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Alerta máxima: PP y Podemos hacen pinza
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Javier Caraballo

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Alerta máxima: PP y Podemos hacen pinza

Julio Anguita: "La pinza sirvió para abrir un camino de daños muy importantes en IU, cuyas consecuencias no se han cerrado todavía, en gran parte debido a la posición de dirigentes de IU"

Foto: El expresidente del Gobierno Felipe González durante el acto de campaña del PSOE. (EFE)
El expresidente del Gobierno Felipe González durante el acto de campaña del PSOE. (EFE)

Felipe González ya ha sacado el lobo y lo ha dejado suelto para que corra por la campaña. Los electores de izquierda ya están avisados porque lo ha dicho Felipe González y, al instante, ya lo van replicando por todos los mítines de la campaña socialista, el primero de todos, el candidato, Pedro Sánchez. Existe una pinza entre las derechas y Podemos para evitar que gobierne el PSOE. La pinza y las derechas, ¿qué más hace falta decir para activar al adormecido electorado socialista? Alerta máxima. ¿Qué otro argumento puede llegar a la médula del votante tradicional del PSOE que esta alarma de reminiscencias antiguas? Se activan en los discursos las dos palabras, la derecha y la pinza, y ya solo hace falta esperar que tengan un efecto inmediato en todos los indecisos y en todos los desencantados de gobiernos socialistas; se trata de una urgencia mayor: ¡que viene el lobo!

Julio Anguita, como es tan tozudo y tan meticuloso, salta como un resorte cada vez que se le recuerda aquella historia de la pinza, en los años noventa, los últimos del felipismo. Entonces, ante el declive del PSOE, por la degeneración de los últimos gobiernos de Felipe González, la estrella emergente de la izquierda era Julio Anguita, al frente de Izquierda Unida, y para bloquearlo, para noquearlo, se puso en marcha una enorme campaña de desprestigio; desprestigio personal, ‘Anguita, ese loco mesiánico’, y desprestigio político, ‘Anguita, el traidor de la izquierda que apoya a la derecha’. Lo de menos era la verdad, porque lo que de verdad sucedió en aquella ‘legislatura de la pinza’ es que de las 80 votaciones contabilizadas en el Diario de Sesiones del Congreso, PSOE y PP votaron juntos en 67 ocasiones, frente a las 18 en que votaron juntos socialistas y comunistas. El PP e Izquierda Unida solo votaron juntos en una ocasión, con motivo de un debate sobre regeneración democrática. Sin embargo, todavía hoy, en esta misma campaña, ayer mismo, cuando se habla de la pinza se añade, como explicación asumida, que fue “el periodo electoral en el que el PP e Izquierda Unida votaban juntos en el Congreso para frenar leyes socialistas”. En fin...

En el libro ‘El tiempo y la memoria’, Julio Anguita le dedica un capítulo a ‘La pinza que nunca existió, los alumnos de Goebbels’. Y admite, pese a todo, que “la pinza sirvió para abrir un camino de daños muy importantes en IU, cuyas consecuencias no se han cerrado todavía, en gran parte debido a la posición de dirigentes de Izquierda Unida, que se achantan cuando alguien les amenaza con rescatar el asunto de la perversa pinza”. Tan efectivo, tan extraordinario y letal fue el montaje de la pinza que no solo acabó neutralizando a Anguita y descuartizando a Izquierda Unida por las traiciones internas, sino que todavía hoy, 20 años después, el PSOE lo considera útil para intentar evitar el abismo al que se asoman en esta campaña. Pinza a la desesperada. Otra vez la misma formulación sustentada en lo mismo, el esquema simple de un ‘spaghetti western’, como dice Anguita: el PSOE es el bueno, el PP es el malo y Podemos (antes Izquierda Unida) es el traidor.

Anguita: “El PSOE es el bueno, el PP es el malo y Podemos (antes Izquierda Unida) es el traidor“

¿Funcionará de nuevo? A ver, ni Pedro Sánchez es Felipe González, ni Podemos es como Izquierda Unida, ni los tiempos políticos son los mismos. Pero es verdad que aquí, en España, y sobre todo en algunas regiones como Andalucía, Extremadura o Castilla-La Mancha, la supervivencia socialista ha tenido como ‘eje motor’ un mensaje de alerta que ha funcionado desde la Transición, gracias a los rescoldos de memoria del franquismo: “¡Que viene el lobo, que viene la derecha!”. En algunas elecciones en las que el PSOE ha caído estrepitosamente, sobre todo tras las severas derrotas de 2011, algunos dirigentes del Partido Socialista han achacado los malos resultados a la caducidad de ese mensaje, pensando que el personal vota al PP porque ya no tiene el recuerdo franquista. Añaden que el PSOE tiene que renovar su discurso, pero la verdad es que llegan las campañas electorales, y vuelve otra vez el mismo discurso. “Estamos viviendo una nueva reedición de la pinza”, ha dicho Felipe González. Y Pedro Sánchez ha seguido la estela de inmediato: “Podemos es una izquierda resignada que, con tal de que no gobierne el PSOE, es capaz de dejar que gobierne el PP”.

Anguita: “Yo no voy a La Moncloa de amante menor; si entro en La Moncloa lo hago a tambor batiente”

Anguita ha llegado a contar que, en aquella guerra sucia de la pinza, unos periodistas de “la prensa asalariada”, en la órbita de Polanco y de Cebrián, le trasladaron un mensaje sutil: “Tendrías que ir a ver a Felipe a La Moncloa”, le sugirieron, y Anguita contestó que naturalmente, que aceptaba la entrevista. Pero pronto lo corrigieron: “No, verás, no se trata de eso; lo ideal es que vayas un día por allí, que paseéis por los jardines, que os vea la gente…”. A lo que Anguita, genio y figura, contestó: “¡Ah, no, de eso nada! Yo no voy a La Moncloa de amante menor; si entro en La Moncloa lo hago a tambor batiente”. Si vale la anécdota es, además de otras consideraciones, porque en el fondo de toda esta polémica, en el fondo de esta estrategia rescatada de la pinza, lo único que subyace es el sentido patrimonial que ha tenido siempre el PSOE de la izquierda. La confluencia solo es posible cuando es incondicional; el entendimiento de la izquierda solo es válido cuando se trata de apuntalar al Partido Socialista. Amante menor con un chantaje emocional, siempre repetido, al que solo le faltaba un candidato con nombre de fábula: ‘Pedro y el lobo’.

Felipe González ya ha sacado el lobo y lo ha dejado suelto para que corra por la campaña. Los electores de izquierda ya están avisados porque lo ha dicho Felipe González y, al instante, ya lo van replicando por todos los mítines de la campaña socialista, el primero de todos, el candidato, Pedro Sánchez. Existe una pinza entre las derechas y Podemos para evitar que gobierne el PSOE. La pinza y las derechas, ¿qué más hace falta decir para activar al adormecido electorado socialista? Alerta máxima. ¿Qué otro argumento puede llegar a la médula del votante tradicional del PSOE que esta alarma de reminiscencias antiguas? Se activan en los discursos las dos palabras, la derecha y la pinza, y ya solo hace falta esperar que tengan un efecto inmediato en todos los indecisos y en todos los desencantados de gobiernos socialistas; se trata de una urgencia mayor: ¡que viene el lobo!

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