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Ibuprofeno para el cambio andaluz
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Javier Caraballo

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Ibuprofeno para el cambio andaluz

La Sanidad y la Educación son las dos áreas que provocaron un mayor desgaste del PSOE y, a un año del nuevo gobierno PP-Cs, las protestas vuelven a la calle con peticiones concretas

Foto: El presidente de la Junta, Juanma Moreno. (EFE)
El presidente de la Junta, Juanma Moreno. (EFE)

Las ventanas del cambio andaluz son tres, Sanidad, Educación y Canal Sur. Esas son las tres llaves del nuevo gobierno del Partido Popular y Ciudadanos para poder aspirar a una nueva legislatura en Andalucía, lo que rompería definitivamente la hegemonía socialista que se ha prolongado durante casi cuarenta años. No es que sean, obviamente, las áreas de gobierno que vayan a cambiar las carencias fundamentales de una región como la andaluza, sobre todo en los aspectos socieconómicos, pero sí son las más visibles, las más palpables en una sola legislatura y, además, las que acumulan más promesas de cambio inmediato en los tiempos en los que los ‘partidos del cambio’, como se autodenominan, estaban en la oposición.

De hecho, la Sanidad y la Educación son las dos parcelas de gobierno que provocaron un mayor desgaste del PSOE cuando las protestas comenzaron a hacerse constantes en la calle. Hoy, nadie duda de que una de las causas de que el PSOE de Susana Díaz perdiese el Gobierno andaluz en las elecciones de diciembre de 2018 fue el deterioro de la Sanidad, que se tradujo en desgaste, apatía y malestar en el electorado clásico del PSOE andaluz.

Foto: Jesús Candel, 'Spiriman', en una de las manifestaciones 'Por una sanidad pública digna'. (EFE)

Pero ha pasado un año y ahora lo que sorprende es la rapidez con la que ese panorama de protestas y manifestaciones ha cambiado de acera. La paciencia se ha agotado en diez meses; ahora cualquier fin de semana, como este último fin de semana del ecuador de diciembre, hay tantas manifestaciones convocadas en Andalucía como podría haberlas hace poco más de un año, cuando el PSOE todavía estaba en la Junta de Andalucía. Como en la etapa socialista, el que ha comenzado a abanderar las protestas es el médico de Granada Jesús Candel, a quien todo el mundo conoce por Spiriman.

Se trata de manifestaciones, en su mayoría simultáneas, convocadas en cuatro o cinco capitales de provincia de Andalucía, con reivindicaciones precisas, concretas. No son como las convocatorias de los sindicatos tradicionales, las ‘mareas blancas’ de UGT o de CCOO que protestan contra un gobierno o contra una ideología, sino que en cada provincia desciende al detalle de lo que se exige. Por ejemplo, en Jaén: “Queremos que los hospitales de Jaén, Linares, y Úbeda se completen con especialistas y material. Asimismo, que se cumplan los plazos para el arreglo integral del hospital viejo de Andújar, que no se quede en una promesa electoral”.

Los manifestantes tienen reivindicaciones concretas, no como las 'mareas blancas' de los sindicatos contra un gobierno o una ideología

En Córdoba: “Reclamamos que el antiguo hospital Los Morales sea reabierto como hospital de crónicos para la provincia de Córdoba”. En Sevilla: “Reclamamos la apertura del antiguo Hospital Militar como Hospital General”. Es muy probable que en todos esos casos, en años anteriores, el Partido Popular, cuando estaba en la oposición, se comprometiera formalmente a atender esas reclamaciones, que no son etéreas, no son interpretables; hechos contantes y sonantes que solo exigen de una orden del delegado de Salud en cada una de esas ciudades. Ahora que está en el Gobierno de la Junta de Andalucía, cada una de esas reclamaciones con las que se había comprometido se convierten en un dolor de cabeza y no hay ibuprofeno en política para calmar tanta frustración.

Más significativo aún que las protestas promovidas por Asociación Justicia por la Sanidad, que lidera Jesús Candel, es la evolución experimentada por el Sindicato Médico Andaluz. Nada como los comunicados de prensa de ese sindicato para comprobar el deterioro en diez meses. En ese tiempo tan corto, la llegada a la sanidad andaluza de un político del Partido Popular ha pasado de los parabienes y la esperanza a la decepción y el hartazgo. El Sindicato Médico Andaluz era, de hecho, la organización médica a la que pertenecía Jesús Aguirre, el consejero de Salud de la Junta de Andalucía. Fue fundador de esa organización y vicepresidente en su provincia, en Córdoba. Cuando lo nombraron consejero, en enero de este año, el Sindicato se mostró orgulloso: “Desde el Sindicato Médico Andaluz queremos en primer lugar felicitar y dar nuestra más sincera enhorabuena al recién nombrado consejero de Salud, don Jesús Aguirre. Tiene un perfil que combina los aspectos profesionales, aspectos técnicos y aspectos políticos. Se abre una nueva etapa con nuevos protagonistas y a partir de ahora toca ponerse a trabajar e ir construyendo un modelo de relación que nos permita alcanzar mejoras para la sanidad andaluza. Por nuestra parte vamos a poner todo nuestro empeño en alcanzar estas mejoras y acuerdos y estamos seguro de esta es también la intención del nuevo consejero”.

El último comunicado de ese mismo sindicato, de hace dos semanas, es concluyente del hartazgo al que han llegado: “¡Necesitamos hechos ya! Todas las reivindicaciones han sido comunicadas a la administración en múltiples ocasiones y hasta el momento solo nos han ofrecido buenas intenciones, vagos compromisos que nunca llegan a verse reflejados en acciones concretas; y ya no nos sirve esta actitud. Nuestra obligación es ser críticos con la inactividad de la Administración y firmes en la defensa de nuestros intereses; sin que medien otras razones y sin tolerar que nadie nos atribuya otros motivos. Vamos a seguir protestando mientras sea necesario y llamaremos a las movilizaciones si los cambios no se producen. Cualquier otra actitud sería desleal con nuestros compañeros y eso no lo vamos a consentir”.

placeholder El médico granadino Jesús Candel, 'Spiriman’, encabeza la manifestación en Sevilla en defensa de la Sanidad. (EFE)
El médico granadino Jesús Candel, 'Spiriman’, encabeza la manifestación en Sevilla en defensa de la Sanidad. (EFE)

Antes de cumplir un año, ya parece haber decepcionado a todos los que le rodean. ¿Cómo puede quemarse tanto, en tan poco tiempo, un político? Jesús Aguirre, además, es uno de esos políticos que no acaba de comprender que el concepto de populismo y de cercanía en política es una sustancia peligrosa, altamente inflamable, cuando se maneja de forma inapropiada. Normalmente, la cercanía debe ser algo natural, innato, nunca puede ser forzado o impostado. Y, desde luego, no se puede confundir el ‘don de gentes’ con la frivolidad. Si hay exigencias de mayor inversión y el consejero contesta que su departamento está “tieso como las mojamas”, a nadie que le reclame le gusta la gracia; si le piden una opinión sobre el aborto y contesta que “lo fácil es llegar y el chupetón”, ya se adentra en la ofensa inadmisible.

Ni siquiera las alfombras de la anterior Consejería socialista, que tan hábilmente va levantado el ‘vicepresidente político’ del Gobierno del cambio, Elías Bendodo, han servido para calmar los ánimos, como la denuncia de las listas de espera fantasmas o la misteriosa desaparición de dos millones de vacunas de la gripe. Ni el Arcángel Rafael, al que el consejero Jesús Aguirre propuso en su día como miembro de honor del Colegio de Médicos de Córdoba por “sus actuaciones en pro de la salud de los cordobeses”, lo tendría fácil para recuperarlo del desgaste padecido.

Las ventanas del cambio andaluz son tres, Sanidad, Educación y Canal Sur. Esas son las tres llaves del nuevo gobierno del Partido Popular y Ciudadanos para poder aspirar a una nueva legislatura en Andalucía, lo que rompería definitivamente la hegemonía socialista que se ha prolongado durante casi cuarenta años. No es que sean, obviamente, las áreas de gobierno que vayan a cambiar las carencias fundamentales de una región como la andaluza, sobre todo en los aspectos socieconómicos, pero sí son las más visibles, las más palpables en una sola legislatura y, además, las que acumulan más promesas de cambio inmediato en los tiempos en los que los ‘partidos del cambio’, como se autodenominan, estaban en la oposición.

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