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La obviedad del Rey y el disparate general
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Javier Caraballo

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La obviedad del Rey y el disparate general

En esta España, solo hace falta una obviedad para que se disparen el absurdo y el enfrentamiento

Foto: Letizia, con Felipe VI y sus hijas, en el posado de Marivent. (Limited Pictures)
Letizia, con Felipe VI y sus hijas, en el posado de Marivent. (Limited Pictures)

En España, en esta España, solo hace falta una obviedad para que se dispare el absurdo. Al Rey le han preguntado por el bloqueo político y ha contestado con la obviedad de que siempre será mejor que haya Gobierno, pero que si eso no ocurre la Constitución ya prevé un mecanismo para la convocatoria de nuevas elecciones. ¿Ha hecho el Rey algo más que contestar lo obvio? Pues no, claro, por eso resulta tan clarificador el espectáculo de reacciones que se ha producido a continuación, porque parece imposible que, sobre dos frases, se pueda construir una montaña más grande, y en menos tiempo, de retales de todos los colores.

En unas horas, le han reprochado al Rey que se ha extralimitado en sus funciones constitucionales por hablar de un asunto que compete a los partidos políticos y también lo han acusado de lo contrario: de frivolidad por haberse pronunciado en mangas de camisa sobre un asunto tan importante; les hubiera parecido mejor con chaqueta, como en el discurso de Navidad.

El Rey insta a los partidos a ''encontrar una solución'' para evitar repetir las elecciones

Algunos piensan que Felipe VI le ha hecho el ‘caldo gordo’ a Pedro Sánchez porque le abona el terreno para unas nuevas elecciones y otros sostienen que la gravedad de sus palabras radica en que apremia al presidente socialista para que deje de marear la perdiz y forme ya Gobierno. La inmensa mayoría, eso sí, concluye con que el Rey los ha respaldado a ellos, a la posición que mantienen; en realidad, esto es lo más explicable, porque se trataba de una obviedad de la que se puede deducir todo, al no decir nada concluyente.

Es importante reparar en la literalidad de lo ocurrido. El Rey se va en agosto unos días al Palacio de Marivent en Palma de Mallorca y, como ocurre todos los años, posa junto a su familia para los fotógrafos, un gesto siempre bien recibido en la isla por lo que supone, entre otras cosas, de promoción turística añadida. Esta es una de las tradiciones de la Corona que se mantiene a lo largo de la democracia, aunque desde hace unos años sabemos que todo pasa porque “los grupos políticos de la actual mayoría de izquierdas hemos decidido que podéis seguir veraneando aquí si queréis, pero que el resto del año las instalaciones tienen que estar abiertas al pueblo”, como dejó por escrito uno de los socios del Gobierno balear, buscando sus cinco minutos de gloria, su revolución pendiente de agosto, la insólita heroicidad de tutear al Rey: “Por lo tanto, y con todo el cariño, importa poco tu opinión en este asunto, es un mandato al que vamos a dar cumplimiento”.

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En fin… En ese contexto, sobre una alfombra de césped, Felipe VI, junto a la reina Letizia y sus hijas, la princesa Leonor y la infanta Sofía, a tres o cuatro metros de distancia de los fotógrafos, ha decidido contestar a alguna pregunta que le han hecho. Es una respuesta que, por momentos, solo logra intuirse por el ruido constante de los 'flashes' de los fotógrafos. Es importante remarcar esto porque, como es obvio, ha contestado a la pregunta como quien dice ‘patata’ en las fotos; no por el tema en sí, sino por salirse del hieratismo y atender con amabilidad a la pregunta que le hacían. Ni se ha ido hacia las cámaras con un “me alegro de que me haga usted esa pregunta” para explayarse, ni se ha puesto falsamente a sonreír, aparentando que no estaba oyendo nada.

Ha contestado como quien dice ‘patata’ y ha soltado, de corrido, una obviedad institucional: “Esperemos que haya margen para que los partidos que tienen la confianza de los ciudadanos después de las últimas elecciones puedan encontrar una solución de gobierno, y si no la encuentran, pues también hay una solución dentro de las previsiones constitucionales. La previsión constitucional permite otras elecciones, pero lógicamente la valoración política es que es mejor encontrar una solución antes de ir a otras elecciones”.

De esas 64 palabras contadas se ha interpretado, por parte del Gobierno, que Felipe VI ha “acompañado” el discurso del presidente mientras que la oposición ha interpretado que se trata, claramente, de una “exhortación” a Pedro Sánchez para que cumpla de una vez con el encargo de formar Gobierno que le encomendó el Rey. “Esa primera llamada del Rey a formar un Gobierno cuanto antes y no ir a unas nuevas elecciones forma parte de lo que probablemente deseemos una gran mayoría de los españoles", ha dicho Albert Rivera con una interpretación libre de la urgencia que no existe en las palabras del Rey.

Foto: El ministro de Fomento en funciones, José Luis Ábalos. (EFE)

Este sentido de apropiación del pensamiento del Rey se lo ha adjudicado también el secretario general del PP, Teodoro García Egea: “Ha dicho lo que muchos españoles pensamos”. Pero a diferencia de sus colegas de Ciudadanos, ha ido más lejos y no ha tenido empacho en sugerir que el Rey debe tomar la iniciativa y proponerles a ellos para formar Gobierno: “Una alianza entre PP y Ciudadanos y la abstención del resto de partidos constitucionalistas y del PSOE”. Es decir, la misma fórmula que le censuran a Pedro Sánchez.

Lo dicho, en España, en esta España, solo hace falta una obviedad para que se disparen el absurdo y el enfrentamiento. Si lo ocurrido resulta tan clarificador del momento que atravesamos, es porque se demuestra que aquí está todo el mundo preparado con una contestación contundente para responder lo que sea menester; lo de menos es lo que hubiera dicho Felipe VI, dónde lo hubiera dicho, y en compañía de quién lo hubiera dicho, porque todo el mundo sabía ya qué había que contestarle.

Aquí están todos preparados con una contestación contundente para responder lo que sea menester; lo de menos es lo que hubiera dicho Felipe VI

¿Es mejor que haya acuerdo para formar Gobierno que repetir elecciones? Pues claro, pero si no lo hay, tranquilos, que la Constitución contempla ese supuesto. Punto. ¿Qué quieren que diga el Rey, que es mejor el bloqueo político, que no pasa nada por convocar elecciones cada semestre? ¿O lo contrario, que hay que apoyar a un presidente aunque no tenga mayoría para gobernar? Dan ganas de gritar, ¡relájense, que el Rey no ha dicho nada! Pero en España, siempre hay una respuesta preparada para la pregunta que no se ha formulado. Muy de Larra todo: “Hay cosas que no tienen solución, y son las que más”.

En España, en esta España, solo hace falta una obviedad para que se dispare el absurdo. Al Rey le han preguntado por el bloqueo político y ha contestado con la obviedad de que siempre será mejor que haya Gobierno, pero que si eso no ocurre la Constitución ya prevé un mecanismo para la convocatoria de nuevas elecciones. ¿Ha hecho el Rey algo más que contestar lo obvio? Pues no, claro, por eso resulta tan clarificador el espectáculo de reacciones que se ha producido a continuación, porque parece imposible que, sobre dos frases, se pueda construir una montaña más grande, y en menos tiempo, de retales de todos los colores.

Rey Felipe VI