Es noticia
Maluma, el nuevo vudú feminista
  1. España
  2. Matacán
Javier Caraballo

Matacán

Por

Maluma, el nuevo vudú feminista

Si sus conciertos se llenan no es por la reacción de miles de mujeres tras las campañas feministas en su contra es porque el personal ignora las advertencias de machismo que se lanzan contra el cantante

Foto: Maluma en el concierto en Madrid en el Palacio de los Deportes de Madrid. (EFE)
Maluma en el concierto en Madrid en el Palacio de los Deportes de Madrid. (EFE)

Entradas agotadas y feministas indignadas. A ver quién soluciona ese enigma. La gira de Maluma en España ha superado su ecuador y, a falta de dos conciertos, los de Valencia y Barcelona, lo normal será que de aquí a finales de septiembre se repita lo que ya ha ocurrido en Palencia, en Madrid, en Málaga y en Sevilla, donde el cantante colombiano ha actuado este sábado con el aforo agotado desde muchos días antes en medio de airadas protestas en las redes sociales. Las feministas protestan y las mujeres abarrotan los conciertos.

¿Cómo se explica eso, a ver? Desde luego, de lo que no se trata es de un efecto acción/reacción; si los conciertos de Maluma se llenan no es por la reacción de miles y miles de mujeres tras las campañas feministas en su contra. Ni siquiera es por eso, lo cual empeora las noticias para esos colectivos feministas porque, sencillamente, lo que sucede es que el personal ignora las advertencias de machismo que se lanzan contra el cantante. Podría decirse que se trata de realidades paralelas, una sustantiva y otra virtual o teórica, y es ahí donde surge el primer contrasentido: entre esas dos realidades, es la segunda, la virtual, la que trasciende.

placeholder Uno de los carteles contra el concierto de Maluma.
Uno de los carteles contra el concierto de Maluma.

En las redes sociales, en la web, que es el escaparate donde nos miramos en este tiempo, no es posible teclear el nombre de Maluma sin que salga asociado a un peligroso machista o maltratador. Las campañas en redes sociales, las concentraciones organizadas, a las que sólo acaban acudiendo las veinte o treinta personas que las convocan, y las pancartas colocadas alrededor del pabellón en el que se programa la actuación siempre encuentran más eco que las noticias de las entradas agotadas, con un precio medio en torno a los cincuenta euros. Pero esa es la imagen que se expande por todo el mundo. “Españoles inician campaña contra Maluma”, titulaba ‘El Universal’ al principio de la gira. “Maluma, acusado de machista, da un concierto multitudinario en Madrid”, decía el argentino Clarín, que previamente informó a sus lectores de las acusaciones contra el cantante colombiano.

Parece innecesario insistir otra vez en que si le concedemos a la literalidad de las canciones una capacidad decisiva de movilización social, muchas de las canciones de nuestra infancia o adolescencia tendrían que estar prohibidas y sus autores, detenidos. Ese es el segundo contrasentido, acaso el más trillado. Ni siquiera habrá que recordar otra vez a Loquillo (“sólo quiero matarla a punta de navaja, besándola una vez más”) ni a Alaska (“loca de celos le siguió, un golpe certero, y todo terminó entre ellos”), para concluir que, treinta años después, pensemos que es más grave que un tipo cante “estoy enamorado de cuatro babys, siempre me dan lo que quiero, chingan cuando yo les digo”. Y, más allá, que eso sea considerado el problema fundamental del machismo y del maltrato.

placeholder Concentración contra el machismo en Mairena.
Concentración contra el machismo en Mairena.

Quiere decirse que a las letras de Maluma, y a las de reguetón en general, lo que se le puede reprochar es que sean soeces, groseras, o incluso de un machismo casposo, pero nada de eso convierte al cantante en un maltratador, ni en un apologeta del maltrato. Sin embargo, la visión de las organizaciones feministas es diametralmente opuesta. Ante el concierto de Sevilla, por ejemplo, una de las organizadoras de las protestas dejó dicho en una entrevista en Onda Cero: “Entre nuestros jóvenes se disparan los casos de maltrato, de acoso, de machismo. Hay una regresión en el entendimiento de las relaciones de pareja en nuestros jóvenes. El millar de mujeres asesinadas por sus parejas cada año, son solo la punta del iceberg. Luego están las mujeres que son asesinadas por su condición de mujer, las que reciben palizas, las que soportan violencia diaria en todos los tipos y grados, que no aparecen en las estadísticas. No vamos a educar a nuestros jóvenes ofreciendo conciertos de un señor así, que promueve abiertamente la depreciación de la mujer, que transmite un mensaje que estos jóvenes no van a entender nunca cuando luego una mujer que diga ‘no’, va a ser que ‘no’”.

Si los asistentes fueran en su mayoría hombres quizá tendría algún sentido la advertencia sobre el proselitismo del maltrato en las canciones

Si los asistentes al concierto de Maluma fueran en su inmensa mayoría hombres, quizá tendría algún sentido, alguna coherencia, la advertencia sobre el proselitismo del maltrato que se vierte en las canciones, pero resulta que son mujeres las que acuden masivamente. Pero trascendamos de eso, detengámonos en la extrapolación que se hace de una letra de Maluma hasta convertirla en la raíz de la violencia machista en España. Llegamos al tercer contrasentido: ante un grave problema existente, el maltrato machista, para el que no se están encontrando soluciones eficaces, se genera una imagen virtual a la que se combate.

Es una especie de vudú mental, si lo pensamos, para tranquilizar conciencias o retroalimentar inercias que no conducen a ninguna parte. Ese es, de hecho, el laberinto en el que se encuentran en la actualidad los movimientos feministas y, por eso, cada vez se encuentran más alejados de las propias mujeres en este tipo de iniciativas con las que muy pocas se identifican. Lo que es más difícil de precisar es si el feminismo oficial descarga en campañas virtuales, como esta de Maluma, sus propias frustraciones, su desorientación ante la persistencia de un problema, o si, por el contrario, se generan estas campañas para justificar su propia existencia; una falsa imagen de actividad y de eficacia.

placeholder Una de las iniciativas contra el concierto.
Una de las iniciativas contra el concierto.

La cuestión es que quizá ha llegado ya el tiempo de reflexionar, sin espantajos ni campañas, en que quizá lo que se necesita es cambiar el rumbo del feminismo, de este feminismo. Por ejemplo, cada vez que se conocen algunas estadísticas sobre la persistencia de una conciencia machista entre los jóvenes españoles, la deducción inmediata que se hace es la siguiente: Si las numerosas campañas de género, los múltiples observatorios de género y toda la ingente normativa de género que se ha aprobado; si todo eso no resulta eficaz para solucionar el problema de la violencia machista, lo que hay que hacer es aumentarlo.

¿Y si resulta que es al contrario? A lo mejor, de lo que se trata es de desmontar una buena parte de la inmensa red de burocracia política que se ha creado en torno al género y apostar por una política distinta, que pueda ofrecer resultados constatables en educación, en igualdad, y en protección de la mujer ante la violencia de sus parejas. Una sola idea, para comenzar, y que empiece el debate: el dinero que se destina a miles de esos cargos públicos, se podría destinar a algo que sigue fallando: una auténtica protección a las mujeres que están amenazadas por sus parejas, por eso que se ha dado en llamar ‘terrorismo machista’. ¿Se pueden cambiar cargos públicos de género por escoltas para mujeres amenazadas? Repensemos el problema, exijamos resultados, huyamos de las campañas virtuales, del vudú en internet. Que seguir gastando energías y sesera en las letras de Maluma no nos va a llevar a ninguna parte.

Entradas agotadas y feministas indignadas. A ver quién soluciona ese enigma. La gira de Maluma en España ha superado su ecuador y, a falta de dos conciertos, los de Valencia y Barcelona, lo normal será que de aquí a finales de septiembre se repita lo que ya ha ocurrido en Palencia, en Madrid, en Málaga y en Sevilla, donde el cantante colombiano ha actuado este sábado con el aforo agotado desde muchos días antes en medio de airadas protestas en las redes sociales. Las feministas protestan y las mujeres abarrotan los conciertos.

Valencia Música Málaga