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Gestionar pateras siempre será un fracaso
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Javier Caraballo

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Gestionar pateras siempre será un fracaso

Ni las fronteras podrán detener el flujo migratorio ni el problema se solucionará permitiendo la libre circulación de personas y trayendo África a Europa

Foto: Salvamento Marítimo remolca una patera que transportaba 70 inmigrantes. (EFE)
Salvamento Marítimo remolca una patera que transportaba 70 inmigrantes. (EFE)

Un racista xenófobo europeo y un idealista utópico de un mundo sin fronteras caminan, sin saberlo, hacia el mismo lugar, el mismo fracaso les espera al final del trayecto aunque sus objetivos, sus intenciones y sus pensamientos sean antagónicos. La certeza histórica de que los extremos acaban tocándose se refuerza mucho más cuando se habla de inmigración y se comprueba que, incluso, el desenlace de ambos planteamientos será el mismo, aunque los primeros planteen la construcción de un muro elevado en todas las fronteras europeas, coronado con alambres de espino, y los segundos aboguen por la eliminación de todas las barreras y la libre circulación de todas las personas del mundo.

Los dos, el racista y el utópico, se verán, al final, desbordados por la misma realidad, porque ninguno de ellos habrá sabido afrontarla, y cuando pretendan hacerlo ya será demasiado tarde. Solo es cuestión de tiempo. Hablamos de África y de la importancia crucial que tiene para el destino de Europa lo que suceda en ese continente en los próximos años.

Un problema mal planteado

El laberinto en el que estamos metidos, el error de los planteamientos europeos al hablar de la inmigración, es que todo se reduce a un debate sobre cómo gestionar las pateras que van llegando, y no hay posibilidad alguna de que ese tipo de políticas pueda acabar bien. Gestionar pateras siempre será un fracaso, no existe otro final posible. Los que abogan por el cierre de fronteras ignoran que es imposible, históricamente imposible, contener un flujo migratorio como el subsahariano, sobre todo si se tiene en cuenta, como decía aquí el otro día el diplomático Bernardino León Gross, que en este mismo siglo en que vivimos se producirá una explosión demográfica en África y que países tan cercanos como Nigeria se convertirán en los más poblados del planeta.

¿Quién imagina que el flujo de inmigrantes subsaharianos irá creciendo a medida que los avances sanitarios reduzcan la mortalidad infantil?


¿Qué ciudadano europeo es consciente en la actualidad de que la explosión demográfica de África está aún por llegar? Justo al contrario, la impresión que genera la llegada de cada patera es que, a diferencia de Europa, en África existen niveles elevados de natalidad. Cada semana, cada día del verano, llegan a las costas andaluzas decenas de inmigrantes y, tras cada desembarco o rescate, las noticias siempre repiten lo mismo: “Salvamento Marítimo ha rescatado a medio centenar de inmigrantes subsaharianos, entre los que se encontraban 15 mujeres embarazadas y varios niños”. Ante esas fotografías diarias, ¿quién puede imaginarse que el flujo de inmigrantes subsaharianos irá creciendo de forma exponencial a medida que los avances sanitarios vayan reduciendo la mortalidad infantil?

Pensar que las fronteras pueden contener esa presión migratoria es, sencillamente, un delirio insostenible. Pero ocurre exactamente lo mismo si se piensa que la solución del problema migratorio tiene que ser la libre circulación y entrada de personas en Europa, por la sencilla razón de que el problema de África no se puede solucionar trayendo África a Europa: es imposible.

1.500 millones de personas

En la actualidad, la población europea es de, aproximadamente, 515 millones de personas. Compárese esa realidad con la previsión de que, en unos años, en África vivan 1.500 millones de personas. Eso es lo que no alcanzan a valorar muchas de la ONG de la actualidad que, con el mejor de los propósitos, se dedican a rescatar pateras en alta mar, hasta completar barcos enteros con 500 o 600 personas, y conducirlos luego a algún puerto europeo. ¿Cuántas veces y durante cuánto tiempo puede estar España, por ejemplo, acogiendo buques como el Aquarius?

Una vez más: el problema de África no se puede solucionar trayendo África a Europa


Nadie puede pensar en serio que esa política se debe sostener a lo largo del tiempo porque, como queda dicho, es imposible. Ni siquiera la creación de una red de ‘centros de desembarco’ por toda Europa, como la que ha propuesto el presidente español, Pedro Sánchez, tiene la más mínima consistencia a medio plazo. ¿Dónde se pondría el límite para esos ‘centros de desembarco’, en cuántos cientos de miles o millones de inmigrantes? Una vez más: el problema de África no se puede solucionar trayendo África a Europa.

Sin discurso a la altura

En esta tesitura, si coincidimos que ni el cierre de fronteras ni la política de puertas abiertas van a solucionar el problema de la inmigración, el panorama que se presenta es desolador porque caminamos inexorablemente hacia el desastre. Nadie en Europa tiene un discurso a la altura del problema y, lo que es peor, ningún ciudadano europeo parece ser consciente de esta realidad y de las repercusiones para el futuro inmediato.

Si en los próximos años se mantiene la tendencia actual, es la supervivencia de Europa la que se va a ver seriamente amenazada


Ni pesimistas ni optimistas; se trata solo de lanzar mentalmente una proyección hacia el futuro y pensar en las repercusiones. Si en los próximos años se mantiene la tendencia actual, con la proliferación de bandas criminales y organizaciones terroristas extendiéndose por todo el territorio africano, es la supervivencia de Europa la que se va a ver seriamente amenazada. A veces, cuando se habla de inmigración, es frecuente oír decir que Europa no tiene por qué sentirse culpable y responsable del subdesarrollo africano, de su terrible realidad de hambruna, de miseria, de gobiernos corruptos, de explotación… También ese es un debate estéril porque no conduce a ninguna parte.

Tan solo hay una solución

Se piense bien o mal del papel jugado por las potencias europeas en África, lo que no va a cambiar es el futuro que se nos viene encima. Solo existe una salida: una operación a gran escala de desarrollo de África. De la misma forma que a finales del siglo XIX se celebró una conferencia europea para pactar el reparto de África, ahora debe repetirse la misma implicación para distribuir entre todos los países europeos la responsabilidad del desarrollo. De la misma forma que hubo un protectorado europeo, se trataría de reproducir ahora un ‘protectorado solidario’.

¿Que se trata de una idea descabellada, irrealizable, utópica? La Organización de Naciones Unidas (ONU) no solo piensa que es posible sino que ya ha elaborado algunas propuestas más concretas, pero, en cualquier caso, tampoco hay muchas posibilidades de elección. Lo de ahora, esto de gestionar pateras, ya sabemos adónde nos va a conducir: solo al fracaso. Así que quedan pocas opciones, a no ser que se opte por la ceguera, que es también una actitud muy europea.

Un racista xenófobo europeo y un idealista utópico de un mundo sin fronteras caminan, sin saberlo, hacia el mismo lugar, el mismo fracaso les espera al final del trayecto aunque sus objetivos, sus intenciones y sus pensamientos sean antagónicos. La certeza histórica de que los extremos acaban tocándose se refuerza mucho más cuando se habla de inmigración y se comprueba que, incluso, el desenlace de ambos planteamientos será el mismo, aunque los primeros planteen la construcción de un muro elevado en todas las fronteras europeas, coronado con alambres de espino, y los segundos aboguen por la eliminación de todas las barreras y la libre circulación de todas las personas del mundo.

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