Matacán
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Las tres llaves del cambio andaluz
Lo mismo sucedió en Extremadura o en Castilla La Mancha, las tres comunidades que, históricamente, han sido consideradas como el granero electoral del Partido Socialista
El presidente de la Junta de Andalucía, Juan Manuel Moreno Bonilla, solo tiene tres llaves para abrir la puerta de una nueva legislatura en Andalucía; tres llaves para conseguir lo que la propia experiencia de su partido le desmiente, que lo suyo en el Gobierno andaluz será flor de un día, un breve lapso de alternancia en el poder que dará paso, de nuevo, a un gobierno socialista, en concordancia con la histórica hegemonía política en esta región. Lo mismo sucedió en Extremadura o en Castilla La Mancha, las tres comunidades que, históricamente, han sido consideradas como el granero electoral del Partido Socialista.
Monago alcanzó la Junta de Extremadura gracias al apoyo (abstención) de Izquierda Unida, pero esa rara avis de la política española no le sirvió para consolidarse y perdió la presidencia en cuanto se volvieron a convocar elecciones. Ni el famoso gurú Ivan Redondo pudo evitar el desastre de Monago, aunque hay muchos en Extremadura que piensan que el gurú formaba parte del desatino. Lo mismo le ocurrió a María Dolores de Cospedal en Castilla La Mancha; en cuatro años García Page le arrebató la presidencia, un socialista del linaje de José Bono y Barreda. Quiere decirse, en suma, que la alternancia de poder en el granero socialista es una cuenta atrás, antes que un cambio de gobierno. Y si Moreno Bonilla quiere atravesar esa puerta, solo tiene tres llaves: Educación, Sanidad y Canal Sur.
El cambio político solo será visible, solo será perceptible, si el Gobierno consigue que en esas tres parcelas las reformas sean palpables
El cambio político anunciado en Andalucía solo será visible, solo será perceptible para los andaluces, si el Gobierno de coalición consigue que en esas tres parcelas las reformas sean palpables, porque la etapa de denuncias de la herencia recibida, la reiteración del despilfarro de los anteriores gobierno socialistas, o la insistencia en los casos de corrupción, como el de los ERE o los Cursos de Formación, han sido procesados y examinados por la sociedad andaluza hace tiempo y no constituye ninguna novedad ni pueden ser utilizados como ‘cortina de humo’.
Y las promesas de ‘bajadas masivas de impuestos’ o de importantes recortes de ‘la red clientelar del PSOE’ ya se han demostrado imposibles, con lo que tampoco servirán de escaparate del ‘cambio’, sino de todo lo contrario, muestra de la invariabilidad de algunas cosas en política, con todo tipo de gobiernos. Educación, Sanidad y Canal Sur. Si el ‘Gobierno del cambio’, no logra que los andaluces perciban, de aquí a cuatro años, que la educación pública experimenta una sensible mejora, profesional y materialmente, más profesores, mejores colegios, de nada le valdrá seguir repitiendo que los escolares andaluces están a la cola de todas las evaluaciones del informe PISA, porque eso ya lo saben todos y se ha repetido hasta la saciedad. Puede seguir repitiendo el consejero de Educación, Javier Imbroda, como hace unos días en el Parlamento de Andalucía, que hay niños andaluces que dan clases en caracolas que parecen “barracones de un campamento militar de Afganistán”, pero su labor ahora no es la de seguir descalificando lo sucedido sino aportar soluciones que se puedan ejecutar en cuatro años.
Si en el ‘Gobierno del cambio’ no consiguen que el sistema público de Salud acabe con la precarización del empleo del personal sanitario, si no logran reducir las listas de espera, de poco les va a servir seguir diciendo que el modelo sanitario heredado de los socialistas es ineficaz porque se han politizado en exceso las jefaturas y las direcciones de los hospitales. Cuando el consejero de Salud de la Junta de Andalucía, Jesús Aguirre, convoca a los medios de comunicación para acusar al Gobierno de Susana Díaz de “mentir y maquillar" las listas de espera en la sanidad pública, lo único que se demuestra es que el ‘cambio’ anunciado será más difícil de lo que habían previsto.
Si resulta que, como dice el consejero, que hay 843.538 pacientes pendientes de una intervención quirúrgica o para la consulta con un especialista, “más del doble de lo que reconocía el anterior Gobierno”, su problema se ha agravado exponencialmente porque dentro de cuatro años ya no servirá de nada la denuncia del pasado porque las listas de espera habrán pasado a ser suyas. La última polémica en esta Consejería, la inexplicable decisión de un alto cargo de Sanidad de contratar con una empresa para la que había estado trabajando antes de entrar en el Gobierno, es una señal clara del empantanamiento en el que pueden acabar las promesas de mejora en el magma enorme del Servicio Andaluz de Salud.
El Gobierno del PP y Ciudadanos se enfrenta al inconveniente añadido de que su socio, Vox, lo que pide es que Canal Sur desaparezca
Y Canal Sur… Es evidente que una televisión pública no afecta a la calidad de vida de los ciudadanos, pero de la misma forma podrá concluirse que es una de las principales ventanas para que un cambio político sea visible. Una televisión pública puede ser un reflejo de modernidad y de progreso o, por el contrario, puede convertirse en un lastre cutre y sectario, un objeto de manipulación política y amplificador de la vulgaridad. Como se ha dicho aquí en alguna ocasión, en tres décadas, la Radio Televisión Pública de Andalucía ha desarrollado una carísima estructura hipertrofiada e ineficaz, que apenas es seguida por el nueve por ciento de los andaluces que ven televisión.
Para cambiar eso, el Gobierno del PP y Ciudadanos se enfrentan con el inconveniente añadido de que su socio parlamentario, Vox, lo que pide es que Canal Sur desaparezca, con lo que necesita del apoyo del PSOE y de Podemos en la Cámara andaluza. Por raro que parezca, lo que sostienen en el Gobierno andaluz es que ese acuerdo ya está casi ultimado y que se hará público en breve. ¿Y le van a dar ese balón de oxígeno? Veremos. Porque, de ser así, el Gobierno del cambio tendrá en su mano la primera llave. Pero son tres: Educación, Sanidad y Canal Sur.
El presidente de la Junta de Andalucía, Juan Manuel Moreno Bonilla, solo tiene tres llaves para abrir la puerta de una nueva legislatura en Andalucía; tres llaves para conseguir lo que la propia experiencia de su partido le desmiente, que lo suyo en el Gobierno andaluz será flor de un día, un breve lapso de alternancia en el poder que dará paso, de nuevo, a un gobierno socialista, en concordancia con la histórica hegemonía política en esta región. Lo mismo sucedió en Extremadura o en Castilla La Mancha, las tres comunidades que, históricamente, han sido consideradas como el granero electoral del Partido Socialista.