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Andalucía, cinco guerras paralelas
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Javier Caraballo

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Andalucía, cinco guerras paralelas

Estas son las cinco guerras que convierten las andaluzas en un campo de pruebas para experimentos mayores y que provocarán que los problemas exclusivos de los andaluces no sean los centrales

Foto: La presidenta andaluza, Susana Díaz, en un desayuno informativo en Sevilla. (EFE)
La presidenta andaluza, Susana Díaz, en un desayuno informativo en Sevilla. (EFE)

“Un debate netamente andaluz”. Falta todavía un mes para que comience la campaña electoral de las próximas elecciones andaluzas, el 2 de diciembre, y ya se ha producido el primer incumplimiento; la primera promesa fallida, cuando los candidatos ni siquiera se han subido al atril de sus mítines de ofertas múltiples. La presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, justificó, entre otros motivos, el adelanto electoral para que no coincidiera con otras elecciones y para que el debate electoral no se solapara con ningún otro, “un debate andaluz, con acento andaluz y sobre Andalucía”, y los primeros pasos de la precampaña, que ya se celebra con intensidad, desmienten esa intención. De hecho, podrían ser estas las elecciones andaluzas más ‘contaminadas’ de los últimos años por debates paralelos que nada tienen que ver con la realidad de Andalucía.

Es verdad que en España la clase política entiende su tarea como una campaña electoral continuada, sin interrupciones, pero en esta ocasión los intereses particulares y colectivos que están en juego convierten las elecciones andaluzas en laboratorio de pruebas antes de que, en 2019, lleguen en cadena las elecciones municipales, autonómicas, europeas y quién sabe si generales también. De forma general, estas son las cinco guerras que convierten las elecciones andaluzas en un campo de pruebas para experimentos mayores y que, inevitablemente, provocarán que los problemas exclusivos de los andaluces no sean los centrales de la campaña electoral.

Pedro Sánchez contra Pablo Casado

La moción de censura de la que salió victorioso Pedro Sánchez tiene pendiente una ratificación electoral que no se satisface solo con las encuestas favorables que se han ido publicando. Mucho menos con los sondeos que fabrica el Centro de Investigaciones Sociológicas y que, como ha quedado demostrado, han forzado hasta el límite la impresión de que el Partido Socialista ha iniciado una sólida escalada hasta la cumbre desde que formó Gobierno.

Foto: Pedro Sánchez conversa con la reina Sofía, este 8 de octubre, en el funeral de la soprano Montserrat Caballé, en Barcelona. (EFE)

Las elecciones andaluzas son el territorio más seguro para que Pedro Sánchez pueda desmentir el mensaje más repetido por el nuevo líder del PP, Pablo Casado, que lo presenta como un presidente endeble, aferrado al sillón, sin querer convocar elecciones, sostenido por independentistas y podemitas. Un triunfo claro del PSOE en la comunidad más poblada de España (8.379.248 personas empadronadas a 1 de enero de 2018) otorgará al presidente socialista un plus de legitimidad tras la sorprendente e inesperada jugada política con la que desalojó a Mariano Rajoy de La Moncloa.

Pablo Casado contra Albert Rivera

Externamente, todos comparten el mismo adversario, el mismo rival a batir, la presidenta Susana Díaz, pero internamente no es esa la guerra más importante que se va a librar en el centro derecha. La caída de Rajoy del Gobierno de la nación ha propiciado una dispersión del voto que antes monopolizaba el Partido Popular y que, ahora, corre el riesgo de fugarse hacia el centro, Ciudadanos, y hacia la derecha, con Vox, que tenía descartado presentarse a las elecciones andaluzas pero que, tras el éxito de su acto en Vistalegre, ha reconsiderado esa decisión, como le solicitaron sus partidarios.

Foto: El presidente del Partido Popular, Pablo Casado. (EFE)

El Partido Popular, que ganó las elecciones andaluzas en 2012, ya obtuvo un pésimo resultado en 2015 y, de repetirse la tendencia negativa, el responsable ya no sería solo Moreno Bonilla, el candidato popular, sino el propio Pablo Casado. Tan claro tiene Pablo Casado lo que se juega si el PP pincha en las andaluzas y lo supera Ciudadanos, que ya ha anunciado que contará con su propia ‘caravana de campaña’ para recorrerse Andalucía, como si él también se presentase a las elecciones.

Foto: El presidente de Ciudadanos, Albert Rivera. (EFE)

Lo mismo sucede con Albert Rivera: tanto el presidente de Ciudadanos como la líder catalana, Inés Arrimadas, necesitan confirmar en Andalucía el éxito espectacular de las elecciones catalanas de diciembre pasado. Ya lo ha dicho Arrimadas en uno de los actos en los que ha intervenido: “Lo mismo que conseguimos en Cataluña, podemos conseguirlo en Andalucía”.

Foto: Rueda de prensa de Albert Rivera, líder de Ciudadanos. (EFE) Opinión

Susana Díaz contra Pedro Sánchez

Las espadas en el PSOE no se han enterrado tras las elecciones primarias, por mucho que la llegada de Pedro Sánchez al poder en el Gobierno de la nación haya apaciguado los ánimos internos. En los partidos políticos, y sobre todo en el Partido Socialista, hay enfrentamientos y agravios que no caducan jamás; solo se aplazan cuando está en riesgo el interés común, colectivo, el interés de partido.

Susana Díaz, que ya ha cumplido cinco años frente del Gobierno andaluz, se salvó por los pelos en las últimas elecciones andaluzas de sacar el peor resultado de los socialistas en toda su trayectoria andaluza, que son 40 años de hegemonía. Empeoró las estadísticas del PSOE en el número de votos, pero mantuvo el mismo número de escaños que ya tenían los socialistas. Si en estas elecciones la ‘marca electoral’ de Susana Díaz se resiente, y mucho más si pierde la Junta de Andalucía, no pasará mucho tiempo hasta que los partidarios de Pedro Sánchez comiencen a buscarle un sustituto. O una sustituta.

Si en estas elecciones la ‘marca electoral’ de Díaz se resiente, no pasará mucho tiempo hasta que los partidarios de Sánchez le busquen un sustituto

Pablo Iglesias contra Teresa Rodríguez

La rama andaluza de Podemos ya no atiende a órdenes superiores: la líder andaluza se ha emancipado de Pablo Iglesias. En julio pasado, esa guerra soterrada, que se remonta a mucho tiempo atrás, se trasladó a las urnas de la formación morada y la líder gaditana de Podemos arrasó sin compasión en las primarias a la candidata que apadrinaba Pablo Iglesias, Isabel Franco, que apenas llegó a superar el 22% de los votos de los militantes. Teresa Rodríguez se impuso a Pablo Iglesias en las ocho provincias andaluzas y lo celebró como si hubiera conquistado América: llegó incluso a comparar su victoria con la del pueblo andaluz el 28 de febrero de 1980.

Foto: La coordinadora regional de Podemos, Teresa Rodríguez (d), y la diputada por Huelva en el Congreso, Isabel Franco. (EFE)

“La autonomía no se mendiga, se conquista. Y nosotros nos la hemos ganado”, le dijo Teresa Rodríguez a Pablo Iglesias cuando lo venció en las primarias. Al margen de que tampoco estén de acuerdo en algunos aspectos ideológicos, lo fundamental de la disputa entre ambos es el modelo de organización, que Pablo Iglesias pretende que sea centralista, controlado férreamente desde la secretaría general, mientras que Teresa Rodríguez exige autonomía completa para tomar todas las decisiones.

El triunfo de Teresa Rodríguez le complica a Iglesias el manejo futuro de una formación política que ya, de por sí, está muy fragmentada

Obviamente, el triunfo de Teresa Rodríguez le complica extraordinariamente a Pablo Iglesias el manejo futuro de una formación política que ya, de por sí, está muy fragmentada. En estas elecciones andaluzas, Pablo Iglesias tiene poco que decir sobre lo concreto y sobre lo genérico de su propio partido político porque, como dice Teresa Rodríguez, en Andalucía ya son mayores de edad y toman sus propias decisiones.

Alberto Garzón contra Gaspar Llamazares

Si Izquierda Unida camina hacia su autodestrucción, como sostienen los críticos como Gaspar Llamazares, las elecciones andaluzas van a ser la primera prueba de esa irrelevancia en la que, voluntariamente, se ha adentrado la organización que fundó Julio Anguita en los años noventa para superar la base electoral del Partido Comunista de España.

Alberto Garzón, coordinador federal de Izquierda Unida, y Antonio Maíllo, coordinador andaluz de Izquierda Unida, se han aliado ante estas elecciones para que, por primera vez en su historia, Izquierda Unida no aparezca en ninguna papeleta electoral. No solo eso, tan decidida es la apuesta por la confluencia con Podemos que incluso le han cedido a Podemos el liderazgo de la nueva coalición con la que se presentan. Teresa Rodríguez es la cabeza visible y, por tanto, será la que aparezca ante los electores andaluces en los debates principales entre candidatos y, con seguridad, también en los titulares de todos los medios que cubran la campaña.

Foto: Presentación de Podemos Andalucía. (EFE)

Izquierda Unida se está diluyendo. Estamos ante una IU invisible y desmovilizada”, sostiene desde hace meses el principal referente de los críticos de Izquierda Unida en Andalucía, José Luis Pérez Tapias. A su juicio, la actual dirección de Izquierda Unida se está suicidando de la forma más romántica posible, con documentos internos “que parecen realismo mágico sudamericano”. De los resultados que obtenga en las elecciones andaluzas la coalición en la que Izquierda Unida se ha subsumido en estas elecciones andaluzas, Adelante Andalucía, dependerá el modelo que, en el futuro inmediato, se adopte en toda España y que puede suponer el carpetazo definitivo de IU como sigla electoral.

“Un debate netamente andaluz”. Falta todavía un mes para que comience la campaña electoral de las próximas elecciones andaluzas, el 2 de diciembre, y ya se ha producido el primer incumplimiento; la primera promesa fallida, cuando los candidatos ni siquiera se han subido al atril de sus mítines de ofertas múltiples. La presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, justificó, entre otros motivos, el adelanto electoral para que no coincidiera con otras elecciones y para que el debate electoral no se solapara con ningún otro, “un debate andaluz, con acento andaluz y sobre Andalucía”, y los primeros pasos de la precampaña, que ya se celebra con intensidad, desmienten esa intención. De hecho, podrían ser estas las elecciones andaluzas más ‘contaminadas’ de los últimos años por debates paralelos que nada tienen que ver con la realidad de Andalucía.

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