose de lo que se trata: una ceremonia religiosa en torno a una Virgen. ¿Cómo es posible ese sentido de la propiedad entre los almonteños?

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