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Javier Caraballo

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La política como bacteria

De la Listeria monocytogenes ya se conocía casi todo: su resistencia, sus efectos y su contagio. Hasta que ha llegado a Andalucía con una mutación insospechada en la política

Foto: El presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, en un acto. (EFE)
El presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, en un acto. (EFE)

La Listeria monocytogenes es una bacteria de la que ya se conocía casi todo, su resistencia, sus efectos y su contagio, hasta que ha llegado a Andalucía y, entonces, la sociedad ha descubierto estupefacta una mutación insospechada en la clase política.

La transformación de la bacteria en virus político es especialmente peligrosa porque convierte la enfermedad en plaga de incertidumbre y de miedos, un efecto propagador que hasta ahora no existía. Con lo cual, además de los graves efectos para la salud, a la Listeria monocytogenes se le suman ahora los daños en otras muchas facetas de la vida humana, que van desde la economía hasta la desconfianza institucional, en ayuntamientos, en gobiernos regionales y en ministerios.

Foto: El consejero de Salud y Familias de la Junta de Andalucía, Jesús Aguirre (2d), junto a responsables de su departamento y especialistas en infecciosos. (EFE)

Cuando la política actúa como una bacteria, y se contagia, eso es lo que ocurre. Sobre la inquietud y la alarma que ya existe en la población, los responsables políticos se dedican a acumular incertidumbre y desconcierto, porque el mensaje que trasladan es que estamos en manos de cuatro políticos chapuceros, sin idea de lo que hacen, y sin ningún tipo de responsabilidad.

El efecto propagador comenzó, como otras veces, cuando las autoridades responsables del control de un brote infeccioso en la población caen en la cuenta de que, debidamente agitado el miedo mediante la bronca política, puede convertirse en un arma electoral de primera magnitud. En el caso de la Listeria monocytogenes, los responsables políticos repararon pronto en la oportunidad: las competencias de seguridad alimentaria estaban repartidas entre varias administraciones, con lo que solo se trataba de crear la sospecha de que el brote se debía, precisamente, a la torpeza y la ineficacia de la Administración que gobierna el partido rival.

placeholder Imagen microscópica de una bacteria Listeria monocytogenes. (Reuters)
Imagen microscópica de una bacteria Listeria monocytogenes. (Reuters)

En un bando, el Ayuntamiento de Sevilla y el Gobierno de España, gobernados por el PSOE, y en el otro bando, la Junta de Andalucía, gobernada por el Partido Popular y Ciudadanos. Sin ningún tipo de recato, unos y otros se culpan de la crisis sanitaria, de su propagación en la sociedad, de las chapuzas de los laboratorios, de la descoordinación interna, de la negligencia en la toma de decisiones

Es difícil establecer la cronología sobre quién disparó primero; quizá las primeras críticas partieron del PSOE y las primeras acusaciones del Partido Popular, pero, como en las sumas, el orden de los factores no altera el resultado: el espectáculo de que sean las instituciones y los gobiernos quienes promuevan la inseguridad alimentaria.

Si nos atenemos a la secuencia que establece el organismo más alejado de la polémica, la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición, el primer episodio del brote se produce en una localidad de Sevilla el día 5 de agosto, con posterioridad se detectan otros dos episodios entre los días 12 y 14, y ese mismo día el laboratorio confirma la existencia de la bacteria en una partida de carne mechada de una determinada marca.

Foto: Hay que tener cuidado con determinados alimentos para evitar intoxicaciones (iStock)

En los días previos, a medida que se van confirmando los casos, se localizan los productos que pueden estar contaminados, se analizan los fabricados en dos provincias, Sevilla y Málaga, y se van descartando hasta que el origen del brote se ciñe a uno solo. El 15 de agosto se decreta la alerta sanitaria y el día 16 se extiende a toda España y se informa a las comunidades afectadas, además de la andaluza, para que procedan a la retirada del producto.

¿Dónde ha existido el fallo que provoca la bronca política? Según el Partido Popular, un error de etiquetado en el laboratorio dependiente del Ayuntamiento de Sevilla es el que retrasa la toma de decisiones; según el PSOE, ha sido la nefasta gestión de la Consejería de Salud de la Junta de Andalucía la que ha ralentizado la declaración de la alerta y la retirada del producto.

En medio de la bronca, los que se quedan aislados y, quizás, injustamente desautorizados son los profesionales que han trabajado en la detección de este brote y que nada tienen que ver con la trifulca política. Simplemente por trabajar en una Administración gobernada por el PSOE, esos funcionarios ya se pueden esperar que desde el Partido Popular los traten como unos desmañados. Y viceversa.

placeholder Plato de carne mechada. (EFE)
Plato de carne mechada. (EFE)

Ni unos ni otros se interesarán por la realidad de esos servicios públicos que, a lo mejor, resulta que trabajan con una gran precariedad, sobre todo en los meses de verano, la época de mayor afluencia turística a una comunidad como la andaluza.

Tanto si ha existido un error técnico o un error humano como si han fallado los protocolos de detección de los brotes infecciosos, la pelotera política de nada va a contribuir a su revisión y mejora. Más bien al contrario, lo que provoca es que cada uno se enroque en su posición, disimule sus errores y engorde artificialmente los del adversario. Con lo cual, en adelante todo seguirá igual porque esta política de trincheras de España no es capaz de coordinarse ni en estas circunstancias.

Cuando en las encuestas del CIS se pregunta a los ciudadanos por su valoración de la clase política española, siempre sorprende que los sitúen entre uno de los principales problemas de España. Ese dato es demoledor para una democracia, porque resulta que aquellos en quienes los ciudadanos confían la solución de muchos de sus problemas constituyen, en sí mismos, un problema más. Los espectáculos de acusaciones cruzadas, como este de la listeriosis, son los que generan esa impresión. Pero esto no acaba aquí… Así que, como seguirán extendiendo la sospecha de que el sistema de prevención y seguridad alimentaria es una auténtica chapuza, que se vayan preparando para las consecuencias los empresarios y trabajadores del sector agroalimentario de Andalucía. La Listeria monocytogenes ha experimentado una extraña mutación a la política y los efectos pueden ser devastadores.

La Listeria monocytogenes es una bacteria de la que ya se conocía casi todo, su resistencia, sus efectos y su contagio, hasta que ha llegado a Andalucía y, entonces, la sociedad ha descubierto estupefacta una mutación insospechada en la clase política.

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