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Las tonterías de Pedro Sánchez (II)
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Las tonterías de Pedro Sánchez (II)

"¿Cómo no te das cuenta de que lo único que tienes que hacer es dar ejemplo, que otra cosa no puedes, y te empeñas en equivocarte en eso, que es elemental?"

Foto: Ilustración: Raúl Arias.
Ilustración: Raúl Arias.

Dices que no has cambiado, que sigues pensando igual, pero yo te he notado algo más desvaída en tus arrebatos. Igual te ocurre como a mí, que me da la sensación de que esta es una legislatura comprimida, como un archivo zip, una legislatura zip, en la que todo se desarrolla con una celeridad de vértigo. Lo que normalmente ocurre en dos años, sucede ahora en dos meses, y ahí tienes al Gobierno de Pedro Sánchez, que ha atravesado los 100 días con un desgaste desconocido para ese tiempo de gracia parlamentaria.

Debe ser que el principio marca el tempo, y de la misma forma que la investidura de Pedro Sánchez se forjó en una semana, ya todo se produce acelerado. Como los nombramientos, qué me dices de eso. No existen las cifras, solo el cálculo, y la cosa debe andar entre los 3.000 y los 5.000 nombramientos, desde ministros a jefes de prensa, pasando por embajadores, empresas públicas y asesores. Todo eso, en dos meses. Legislatura zip, ya te digo. Las alegrías y los desencantos se producen a la misma velocidad. Lo que no sabemos es si se desvanecen al mismo ritmo. Tendríamos que preguntarnos qué queda de la ilusión que despertó el Gobierno de Pedro Sánchez, aquel abanico de celebridades que sorprendió a todo el mundo, pero sobre todo a la gente como tú, que cuando llegan unas elecciones lo único que tiene claro es que va a votar a la izquierda.

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La impresión es que los muertos en política se amortizan muy rápido, que lo más duro para el partido y para el Gobierno es el trance, la polémica que va consumiendo al afectado hasta el día que convoca una rueda de prensa y, con sonrisa prestada de tanatopraxia, decide presentar la dimisión para no hacerle daño al Gobierno ni a su presidente. Podríamos hacer el cálculo con Màxim Huerta, preguntarnos dónde queda ya en la memoria, pero como esa respuesta es más obvia, lo trasladamos incluso a la última dimisión, porque no creo que haya mucha gente que recuerde en qué cartera estaba la ministra que acabó fatalmente contagiada por la peste de los másteres que se ha extendido entre la clase política.

Habrá, incluso, hasta quien la confunda con la ministra de Justicia, que es quien la ha seguido fielmente en la absurda estrategia de afirmar tajantemente una cosa que, a los dos días o a las tres horas, ya no puede seguir sosteniendo porque no era cierta. Al final, como sabes, acaban enredados en sus propias mentiras y es por eso por lo que dimiten.

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Dices que lo peor de todo esto es cómo se está radicalizando la derecha en España, que se te atraganta cada vez que oyes en la radio a Pablo Casado o a Albert Rivera, y esa afirmación tuya, tan inexplicable en el contexto en el que estamos, es el único dato cierto que, con posterioridad, me hace explicarme las encuestas. No es la primera vez que lo hablamos, pero el tiempo acaba confirmándolo: una campaña de acoso y derribo a un Gobierno socialista acaba convirtiéndose en un arma de defensa.

De alguna forma, cuando los ataques se intensifican, cuando se hacen campaña, lo que se instala en la mentalidad del simpatizante de izquierdas es que todo obedece a una conspiración contra el Gobierno socialista. Y es más fuerte el sentimiento de rechazo hacia la derecha que los propios escándalos que afecten al Gobierno. Eso es lo que he querido ver en tus palabras y debe ser por eso por lo que el Gobierno de Pedro Sánchez sigue subiendo en las encuestas, y las lidera todas, a pesar de que le han dimitido en 100 días dos ministros y medio —una directora general—, de que no tiene un horizonte cierto de aquí a un mes porque carece de estabilidad parlamentaria para seguir adelante, y de que a su propio presidente lo han puesto en la picota y lo van llamando por ahí ‘presidente cum fraude’. Pese a todo, ahí están las encuestas y ahí estás tú, con la derecha indigesta.

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Por esos sondeos tan favorables, a pesar de la evidente adversidad de estas últimas semanas en este inicio de curso político también zip, recuerdo bien aquello primero que me dijiste, lo mucho que te irritaba que el presidente tirase todo el caudal por la borda por equivocarse en lo más elemental, como si pudieras decirle al oído lo que tantos pensáis, “a ver, Pedro Sánchez, que es muy fácil, con no hacer tonterías, tienes suficiente en esta legislatura, el tiempo que dure. ¿Cómo no te das cuenta de que lo único que tienes que hacer es dar ejemplo, que otra cosa no puedes, y te empeñas en equivocarte en eso, que es elemental?”.

Aquello lo decías por el uso del avión a un concierto de música y luego, ya ves, ha vuelto a repetir la misma equivocación cuando se ha ido a la boda de un cuñado en un helicóptero oficial. Un helicóptero Super Puma del Ejército de Aire para que lo llevaran a él y a su mujer a la boda de un cuñado, a poco más de 50 kilómetros de La Moncloa. Un helicóptero y un cuñado; está todo dicho. De todas formas, si he percibido en tus afanes un aire desvaído, no es por ese episodio chusco y, ciertamente, evitable, sino por el discurso sobre Cataluña que comienza a adentrarse en el fango de lo inexplicable para un socialista español.

Dices, con razón, que destensar el ambiente político en Cataluña no debe confundirse nunca con la debilidad ante los independentistas y que, en cualquiera de los casos, esa política de acercamiento debe tener la prudencia de que quien se sienta enfrente es un grupo de acreditados desleales. Es difícil que el diálogo con los actuales independentistas catalanes salga bien, pero lo que es seguro es que en el intento, si no se sabe conducir con firmeza de principios constitucionales, muchos simpatizantes socialistas pueden acabar desencantándose. En eso, a diferencia de todo lo demás, no hay un pase. Puede ser, incluso, que la cosa catalana se te atragante tanto como una parrafada de Pablo Casado.

Dices que no has cambiado, que sigues pensando igual, pero yo te he notado algo más desvaída en tus arrebatos. Igual te ocurre como a mí, que me da la sensación de que esta es una legislatura comprimida, como un archivo zip, una legislatura zip, en la que todo se desarrolla con una celeridad de vértigo. Lo que normalmente ocurre en dos años, sucede ahora en dos meses, y ahí tienes al Gobierno de Pedro Sánchez, que ha atravesado los 100 días con un desgaste desconocido para ese tiempo de gracia parlamentaria.

Pedro Sánchez