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El PSOE hace cosas que solo puede hacer el PSOE
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Javier Caraballo

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El PSOE hace cosas que solo puede hacer el PSOE

Tan importante es este valor, del que los socialistas son muy conscientes, que hay muchos que naufragan en sus diagnósticos porque lo ignoran o lo subestiman

Foto: El presidente del Gobierno en funciones y secretario general del PSOE, durante la presentación del acuerdo programático para un Gobierno de progreso. (EFE)
El presidente del Gobierno en funciones y secretario general del PSOE, durante la presentación del acuerdo programático para un Gobierno de progreso. (EFE)

La política española se guía por algunas reglas que compartimos con el resto de las democracias occidentales y por algunas peculiaridades que, obviamente, solo nos afectan a nosotros. Por ejemplo: el PSOE hace cosas que solo puede hacer el PSOE. Tan importante es este valor, del que los socialistas son muy conscientes, que hay muchos que naufragan en sus diagnósticos porque lo ignoran o lo subestiman. Pero es así y, por esa razón, no se puede descartar que de aquí a final de mes se componga de nuevo en el Congreso de los Diputados una mayoría suficiente para hacer presidente a Pedro Sánchez a cambio de nada, sin ninguna contraprestación tangible, y evitar que se convoquen otras elecciones en noviembre. Sería con una mayoría parlamentaria similar a la que le sirvió para botar a Mariano Rajoy de la Moncloa con solo 84 diputados, que no es ni la mitad de los escaños que se necesitan para una mayoría absoluta.

Si con ese ridículo respaldo Sánchez sacó adelante la única moción de censura que ha prosperado en España, que nadie descarte una repetición de la jugada. Se podría añadir que eso sucedió porque otra de las peculiaridades de la política española, también genuina, es el poder catalizador del odio a la derecha. Es cierto, eso solo existe en España, quizá como en ningún otro país de nuestro entorno, pero el único que puede aprovechar esa circunstancia en su favor es el Partido Socialista.

Foto: Pablo Iglesias y Alberto Garzón, en el debate de investidura. (EFE)

Si otro partido hubiera protagonizado la estrategia política puesta en marcha por el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, desde junio del pasado año para ascender al poder, haría ya meses que se le estaría reprochando la parálisis de España en uno de los momentos más delicados desde todos los puntos de vista, porque no hemos salido aún de la anterior crisis económica cuando ya se anuncia una nueva recesión, por la delicada situación en la que se encuentra el proyecto europeo del que formamos parte o porque va a llegar la sentencia del Tribunal Supremo sobre Cataluña y sería temerario, como dijo el otro día aquí Nicolás Sartorius, que nos pillara en plena campaña electoral.

Haber sometido a España a esa parálisis institucional desde junio del año pasado, como si el país entero fuera un efecto colateral, daños inevitables de una estrategia política, es algo que solo puede hacer el PSOE sin que le pase nada. Es más, lo hace y la mayor parte de la sociedad lo asimila como algo normal mientras que el electorado de centro izquierda lo aplaude efusivamente; por esa razón sube como la espuma en las encuestas.

Haber sometido a España a esa parálisis institucional desde junio del año pasado es algo que solo puede hacer el PSOE sin que le pase nada

De hecho, si reparamos en lo ocurrido desde las elecciones del 28 de abril, observaremos que el partido al que más se le reprocha que no exista un acuerdo de gobierno es a Podemos, que es quien más lo ha buscado, hasta llegar a la humillación de aceptar que veten a su líder, Pablo Iglesias, para entrar en el Gobierno. ¿Tiene motivos sobrados el PSOE para desconfiar políticamente de Podemos? ¿Hace bien en no aceptarlo en un Gobierno de coalición, que ni siquiera le aporta una mayoría estable en el Congreso? Evidentemente, pero ese es otro tema.

Pedro Sánchez tiene razones sobradas para hacer lo que ha hecho, pero la cuestión es que el PSOE ha manipulado, engañado y tergiversado continuamente le negociación con Podemos, que los ha conducido a una ratonera, y que ahora es, precisamente, a Podemos a quien todo el mundo señala como culpable. Tanto, que incluso han llegado a sembrar la duda y la división entre los propios cuadros de Podemos; ahí está ya Izquierda Unida pidiendo abiertamente que olviden todas sus exigencias, que se traguen todos los desplantes, y que apoyen al PSOE a cambio de las nuevas promesas de una legislatura en la que ambos sean “aliados leales”. Les han cerrado las puertas de los ministerios y las nuevas propuestas que les hacen, un carguito en el Defensor del Pueblo o en alguna fundación, parece que solo buscan denigrarlos un poco más.

Foto: Pedro Sánchez y el presidente del PNV, Andoni Ortuzar, este 4 de septiembre en Ferraz. (Eva Ercolanese | PSOE)

Solo un partido como el PSOE podía ganar unas elecciones con la promesa de salir de la OTAN y, al llegar al poder, convocar un referéndum solicitando lo contrario. Lo convocó, lo defendió y lo ganó. Esa cualidad, esa peculiaridad, la mantiene en la actualidad. En los 40 años de democracia, solo se ha perdido ese poder en el breve espacio de tiempo en el que Podemos llegó a pensar en arrebatarle la hegemonía de la izquierda, pero, superado ese ínterin, ha vuelto a recuperarlo, como estamos viendo.

Así que, de aquí hasta el 23 de septiembre, que es el día en el que se disolverán las Cortes Generales si no hay acuerdo de gobierno, que nadie descarte la posibilidad de que haya una investidura a cambio solo de que no haya nuevas elecciones. Y si no ocurre así, el Rey convocará nuevas elecciones y nos iremos a una campaña electoral en la que el PSOE no se cansará de señalar a los culpables de no haber investido a Pedro Sánchez a cambio de tener en la Moncloa a un presidente como Pedro Sánchez. Ese absurdo también entra en la máxima: el PSOE hace cosas que solo puede hacer el PSOE.

La política española se guía por algunas reglas que compartimos con el resto de las democracias occidentales y por algunas peculiaridades que, obviamente, solo nos afectan a nosotros. Por ejemplo: el PSOE hace cosas que solo puede hacer el PSOE. Tan importante es este valor, del que los socialistas son muy conscientes, que hay muchos que naufragan en sus diagnósticos porque lo ignoran o lo subestiman. Pero es así y, por esa razón, no se puede descartar que de aquí a final de mes se componga de nuevo en el Congreso de los Diputados una mayoría suficiente para hacer presidente a Pedro Sánchez a cambio de nada, sin ninguna contraprestación tangible, y evitar que se convoquen otras elecciones en noviembre. Sería con una mayoría parlamentaria similar a la que le sirvió para botar a Mariano Rajoy de la Moncloa con solo 84 diputados, que no es ni la mitad de los escaños que se necesitan para una mayoría absoluta.

Pedro Sánchez