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El boicot a los catalanes
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Javier Caraballo

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El boicot a los catalanes

Una frase del 'Quijote' dice mucho de este momento: "Las pasiones no son propias de las bestias sino de los hombres, pero si los hombres las sienten en demasía, se vuelven bestias"

Foto: Un hombre pasa frente a una oficina de CaixaBank. (Reuters)
Un hombre pasa frente a una oficina de CaixaBank. (Reuters)

Dices que no entiendes a los españoles, que tú misma eres andaluza y española, y que lo que está ocurriendo solo puede procurarnos más daño a nosotros mismos, a toda la sociedad, y a vosotros en especial, a los miles de trabajadores de CaixaBank en España, porque hace muchos años que esta entidad es más española que catalana, aunque mantenga allí sus raíces. Dices que estás amargada, porque esta misma mañana ha llegado a tu sucursal un tipo que tenía allí sus cuentas desde hacía 20 años y que ahora ha decidido retirarlas porque considera que todos tenemos que hacer presión “para darles un escarmiento a los catalanes por la independencia”.

Entiendo tu desconcierto, porque se refleja en tu cara cuando hablas y repites lo que le has dicho a él, y a tantos otros como él, arrebatados por un mismo deseo de venganza o de odio o de hartazgo o de simple cabreo. “Pero, dime, en estos 20 años, ¿cuándo te he fallado? ¿Cuándo te ha defraudado La Caixa, cuándo no te hemos escuchado, atendido? Si incluso hoy te vas reconociendo que este es el banco que siempre te ha gustado, ¿no te das cuenta de la situación en la que nos dejas a los empleados? ¿Qué tenemos que hacer, por qué tenemos que pagar nosotros?”.

Foto: Foto: Reuters.

Tras un instante de silencio, como si tuvieras que tragar saliva, has sacado del cajón un folio impreso con las cifras que, inútilmente, habrás enseñado a tantos como han llegado hasta ti para contarte la misma historia, que tú no ves como un boicot a los independentistas catalanes sino como una absurda espiral de locura colectiva. “Volumen de negocio de CaixaBank”, se lee en el enunciado.

Son datos conocidos que nadie quiere oír, que La Caixa solo tiene en Cataluña el 20% del negocio, menos incluso que en la Comunidad de Madrid. Igual que las oficinas y los más de 5.000 empleados; la inmensa mayoría está fuera de Cataluña, repartida por toda España. “Les enseño los datos a todos los que me vienen con esa cantinela y les pregunto lo mismo: "Si llegaste a la Caixa hace tantos años, cuando solo era una caja catalana, ¿por qué te vas ahora que es más española que nunca? Pero nadie responde. La verdad, no es que sean muchos, pero es un goteo, y a mí esta sinrazón me está matando”.

Foto: Fachada de la sede corporativa de Gas Natural Fenosa en Barcelona. (EFE)

He querido explicarte que los comportamientos humanos, en estas situaciones de enorme tensión, se vuelven muchas veces incomprensibles, y que quizá nada de esto hubiera pasado si tantas empresas catalanas que ahora trasladan su sede social fuera de Cataluña lo hubieran hecho mucho antes, cuando comenzó a desplegarse la ‘hoja de ruta’ del independentismo. Solo los incautos podían pensar en otro final y quizá para mucha gente estas decisiones de los consejos de administración llegan tarde; incluso las pueden interpretar como un éxito de sus presiones, como si los granitos de arena de boicot de cada uno de ellos estuvieran dando resultados. “Son pasiones”, te he dicho, y he recurrido a una frase del 'Quijote' que dice mucho de este momento. “Las pasiones no son propias de las bestias sino de los hombres, pero si los hombres las sienten en demasía, se vuelven bestias”.

Cervantes se refería a la tristeza, pero se le puede parafrasear para adaptarlo a lo que está ocurriendo. Por eso te digo que puedo entender el malestar de una gran parte de la sociedad española, pero un boicot que nace de las vísceras acaba volviéndose en contra de todos. “Como la palabra se ha puesto de moda, en Cataluña todos hablan de los defectos del ‘relato español’, pero no se dan cuenta de lo corrosivo del ‘relato catalán’ de los últimos años, desde aquel insultante 'España nos roba”, te he dicho. “Pero tienes razón, esta bola de nieve puede acabar arrollándonos a todos”.

Foto: Foto: Carmen Castellón.

Seis de las siete empresas catalanas que cotizan en el Ibex (Sabadell, Gas Natural, CaixaBank, Abertis, Cellnex y Colonial) ya han trasladado su sede fuera de Cataluña, pero solo son las más representativas, porque la relación se amplía a una lista cada vez mayor de grandes sociedades y también de pequeñas y medianas empresas. Pero ni aun así se detiene este absurdo boicot que, en muchas ocasiones, va contra las propias empresas que están fuera de Cataluña.

Hay un ejemplo muy claro en Extremadura: el grupo Conesa (Conservas Vegetales de Extremadura SA), empresa líder en transformados de tomate en España y que está entre las ocho primeras a nivel mundial, es una de las que más claramente han comenzado a sentir el vértigo del boicot. ¿Pero cómo le va a afectar a una empresa extremeña que no se compren productos catalanes? Hace unos días lo dijo muy claro su consejero delegado, Manuel Vázquez Calleja: “No comprar en Extremadura productos que parecen catalanes, como los de Casa Tarradellas, puede ser como pegarse un tiro en el pie”, porque da la casualidad de que el tomate que cubre las pizzas que se boicotean es de las Vegas del Guadiana. “Pero es que seguramente el atún proceda de Galicia y la harina de Andalucía”, añadió, y nada puede ser más cierto; nada puede explicar mejor lo que está ocurriendo, lo que tú misma estás sintiendo: un boicot a los productos catalanes es como darse un tiro en el pie.

“Entiendo el malestar de millones de españoles, muchos de ellos en Cataluña, con lo que está ocurriendo, esta enorme deslealtad, pero si decimos que confiamos en el Estado de derecho, no puede existir otra respuesta ni habrá otro camino”, he acabado diciéndote con el único ánimo de darte esperanzas. Te he visto asentir, sin demasiada convicción, acaso porque temes que también este absurdo siga creciendo exponencialmente y que se intente arreglar cuando ya sea demasiado tarde. Así que me he levantado, he tomado de mi bolsillo el carné de identidad y lo he puesto sobre tu mesa de directora: “En realidad, para lo único que he venido es para decirte que he decidido abrirme una cuenta en CaixaBank; nunca la he tenido. Ojalá muchos más hagan este mismo gesto”.

Dices que no entiendes a los españoles, que tú misma eres andaluza y española, y que lo que está ocurriendo solo puede procurarnos más daño a nosotros mismos, a toda la sociedad, y a vosotros en especial, a los miles de trabajadores de CaixaBank en España, porque hace muchos años que esta entidad es más española que catalana, aunque mantenga allí sus raíces. Dices que estás amargada, porque esta misma mañana ha llegado a tu sucursal un tipo que tenía allí sus cuentas desde hacía 20 años y que ahora ha decidido retirarlas porque considera que todos tenemos que hacer presión “para darles un escarmiento a los catalanes por la independencia”.

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