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Vagos, incultos y poco serios. Los andaluces
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Javier Caraballo

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Vagos, incultos y poco serios. Los andaluces

Si se analizan cada una de esas afirmaciones, se puede comprobar el fondo del problema: una bofetada al Gobierno andaluz, o al Partido Socialista, en la cara de todos los andaluces, sin distinción

Foto: Sevillanos descansando junto al río Guadalquivir. (EFE)
Sevillanos descansando junto al río Guadalquivir. (EFE)

Antes que el “España nos roba”, acaso un par de siglos antes, ya existía lo de que “Andalucía nos roba”. En ambos casos, se trata de mecanismos mentales primarios que funcionan en todo el mundo: la justificación de todos los males propios, incluso de las frustraciones o de las ambiciones, con la culpa al otro, el agravio, la burla y el desprecio.

En distintos grados, esa reacción visceral, tribal, de autodefensa va ascendiendo hasta llegar a la xenofobia, entendida en su definición más amplia como “odio, recelo, hostilidad y rechazo hacia los extranjeros, aunque también se refiere a la fobia hacia los grupos étnicos diferentes o hacia personas cuya fisonomía social, política y cultural se desconoce”. Pues bien, lo realmente curioso, o lo escandaloso, es que los mismos que se indignan cuando escuchan lo de que “España nos roba”, suelen ser los primeros que luego recurren al “Andalucía nos roba” para hacerse fuertes en sus regiones, en sus pueblos. Es el caso del Partido Popular, sobre todo de muchos líderes del PP madrileño, agitadores, conscientes o inconscientes, de esa xenofobia de baja intensidad contra Andalucía, que es como la lluvia fina que va calando, como decía el otro.

placeholder Cristina Cifuentes preside la reunión del Consejo de Gobierno. (EFE)
Cristina Cifuentes preside la reunión del Consejo de Gobierno. (EFE)


La última dirigente en sumarse a la lista ha sido la presidenta de la comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes, cuando hace unos días, en la Asamblea regional, le dio por decir que “los madrileños están pagando 3.000 millones de euros para que los andaluces tengan sanidad, educación y demás. Esta es la realidad”. Cristina Cifuentes, ni ninguno de los otros dirigentes del Partido Popular que se han despeñado por la misma demagogia, no puede hacerse una idea de la desolación y el abatimiento que producen esas declaraciones entre los propios votantes y simpatizantes de ese partido en Andalucía. Porque, con una ceguera política inexplicable, acaban derivando a la población los defectos de gestión política que pretenden censurar; es decir, para descalificar a sus oponentes políticos, insultan a toda la población. Y, por si fuera poco, le ofrecen munición suficiente a sus adversarios políticos para justificar cualquier tropelía en su gestión. ¿Qué es una exageración interpretarlo así, sacar esas conclusiones? Esa es la reacción inmediata cuando se comprueba el desbarre, pero no es así. En cada expresión desafortunada contra Andalucía lo que se repite siempre es el mismo concepto manido, la misma vinculación de los andaluces como vagos, incultos y poco serios.

Se puede hacer un leve repaso: “Los niños andaluces son prácticamente analfabetos. Chaves no ha hecho nada por la educación de los niños, parece que le gusta y quiere que estén así” (Ana Mato) “El resultado de 31 años de Gobierno socialista andaluz y tres modernizaciones es que los niños andaluces no tienen para comer tres veces al día. Íbamos a ser la California europea pero, con el bipartito, parecemos Etiopía” (Rafael Hernando) “ [Trinidad Jiménez] es floja, le falta cuajo y su acento la hace más apta para Dos Hermanas o Vélez-Málaga”. (Juan Soler). “El problema de esta buena mujer [Magdalena Álvarez] es que tiene un acento que parece un chiste, y es un problema de comunicación”. (Monserrat Nebrera). “A los andaluces, la realidad nacional les suena más a chirigota, no tiene la seriedad necesaria que tiene que tener una reforma estatutaria" (María San Gil). “Se ha ido a Sevilla a un congreso y han hecho lo único que creen que debe hacer un Gobierno, que es utilizar el dinero de los contribuyentes para dar pitas, pitas, pitas” (Esperanza Aguirre).

¿Acaso no pagan los andaluces los mismos impuestos que los madrileños? ¿Por qué no se dice que Andalucía y Cataluña son las que más carga impositiva tienen?

Si se analizan cada una de esas afirmaciones, se puede comprobar el fondo del problema: una bofetada al Gobierno andaluz, o al Partido Socialista, en la cara de todos los andaluces, sin distinción. El mensaje subliminal siempre es el mismo: vagos, incultos y poco serios. Por eso, se decía antes que no son conscientes esos dirigentes del Partido Popular de la profunda desolación que provocan con sus torpes declaraciones entre los propios simpatizantes de ese partido en Andalucía. Porque cuando se afirma, como ha hecho Cristina Cifuentes, que los madrileños “están pagando” la sanidad y la educación en Andalucía, parece como si a los madrileños se le detrajera una parte de sus impuestos para financiar a los andaluces. Lo peor no es que sea mentira, lo peor es que lo siguiente será que el ciudadano madrileño que se desespera con los recortes sociales acabe pensando que sus hospitales y sus escuelas serían mejores si no tuvieran que mantener a los andaluces. ¿Pero es que acaso no pagan los andaluces los mismos impuestos que los madrileños? ¿Por qué no se dice que es Andalucía, junto a Cataluña, las dos regiones con más carga impositiva?

Los primeros que saben que existen abusos en el PER son los andaluces, pero también saben que los abusos no sólo se cometen en el campo andaluz

Para criticar el sistema educativo de Andalucía, algo que ya censuran los andaluces, no es necesario decir que “los niños andaluces son analfabetos”, porque no es verdad, y como es tan grueso el exabrupto, tan mendaz, sólo cabe pensar en un insulto. Andalucía no es Etiopía, que no. En ninguna otra región se censuran las subvenciones y las ayudas crónicas a sectores económicos protegidos de la forma que se hace en Andalucía con los jornaleros que cobran el PER. ¿Qué en el PER existen abusos? Los primeros que lo saben son los andaluces, pero también saben los andaluces que los abusos no sólo se cometen en el campo andaluz y, sobre todo, saben que el porcentaje de personas que recibe una subvención fraudulenta es ínfima con respecto a la población global. Por eso no se puede decir que esa barbaridad de que el PSOE gobierna en Andalucía porque los andaluces están con la boca abierta esperando las “pitas, pitas”, como gallinas en un corral. Lo mismo que seguir repitiendo, con la envoltura de una supuesta broma, que los andaluces, por su carácter y por su acento, no son gente seria. ¿Habrá simplificación más indignante y más extendida?

Antes que el “España nos roba”, acaso un par de siglos antes, ya existía lo de que “Andalucía nos roba”. En ambos casos, se trata de mecanismos mentales primarios que funcionan en todo el mundo: la justificación de todos los males propios, incluso de las frustraciones o de las ambiciones, con la culpa al otro, el agravio, la burla y el desprecio.

Manuel Chaves Noticias de Andalucía Parlamento de Andalucía