Es noticia
Los papeles de Venezuela
  1. España
  2. Matacán
Javier Caraballo

Matacán

Por

Los papeles de Venezuela

Los papeles de Venezuela son la última demostración de este mal de la política declarativa: no ha habido explicaciones porque, entre otras cosas, ni siquiera ha habido preguntas

Foto: El secretario general de Podemos, Pablo Iglesias (izda), junto al cofundador de la formación Juan Carlos Monedero. (Reuters)
El secretario general de Podemos, Pablo Iglesias (izda), junto al cofundador de la formación Juan Carlos Monedero. (Reuters)

Están los papeles de Panamá, que han convulsionado el mundo entero, y estos otros, los 'papeles de Venezuela', que se quedan para consumo interno español, que ni trascienden a otros países ni parece que aquí mismo, en España, superen el hervor de un día en los calderos en los que se cuece la actualidad. Quizá por eso, por la efervescencia con la entran y salen de los periódicos, aquí nadie ha dado las explicaciones que merece un escándalo como este. Sin embargo, la calidad de una democracia se pone a prueba en asuntos como este de los papeles de Venezuela, mucho más que en otros de los muchos debates políticos estériles que en España consumen la mayor parte del tiempo.

Ocurre que la política en España sufre un mal que lo condiciona casi todo; se trata del imperio absoluto de la ‘política declarativa’, que es como la espuma de las cosas, futilidad y nada más. La política declarativa, que hastía a la sociedad y que ha contaminado al propio periodismo, provoca que la mayor parte de los asuntos se queden en el intercambio de acusaciones, con independencia de la realidad de las cosas. Sea cual sea. Lo importante no es lo que ocurre, sino lo que se dice que ocurre. Tiene más trascendencia la valoración de un hecho que el hecho en sí mismo, aun cuando la valoración lo pervierta, por sectaria y demagógica. Pero a la política de banderías y de trincheras que se da en España, lo que le conviene es este frufrú diario de valoraciones que suplantan a los argumentos.

Los papeles de Venezuelason la última demostración de este mal de la política declarativa: no ha habido explicaciones porque, entre otras cosas, ni siquiera ha habido preguntas. Y no me refiero solo a los dirigentes de Podemos que aparecen en estos papeles, sino también a la propia Policía que los ha elaborado. Vayamos por partes. La única explicación que han ofrecido los dirigentes de Podemos a quienes les acusan de haber recibido financiación de Venezuela, fundamentalmente, y de Irán, ha sido una pregunta guasona: “¿Seremos gilipollas?”. Lo escribió en su Twitter Juan Carlos Monedero después de que El Confidencial ofreciera detalles precisos de cómo el Gobierno de Hugo Chávez decidió apoyar con hasta siete millones de euros a los dirigentes de Podemos para que desarrollaran en España un movimiento de izquierdas sensible con el socialismo bolivariano. Se publica esa información, se ofrecen detalles y la única explicación que ofrecen los dirigentes de Podemos es ese tuit guasón: “Tanto dinero y yo sigo con la misma moto, con su coche cutre y con el triciclo de siempre. ¿Seremos gilipollas?”.

Vamos a pasar por alto la llamativa vinculación subliminal que establece Monedero entre la política y el enriquecimiento personal; ¿por qué piensa que es gilipollas el que no obtiene beneficio del dinero que llega de la política? La cuestión es que, con independencia de que esa transferencia de dinero desde Venezuela sea legal o ilegal, los dirigentes de Podemos están obligados a explicar qué compromisos alcanzaron con Hugo Chávez, a qué han destinado los siete millones de euros recibidos y qué parte del modelo político venezolano quieren implantar en España. Podemos ha actuado como la peor ‘casta política’ que tanto detestaban: no solo no ofrecen explicaciones, sino que se escudan en conspiraciones contra ellos que no existen más que en la viciada estrategia de defensa de todo el que tiene algo que ocultar. ¿Seremos gilipollas?, se pregunta Monedero. De momento, lo que está claro es que contestar a los papeles de Venezuelacon un tuit guasón es tomar por gilipollas a los ciudadanos y, sobre todo, a sus votantes.

Podemos ha actuado como la peor ‘casta política’ que tanto detestaban: no solo no ofrecen explicaciones, sino que se escudan en conspiraciones contra ellos

La otra parte inexplicada de los papeles de Venezuelaestá en la propia Policía. A ver: Los pagos, por importe de siete millones de euros, a los dirigentes de Podemos se efectuaron en los años 2008, 2009 y 2012, antes, por lo tanto, de que se constituyera Podemos y antes, sobre todo, de que en 2015 se introdujera como delito en el Código Penal la financiación de gobiernos extranjeros a los partidos políticos españoles. Cuando el Centro de Estudios Políticos y Sociales, en el que trabajaban los actuales dirigentes de Podemos, recibió las ayudas de Hugo Chávez, solo se consideraba falta administrativa. Es normal, conveniente y necesario que la Policía investigue este tipo de transacciones y que, si detecta que se ha podido cometer algún delito o falta, remita el resultado de sus pesquisas a los juzgados. Pero¿es eso lo que ha ocurrido con los papeles de Venezuela? Esa es la cuestión: que no parece que sea así. Hasta ahora, lo único que ha dicho la Fiscalía es que no tiene constancia oficial de que exista ese informe, que no se ha autentificado, y lo ha dicho cuando le han pedido que investigue qué ha ocurrido realmente. Por eso ha archivado la causa, porque nadie en la Policía le ha remitido ese informe.

Tampoco el ministro del Interior ha sabido aclararlo, y hasta el ministro de Justicia ha confesado hace unos días que tampoco él conoce el informe policial. Los dos se limitan a ofrecer valoraciones, política declarativa. De la misma forma que los dirigentes de Podemos están obligados a dar explicaciones sobre el hecho, el Ministerio del Interior está obligado a aclarar qué pasa con ese informe, qué grupo de la Policía lo ha realizado y por qué no se ha remitido ya a la Fiscalía. Ese es el funcionamiento normal en un Estado de derecho:las investigaciones de la Policía tienen que tener una motivación y un destino, que son los juzgados. Y pasemos por altola extravagancia de designar un informe oficial con las siglas PISA, que al parecer se corresponden con ‘Pablo Iglesias Sociedad Anónima’. Porque también eso, como el tuit de Monedero, parece obra de un guasón.

Están los papeles de Panamá, que han convulsionado el mundo entero, y estos otros, los 'papeles de Venezuela', que se quedan para consumo interno español, que ni trascienden a otros países ni parece que aquí mismo, en España, superen el hervor de un día en los calderos en los que se cuece la actualidad. Quizá por eso, por la efervescencia con la entran y salen de los periódicos, aquí nadie ha dado las explicaciones que merece un escándalo como este. Sin embargo, la calidad de una democracia se pone a prueba en asuntos como este de los papeles de Venezuela, mucho más que en otros de los muchos debates políticos estériles que en España consumen la mayor parte del tiempo.

Podemos y Venezuela Financiación de Podemos Juan Carlos Monedero