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La testosterona de Podemos
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Javier Caraballo

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La testosterona de Podemos

“La testosterona pesa más que la unidad, la fraternidad y la responsabilidad”, se ha quejado la coordinadora de Podemos en Andalucía, Teresa Rodríguez, en sus redes sociales

Foto: La coordinadora de Podemos Andalucía y presidenta del grupo parlamentario Adelante Andalucía, Teresa Rodríguez. (EFE)
La coordinadora de Podemos Andalucía y presidenta del grupo parlamentario Adelante Andalucía, Teresa Rodríguez. (EFE)

Sostiene la coordinadora de Podemos en Andalucía, Teresa Rodríguez, que el problema de esta formación es que hay un exceso de testosterona. Lo dice porque, finalmente, su pretensión de presentar en Andalucía una sola lista de izquierdas, al margen del PSOE, no ha salido adelante. Y eso lo achaca a la masculinidad: “La testosterona pesa más que la unidad, la fraternidad y la responsabilidad”, se ha quejado en sus redes sociales. Nadie podría haber dictado una sentencia más demoledora sobre una formación política que subraya, por encima de todas las cosas, su carácter feminista; se llaman Unidas Podemos pero, según esta dirigente, en su interior manda la testosterona. Y, además, lo hace sobre el resto de valores universales de los movimientos de izquierda, como la unidad o la fraternidad. Si de verdad se cree lo que dice, lo que no se entiende es cómo Teresa Rodríguez sigue perteneciendo a esa formación.

De todas formas, lo de esta dirigente no es la excepción. Si se repasa el historial de polémicas en Podemos, llama la atención la proliferación de denuncias similares desde que se fundó este partido, morado como el movimiento feminista. Una de las primeras, acaso la más llamativa, fue la que se produjo en el mismo congreso fundacional de Podemos, en octubre de 2014, cuando Pablo Iglesias se subió a la tribuna de Vistalegre para, con una falsa modestia de manual, dejar en los titulares una afirmación que le ha acompañado siempre: "No soy imprescindible. Soy un militante, no un macho alfa, y me pongo a las órdenes de la mayoría”.

Las leyes del mercado, que también operan en la política, han experimentado sobradamente con la publicidad inversa, o con la psicología inversa, que consiste fundamentalmente en negar lo que se pretende afirmar. “No compres aquí”, “No leas este periódico”. La psicología inversa lo que provoca es el deseo inconsciente de hacer lo contrario de lo que se pide por la expectación y el morbo que se genera. “No soy un macho alfa”, dijo Pablo Iglesias, y a continuación todo el mundo comenzó a verlo como tal.

Foto: Lucía Lijtmaer e Isa Calderón en escena en el Palacio de la Prensa Opinión

También trascendieron, con un tono más grueso y más cutre, unos mensajes de grupos de chat entre dirigentes de Podemos en los que, de nuevo, Pablo Iglesias intercedía en una conversación para auxiliar a algunos de los intervinientes, que se quejaban: “Vais a ver lo que es un macho alfa cuando acosan a alguien de su grupo”. Fueron, por cierto, los mismos mensajes de chat en los que Iglesias hablaba sobre sus fantasías sexuales con Mariló Montero, una concatenación de barbaridades que le hubieran costado el exilio si Pablo Iglesias hubiese sido de un partido distinto; el tinte de feminismo de Podemos lo salvó de la condena feminista. Más adelante, en una entrevista con el psicoanalista y escritor Jorge Alemán, Pablo Iglesias dejó otra de sus frases de macho alfa de Podemos: “Los sectores más gamberros del movimiento feminista dicen algo que me encanta, que ‘los hombres feministas follan mejor’. Creo que ahí están señalando claramente un tipo de masculinidad feminista”.

En cada convulsión interna de Podemos, el macho alfa siempre aparece. En enero de este año, Lola Sánchez Caldentey, que también dejó Podemos harta de las batallas internas, culpó de la deriva de la organización “al comportamiento de macho alfa de Pablo Iglesias e Íñigo Errejón”. Los dos, según dijo, han mantenido en la organización “una constante actitud de liderazgo muy tradicional, muy clásico, muy masculino, muy de ordeno y mando, muy de arriba abajo; yo creía que Podemos iba a ser otra cosa, sinceramente”.

En cada convulsión interna de Podemos, el macho alfa siempre aparece

Es decir, lo mismo que piensa ahora Teresa Rodríguez con respecto a la división y a la ruptura en la que ha acabado la organización morada. Con lo cual, llegamos a una curiosa paradoja si nos atenemos a la literalidad de las manifestaciones: Si Podemos elige como líder a un político que ‘bromea’ con su condición de macho alfa y le disculpa todas las expresiones machistas con las que se refiere a las mujeres o al movimiento feminista, lo que no puede hacer a continuación es culpar al patriarcado de todos sus males. Cada vez que una dirigente de Unidas Podemos achaca al patriarcado los males de su propia organización, está sumando contradicciones internas, insalvables, a una organización que se tiñe de morado y se llama Unidas Podemos; como si el lenguaje de género no fuese más que una capa de pintura para ocultar la realidad.

Mientras que en Podemos sigan pensando que el patriarcado es la fuente de todos sus problemas, seguirán sin enterarse de nada de lo que les ocurre

Dicho lo anterior, conviene añadir que, a pesar de ese debate impostado, los problemas internos de Podemos no son distintos de los que se plantean en otros partidos políticos. Son problemas consustanciales al ejercicio del poder y se han dado a lo largo de toda la historia. La verdad incuestionable de que la historia, hasta ahora, la han protagonizado hombres no presupone que las luchas de poder sean cosa de hombres. La envidia, el juego sucio, la traición, la deslealtad no pertenecen al patriarcado sino a la condición humana.

Mientras que en Unidas Podemos sigan pensando que el patriarcado es la fuente de todos sus problemas, con lo fácil que es culpar de todo a la testosterona, seguirán sin enterarse de nada de lo que les ocurre porque seguirán viviendo del fetiche y de la fantasía. Ya lo dijo un humanista y moralista del Renacimiento francés, Michel de Montaigne: “Por muy alto que sea el trono, siempre estará usted sentado sobre el culo”. Culo de hombre o culo de mujer, culo al fin.

Sostiene la coordinadora de Podemos en Andalucía, Teresa Rodríguez, que el problema de esta formación es que hay un exceso de testosterona. Lo dice porque, finalmente, su pretensión de presentar en Andalucía una sola lista de izquierdas, al margen del PSOE, no ha salido adelante. Y eso lo achaca a la masculinidad: “La testosterona pesa más que la unidad, la fraternidad y la responsabilidad”, se ha quejado en sus redes sociales. Nadie podría haber dictado una sentencia más demoledora sobre una formación política que subraya, por encima de todas las cosas, su carácter feminista; se llaman Unidas Podemos pero, según esta dirigente, en su interior manda la testosterona. Y, además, lo hace sobre el resto de valores universales de los movimientos de izquierda, como la unidad o la fraternidad. Si de verdad se cree lo que dice, lo que no se entiende es cómo Teresa Rodríguez sigue perteneciendo a esa formación.

Teresa Rodríguez