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'Operación Relator', el éxito del PSOE
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Javier Caraballo

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'Operación Relator', el éxito del PSOE

Sabemos que, por aquel estallido bronco, la legislatura se extinguió y se convocaron elecciones. Pero, ¿qué ocurriría si supiéramos que nada fue casual sino premeditado?

Foto: Pedro Sánchez, en Logroño. (EFE)
Pedro Sánchez, en Logroño. (EFE)

De la agria polémica del ‘relator’ sabemos que fue un punto de inflexión, el momento en el que el Gobierno de Pedro Sánchez hizo tambalear a su propio partido porque todo el mundo entendió que se había plegado a una cesión bochornosa al independentismo catalán. Sabemos que, por aquel estallido bronco, la legislatura se extinguió y se convocaron unas elecciones generales que, semanas antes, se anunciaban para 2020. Pero, ¿qué ocurriría si supiéramos que no fue así, que nada fue casual sino premeditado?

Foto: Carmen Calvo, el pasado 30 de enero en Madrid. (EFE)

Esa es la sorpresa mayúscula a la que se llega ahora cuando desde el propio Partido Socialista se afirma que la polémica del ‘relator’ estaba perfectamente estudiada y calculada; se trataba de provocar el efecto social y político preciso para afrontar unas elecciones generales inmediatas en las que el PSOE no solo va a ganar, sino que coge a sus rivales en el peor momento, desde Podemos, roto y descosido por dentro, hasta el PP o Ciudadanos, en pugna con Vox por no acabar descalabrados en su propio espacio de centro derecha.

Para obtener ese resultado, hacía falta un detonante: esa fue la ‘Operación Relator’, una polémica monumental que sirviera al PSOE para romper de forma abrupta con el independentismo, demostrando que no existía ningún pacto secreto, y, a la vez, para empujar más hacia la derecha el discurso de Ciudadanos y del Partido Popular.

Desde el propio Partido Socialista se afirma que la polémica del ‘relator’ estaba perfectamente estudiada y calculada

La teórica ‘cocina’ de esta última jugada de estrategia de Pedro Sánchez proviene del mismo ‘laboratorio político’ en el que se preparó la moción de censura contra Mariano Rajoy, la única que ha prosperado en España. Además de los líderes políticos de primera línea que se conocen, en el PSOE se señalan siempre dos nombres de la máxima confianza e influencia de Pedro Sánchez, el politólogo Iván Redondo, jefe del Gabinete de la Presidencia, y Paco Salazar, director general de Análisis y Estudios de la Moncloa, que también es politólogo pero que, a diferencia del primero, conoce y maneja con solvencia el aparato del PSOE tras haberse curtido en mil batallas con los socialistas andaluces. A los dos se les podía ver juntos en la tribuna del Congreso de los Diputados durante la moción de censura de Pedro Sánchez.

placeholder Iván Redondo y Paco Salazar.
Iván Redondo y Paco Salazar.

La ‘Operación Relator’ comienza con una sorprendente cadena de despropósitos, casi al alimón entre Miquel Iceta, el secretario general de los socialistas catalanes, y Carmen Calvo, vicepresidenta del Gobierno. De forma inmediata, como una cuerda de petardos, comienzan a surgir declaraciones, entre delirantes y estrambóticas -“relator o algo así”, que dijo la vicepresidenta- que parecían querer justificar la constitución de una mesa de negociación con el independentismo catalán presidida por un mediador internacional, el dichoso ‘relator’.

Eso se produjo en la primera semana de febrero, uno de los momentos de mayor tensión y agitación política de los últimos tiempos, y transcurridos esos siete días, el lunes siguiente, día 11, ya se filtró el adelanto de las elecciones generales que Pedro Sánchez formalizaría unos días después. En cuanto se disolvió la legislatura, toda la polvareda se disipó pero los efectos políticos y sociales ya se habían producido.

En cuanto se disolvió la legislatura, toda la polvareda se disipó pero los efectos políticos y sociales ya se habían producido

Por un lado, la foto de Colón, con Ciudadanos, Partido Popular y Vox participando de la misma manifestación; si previamente, sobre todo Albert Rivera, había puesto un cuidado máximo para que no se le relacionara con la extrema derecha de Abascal (lo evitó hasta la obsesión en la negociación del nuevo gobierno andaluz), ahora ya estaban los tres alineados tras la misma pancarta.

Este aspecto, por lo que afirman en el PSOE y se admite abiertamente en el Partido Popular, es de una gran importancia para el resultado electoral porque la división en tres del centro derecha puede provocar, por ejemplo, que los socialistas obtengan mayoría absoluta en el Senado, además de ser la fuerza política mayoritaria del Congreso.

Foto: El presidente de VOX, Santiago Abascal (2i), el líder del PP, Pablo Casado (4i), y el líder de Ciudadanos, Albert Rivera (d), juntos en la manifestación de Colón. (EFE)

La segunda consecuencia política de la ‘Operación Relator’ tiene que ver con el desgaste del Gobierno socialista y de su presidente Pedro Sánchez por su intento de acercamiento y negociación con los independentistas catalanes. A partir de aquella polémica, lo fundamental para el PSOE es que con el final abrupto de la legislatura demuestran que no existía ningún pacto secreto con los independentistas.

Ya veremos como este argumento lo utilizan los dirigentes socialistas en cada mitin de la campaña electoral aunque, como se observará, ya han desaparecido del discurso político las acusaciones a Pedro Sánchez de haber “traicionado” a España y haberse “arrodillado” ante Quim Torra, como se repitió entonces hasta la saciedad.

Ya han desaparecido del discurso político las acusaciones a Sánchez de haber “traicionado” a España y haberse “arrodillado” ante Quim Torra

Antes de la ‘Operación Relator’ el futuro político de Pedro Sánchez estaba tan cuestionado que, dentro del partido, todos los candidatos socialistas de las elecciones municipales y autonómicas temblaban ante la posibilidad de que, como había ocurrido en Andalucía, también a ellos les pasaran la factura los ciudadanos por el malestar con el Gobierno de la nación. Y, por supuesto, nadie quería que Pedro Sánchez fuese a sus campañas y, mucho menos, que hiciera coincidir todas las elecciones.

Fuera del partido, aparecía a diario dibujado como un presidente ridículo y débil aferrado al sillón de la Moncloa, dispuesto a resistir a cualquier precio, incluso a costa de la unidad de España. Ahora, ya ven, el PSOE encabeza todas las encuestas y en regiones como Andalucía es casi seguro que Pedro Sánchez sacará muchos más votos que la ex presidenta Susana Díaz, que ya no podrá culparlo de sus malos resultados.

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. (EFE) Opinión
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De la agria polémica del ‘relator’ sabemos que fue un punto de inflexión, el momento en el que el Gobierno de Pedro Sánchez hizo tambalear a su propio partido porque todo el mundo entendió que se había plegado a una cesión bochornosa al independentismo catalán. Sabemos que, por aquel estallido bronco, la legislatura se extinguió y se convocaron unas elecciones generales que, semanas antes, se anunciaban para 2020. Pero, ¿qué ocurriría si supiéramos que no fue así, que nada fue casual sino premeditado?

Pedro Sánchez Mariano Rajoy Quim Torra