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Ángel Ojeda que estás en los cielos
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Javier Caraballo

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Ángel Ojeda que estás en los cielos

El exconsejero andaluz, principal imputado en la trama de los cursos de formación, se ha venido tan arriba que ha rozado el cielo, lo ha tocado con la yema de los dedos

Foto: El exconsejero de Hacienda Ángel Ojeda. (EFE)
El exconsejero de Hacienda Ángel Ojeda. (EFE)

“Amigos, romanos, compatriotas, escuchadme: he venido a enterrar a César, no a ensalzarlo”. Como Larra nos advirtió que en España, todo el año es carnaval, lo suyo sería disfrazarse de Marlon Brando y hacerle un discurso a Ángel Ojeda como el de Shakespeare, ahora que él mismo, ya jubilado, ha sacado el cadáver del empresario que fue y ha mostrado las heridas en su túnica, como un César apuñalado injustamente por policías, fiscales, jueces, políticos y periodistas. Ante su intervención en la comisión de investigación del Parlamento andaluz, el exconsejero andaluz, principal imputado en la trama de los cursos de formación, se ha venido tan arriba que ha rozado el cielo, lo ha tocado con la yema de los dedos.

No es que Ojeda niegue su participación en las corruptelas que se le imputan, es que ha dado tres pasos más allá y se ha definido a sí mismo como un “ciudadano ejemplar”. Y seguro que, al acabar de decirlo, ha sonreído al ver la cara de incredulidad de los diputados que lo estaban oyendo. Conozco desde hace años a Ángel Ojeda, desde que estaba en la Expo 92, antes incluso de que entrara en el Gobierno andaluz o de que lo fichara Mario Conde para dirigir Banesto. Por eso, como sé que se trata de un tipo con sentido del humor, no le extrañará ahora que, con la misma cara de pez globo de los diputados, le demos un toque shakesperiano a su historia. “Los informes del juzgado dicen que los cursos de formación son una enorme corruptela, pero Ángel Ojeda dice que él no es ambicioso y Ángel Ojeda es un ciudadano ejemplar”.

Lo que más sorprendió de Ángel Ojeda cuando la Policía lo detuvo, fue el entramado de empresas con las que, de diferentes formas, contrataba con la Junta de Andalucía. Lo que le atribuía en sus informes la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal (UDEF) de la Policía Nacional es un fraude de más de 50 millones de euros, gracias a los contratos que obtuvo con una veintena de sociedades, entre mercantiles, asociaciones y fundaciones. Solo en un año, desde 2008 a 2009, recibió 33 millones de euros. Había, según dijo la Policía entonces, algunos casos de auténtico récord. Una sociedad, por ejemplo, que se constituyó el 1 de enero de 2009, no había cumplido aún ni un mes de vida cuando ya recibió una subvención de 642.000 euros. Espectacular. Más adelante, los mismos investigadores de la Policía pusieron la lupa sobre un día, un solo día, el 16 de diciembre de 2012, porque ese día le llegaron de una tacada 7.290.861 euros en subvenciones. Eso dice la Policía, pero “Ángel Ojeda dice que él no es un hombre ambicioso, y Ángel Ojeda es un ciudadano ejemplar”.

No es que niegue su participación en las corruptelas que se le imputan, es que ha dado tres pasos más allá y se ha definido como un “ciudadano ejemplar”

Investigadores de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil, que también estuvieron analizando los cursos de formación, concluyeron que se había diseñado un sistema de fraude desde la Junta de Andalucía, que tenía como epicentro al exconsejero Ojeda y su grupo de empresas. Según la UCO, el fraude consistiría, en unos casos, en el abono de subvenciones por cursos inexistentes, que no se habrían dado a los desempleados, mientras que en otros supondría la simulación de contratos y el abono de percepciones, sin estar legalmente reconocidas, para completar unas contraprestaciones por desempleo a determinados prejubilados, como en el caso de Delphi.

La Inspección General de Trabajo y Seguridad Social también emitió un informe y llegó a la conclusión de que se habían simulado relaciones laborales y que se había vulnerado la Ley de Subvenciones, además de no haber justificado la mayor parte del dinero recibido; seis de cada 10 euros recibidos por las empresas de Ojeda no se habían justificado en los expedientes analizados por los inspectores de Trabajo. Eso decían los guardias civiles y los inspectores de Trabajo, pero “Ángel Ojeda dice que él no es un hombre ambicioso, y Ángel Ojeda es un ciudadano ejemplar”.

Lo dicen policías, guardias civiles, jueces y fiscales, pero Ojeda sostiene lo contrario: "Siempre he estado dando la cara. No me arrepiento de nada"

Dos jueces distintos, primero la jueza Mercedes Alaya y en la actualidad la jueza María Núñez Bolaños, recibieron los informes de los investigadores y en los dos casos decidieron imputar a Ángel Ojeda por varios delitos, una vez que la Fiscalía también entendía que lo que se estaba analizando infringía el Código Penal. Alaya afirmó en sus autos que “se evidencian graves irregularidades en las concesiones de subvenciones a cursos de formación por parte de la Consejería de Empleo de la Junta de Andalucía” y que Ángel Ojeda recibía los contratos para esos cursos “gracias a sus influencias en la Junta de Andalucía en virtud de sus antiguos cargos y contactos”. Muchos meses después, la jueza María Núñez Bolaños llegó a la misma conclusión: “Existen indicios de que buena parte de los fondos percibidos para la realización de cursos en el entramado de sociedades y asociaciones vinculadas” a Ojeda, “en lugar de destinarlos a la realización de cursos para capacitarlos en orden a una posterior contratación, se simulaban contratos de trabajo con los antiguos empleados de Delphi, existiendo además una contratación irregular, no con terceros, sino con empresas del propio grupo, subcontratación irregular que se habría realizado con la finalidad de desviar los fondos a otras empresas dificultando su seguimiento”.

Lo dicen policías, guardias civiles, jueces y fiscales, pero Ángel Ojeda sostiene lo contrario: “Yo empiezo en 1996 a montar un grupo de empresas en materia de prevención de riesgos laborales, calidad, seguridad, 'call center' y formación. Yo tenía 3.000 trabajadores. Hemos dado 24.000 cursos: más del 95% son entidades privadas y menos del 5%, públicas. El Gobierno central nos dio el 18% del programa para todo el territorio español y la Junta lo que nos ha dado no llega ni al 1% de los cursos. Uno puede opinar lo que quiera. Yo era una persona importante, que siempre he estado dando la cara. No me arrepiento de nada. Nunca he ganado dinero con la formación de la Junta de Andalucía; fue al costo. Lo hice por la vocación social del empresario. Todo en mi vida ha sido absolutamente legal, he pagado todos mis impuestos, no he tenido ningún problema nunca con la justicia ni con la policía, creo que soy un ciudadano normal, diría que casi ejemplar". Hasta ahí la cita de Ángel Ojeda en las diferentes entrevistas y comparecencias de los últimos días. “¿Puede verse en esto la ambición de César? Amigos, queridos amigos: que no sea yo quien os empuje al motín. Los informes del juzgado dicen que los cursos de formación son una enorme corruptela, pero Ángel Ojeda dice que él no es ambicioso y Ángel Ojeda es un ciudadano ejemplar”.

“Amigos, romanos, compatriotas, escuchadme: he venido a enterrar a César, no a ensalzarlo”. Como Larra nos advirtió que en España, todo el año es carnaval, lo suyo sería disfrazarse de Marlon Brando y hacerle un discurso a Ángel Ojeda como el de Shakespeare, ahora que él mismo, ya jubilado, ha sacado el cadáver del empresario que fue y ha mostrado las heridas en su túnica, como un César apuñalado injustamente por policías, fiscales, jueces, políticos y periodistas. Ante su intervención en la comisión de investigación del Parlamento andaluz, el exconsejero andaluz, principal imputado en la trama de los cursos de formación, se ha venido tan arriba que ha rozado el cielo, lo ha tocado con la yema de los dedos.

Ángel Ojeda Avilés Parlamento de Andalucía Mercedes Alaya UDEF UCO