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El día que explotó Spiriman
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Javier Caraballo

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El día que explotó Spiriman

Salió al portal de su casa y descubrió unas pintadas que enmarcaban una fotografía de su hijo en un circulo rojo, como una diana

Foto: Jesús Candel, conocido como Spiriman, en una de las manifestaciones por la sanidad pública (EFE)
Jesús Candel, conocido como Spiriman, en una de las manifestaciones por la sanidad pública (EFE)

Salió al portal de su casa y descubrió unas pintadas que enmarcaban una fotografía en un circulo rojo, como una diana. “¡Ese es mi hijo! ¿Qué queréis, qué pretendéis? ¡En la puerta de mi casa! ¡Hijos de puta! ¡Sois unos hijos de puta!”, explotó Jesús Candel, el médico de Granada que, con el sobrenombre de Spiriman, se ha echado a las espaldas la ‘marea blanca’ andaluza hasta ser reconocido en toda España porque existen pocos ejemplos como el suyo en el que una sola persona se convierte en catalizador de todas las protestas sociales en una región en la que, hasta ese momento, ni siquiera la oposición era capaz de movilizar a la ciudadanía contra la larga hegemonía socialista.

Ese día, el día que Spiriman explotó de ira, a quien dirigió, sobre quien volcó todos sus insultos, fue sobre Susana Díaz, como presidenta de la Junta de Andalucía y líder de los socialistas andaluces, a quienes este médico culpa de sucesivas campañas de acoso y derribo contra él desde que comenzó a denunciar los recortes del sistema sanitario andaluz.

La fotografía de un niño colocada en el centro de una diana... ¿Qué hubiera ocurrido si esa misma pintada aparece en la puerta del domicilio de Susana Díaz o de Juan Manuel Moreno Bonilla, líder del Partido Popular andaluz? ¿Qué repercusión tendría si le hubiera ocurrido a algún concejal o a un diputado autonómico? La pregunta es oportuna porque podemos estar seguros de que en cualquiera de esos casos, la aparición de la pintada amenazante se hubiera convertido en noticia nacional y, sin embargo, en el caso de Spiriman apenas ha trascendido del ámbito local. El médico granadino lo denunció con un video en las redes sociales, como suele hacer siempre, y un par de días después varios miles de personas se agolparon en la puerta de su casa en señal de apoyo y solidaridad. Es decir, la amenaza no ha trascendido más allá de su propio círculo de influencia porque ni instituciones, ni partidos políticos, ni sindicatos ni asociaciones corporativas han salido en su defensa. Acaso porque ninguno de ellos lo apoya a estas alturas.

Pero, ¿qué le pasa a Spiriman, por qué está tan aislado institucional y políticamente? La respuesta tiene mucho que ver con el propio carácter de este médico, con la incomodidad de sus propuestas y con el recelo que siempre ha manifestado para no verse manipulado o utilizado por partidos políticos o sindicatos. Eso, claro está, al margen de la abrumadora maquinaria que se pone en marcha en Andalucía por parte de la tupida red de intereses vinculados al PSOE cada vez que alguien, en estos cuarenta años, desafía al poder socialista.

Desde Carlos Cano, que nada más comenzar la autonomía fue proscrito por sus críticas al gobierno socialista, hasta la jueza Alaya, la instructora del caso de los ERE, pasando por periodistas o cualquier profesional que haya censurado con eficacia los políticas autonómicas. Spiriman, desde ese punto de vista, es el último damnificado y, de hecho, desde el principio se han emprendido contra él algunos expedientes sancionadores en la administración andaluza que no han llegado a ningún lado hasta ahora. Pero el aislamiento de Candel va más allá, desde luego. Por ejemplo, entre los propios órganos corporativos de los médicos.

Ni instituciones, ni partidos políticos, ni sindicatos ni asociaciones corporativas han salido en su defensa"

Este verano, el Colegio de Médicos de Granada le abrió un expediente después de que Spiriman, en uno de sus vídeos, denunciara la apatía de estos órganos colegiados con la situación sanitaria andaluza; sostiene Candel que las políticas de recortes del gobierno socialista "también deberían haber sido rechazadas por los colegios de médicos de Andalucía". Una publicación de profesionales sanitarios, Redacción Médica, le dedicó un artículo crítico por su protagonismo en las reivindicaciones: “Personaje, líder, médico, hijo, superhéroe, endiosado, oportunista, compañero, descarado, solidario… Seguro que ‘Spiriman’ tiene tantas caras como gente que pueda a entrar a juzgar a este fenómeno mediático y social que ha irrumpido con fuerza en Granada, que se está contagiando a otras provincias andaluzas, y que ya empieza a ser reconocido en toda España”, decían de él.

Podemos también en su contra

Tampoco sus relaciones con los partidos políticos de la oposición son buenas. Ni siquiera con Podemos, que tanto ha fomentado las protestas ciudadanas y el ‘empoderamiento’ de la ciudadanía. Unos de los líderes de Podemos en Granada llegó a comparar a Jesús Candel con Franco -que por otra parte es una descalificación habitual de Podemos, sea cual sea la circunstancia- y lo acusaba de querer suplantar a la clase política. “En un ataque de ego imperdonable, Jesús Cándel propone un salto de la democracia a la tecnocracia”.

Hasta Teresa Rodríguez, secretaria general de Podemos en Andalucía, le dirigió una larga carta a Spiriman a través de su perfil de Facebook en la que, sutilmente, lo llamaba ‘analfabeto político’ con una cita de Bertolt Brecht: "El peor analfabeto es el analfabeto político. No oye, no habla, no participa de los acontecimientos políticos. No sabe que el costo de la vida, el precio de las alubias, del pan, de la harina, del vestido, del zapato y de los remedios dependen de decisiones políticas. El analfabeto político es tan burro que se enorgullece y ensancha el pecho diciendo que odia la política".

Resulta, además, que ninguna de las denuncias que realiza Spiriman son inocuas, siempre hay referencias directas y poderosos intereses detrás, como su última batalla contra la ‘subasta de medicamentos’, que es, en teoría, una medida pionera de la sanidad andaluza para ahorrar dinero en la compra masiva de los medicamentos más prescitos en la red sanitaria.

Sin embargo, lo que denuncia Candel es que se trata de un fraude más, que provoca desabastecimiento y medicamentos de menos calidad, y en su denuncia implica tanto a laboratorios farmacéuticos como al Servicio Andaluz de Salud. Así que se trata solo de ir sumando enemigos, adversarios, rivales y envidiosos para hacerse una idea de la situación en la que vive este médico peculiar.

¿Se ha endiosado como dicen o se trata solo del precio de la libertad indomable de un líder social inesperado, que no quiere dejar de serlo y que quiere seguir cabalgando solo? La cuestión es que algunos quizá quieran utilizar ese debate para justificar la aparición de una pintada en su casa, en la que aparece una foto de su hijo en el centro de una diana. Y sea quien sea Spiriman, sea cual sea el criterio que merezca su ofensiva contra las carencias de la sanidad andaluza, esa pintada y esa diana no pueden pasar inadvertidas. Así que solo queda que ahora todos se pongan detrás de una sola exigencia: encontrar a los responsables de la amenaza. Aunque Jesús Candel lo tiene claro: “Por supuesto que tengo miedo, por eso voy a ir hasta el final; voy a reventar lo que haga falta porque han tocado lo más sagrado”.

Salió al portal de su casa y descubrió unas pintadas que enmarcaban una fotografía en un circulo rojo, como una diana. “¡Ese es mi hijo! ¿Qué queréis, qué pretendéis? ¡En la puerta de mi casa! ¡Hijos de puta! ¡Sois unos hijos de puta!”, explotó Jesús Candel, el médico de Granada que, con el sobrenombre de Spiriman, se ha echado a las espaldas la ‘marea blanca’ andaluza hasta ser reconocido en toda España porque existen pocos ejemplos como el suyo en el que una sola persona se convierte en catalizador de todas las protestas sociales en una región en la que, hasta ese momento, ni siquiera la oposición era capaz de movilizar a la ciudadanía contra la larga hegemonía socialista.

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