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Los sindicatos, en tiempo de pandemia
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Javier Caraballo

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Los sindicatos, en tiempo de pandemia

Los sindicatos se han precipitado escandalosamente al decretar el fin de la pandemia y el regreso a la normalidad de las protestas. Solo desvela su desconexión de la realidad

Foto: Una protesta de trabajadores sanitarios. (EFE)
Una protesta de trabajadores sanitarios. (EFE)

Los sindicatos españoles han marcado ya una raya en el suelo de la pandemia: 'Ahora sí toca'. Lo que toca es la vuelta al guion y a la rutina de las protestas y las movilizaciones, volver a engrasar la maquinaria interna para quitarle el óxido acumulado durante todos estos meses de coronavirus en que estaban prohibidas las manifestaciones, las concentraciones y las celebraciones especiales, como el 1 de Mayo. Así que, pasado este tiempo de suspensión, los sindicatos quieren recobrar cuanto antes su normalidad de paros, huelgas y protestas para activar el músculo reivindicativo y "hacerse visibles como agentes sociales", como se dice en la jerga política. La fecha fijada es el próximo 11 de febrero y lo que es inevitable para los sindicatos convocantes es que esa decisión, el final de la hipotética 'tregua' que se había decretado, no se convierta a ojos de la ciudadanía en una revisión, también, del papel de los sindicatos en este tiempo de pandemia. ¿Han actuado conforme a las necesidades de la emergencia sanitaria y económica que ha sacudido el mundo entero o, por el contrario, ha quedado en evidencia su desconexión con la clase trabajadora española, como se les critica tantas veces?

Los responsables de los sindicatos mayoritarios, UGT y CCOO, no tienen ninguna duda ante la pregunta y, lejos de cualquier autocrítica o revisión de su papel, lo que sostienen ambos es que la actuación sindical ha sido determinante para que se haya podido superar la crisis múltiple de la pandemia, la sanitaria, la social y la económica. El texto de la convocatoria de huelga sorprende por su optimismo: "Hemos demostrado con creces nuestro compromiso con la sociedad española. Bajo la premisa del consenso, en unos momentos de tremenda dificultad, hemos impulsado toda una serie de acuerdos que han permitido la construcción de una inédita red de protección para el tejido productivo y las personas de este país. Con ello, hemos impedido que, frente a crisis anteriores, se destruyeran millones de puestos de trabajo y miles de empresas, trazando con ello una dirección de signo distinto, social".

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Sin necesidad, siquiera, de reseñar que el impacto real de la pandemia en la economía española se conocerá cuando desaparezca el sustento temporal de los ERTE, además de todos los que ya se han quedado sin trabajo o sin negocio; sin enredarnos tampoco en la verdadera autoría de esas medidas de protección, porque sin el respaldo europeo hubieran sido imposibles; sin entrar en nada de eso, que puede prestarse al debate, lo que sí parece incuestionable es que los sindicatos se han precipitado escandalosamente al decretar el fin de la pandemia y el regreso a la normalidad de las protestas. Justo en este momento, cuando otra vez se plantea la angustia de un colapso del sistema sanitario por la agresividad de la tercera ola, que los sindicatos mayoritarios convoquen una protesta de vuelta a la normalidad solo desvela su desconexión de la realidad, más allá de sus despachos.

Todavía habrá quien les recordará la polémica de los primeros meses de la pandemia, cuando se solicitó que volvieran a su puesto de trabajo los miles de liberados sindicales que hay en el sistema sanitario español y solo se incorporó una minoría. Pero, más allá todavía, es interesante reparar en los lemas elegidos para la protesta del 'Ahora sí toca' contra el Gobierno: parece como si no hubiera ocurrido nada extraordinario en todo este tiempo que les deba alterar el paso; nada que los haga reflexionar sobre las verdaderas carencias del modelo político y asistencial del Estado español. Los sindicatos se aplican el 'decíamos ayer' y retoman su calendario clásico de reivindicaciones: derogar leyes del Gobierno de Rajoy, como la reforma laboral y la Ley de Pensiones. ¿Son esas las urgencias del momento, las que justifican una vuelta rápida a las protestas? Claro que no, y solo hay que fijarse en el detalle de que, en realidad, al Gobierno de Pedro Sánchez no se le reprocha nada de su actuación, sino que se le exige que cumpla con sus compromisos de ruptura frente al pasado del Gobierno de derechas. En suma, lo que buscan UGT y CCOO con estas protestas no es otra cosa que colocarse en la foto, un lugar visible en la pancarta, codo con codo con los otros dos actores del Gobierno, socialistas y podemitas, que también reivindican para sí los avances sociales y económicos.

Foto: Los vicepresidentes del Gobierno Pablo Iglesias, Nadia Calviño y Teresa Ribera. (EFE)


El 'Ahora sí toca' que UGT y CCOO han elegido para su primera protesta es un lema de laboratorio, planificado en despachos alejados de la realidad, que es justamente lo contrario que el personal necesita de los sindicatos. Esa inercia de burocratización y politización los distancia, cada vez más, de la gente, de los currantes, de los problemas, de sus tiesuras. 'Ahora sí toca' es el piñón fijo de la inercia sindical, el más de lo mismo. Quizás un solo ejemplo final pueda servir para ilustrar esa inopia lacerante del sindicalismo rutinario e interesado. Sucede en Sevilla: el Gobierno de centro derecha de la Junta de Andalucía va a abrir en breve un nuevo hospital público, parcialmente, aprovechando el edificio de un hospital militar precedente que llevaba años cerrado. Gracias a una actuación en tiempo récord, se cuenta con más camas y plazas UCI para enfermos de coronavirus, algo esencial ante la incertidumbre de los contagios exponenciales de esta tercera oleada.

Pues bien, desde que se anunció la apertura del hospital, los sindicatos mantienen un retén de pancartas en protesta por que se haya externalizado el servicio de limpieza, que es lo que ya sucede desde hace años en los demás hospitales públicos. Ese mismo hospital, desde que el ejército lo cedió a la Junta de Andalucía, acumulaba promesas de reapertura desde hacía 15 años, primero con Manuel Chaves de presidente, luego con José Antonio Griñán y finalmente con Susana Díaz. ¿Cómo es posible que los sindicatos protesten ahora que, al fin, se ha abierto? Pues nada, la inercia los lleva a mantener el guion intacto, acusaciones de privatización de la sanidad contra el PP, aunque lo que se haya abierto sea un nuevo hospital público que llevaba más de una década abandonado al expolio y al vandalismo, a los robos de cables o de tuberías. Como el propio PSOE, que se ha sumado a las protestas sindicales con la increíble sorna de acusar a los actuales gobernantes de la Junta de Andalucía de "vender humo" con la apertura del hospital que ellos habían desahuciado.

Los sindicatos españoles han marcado ya una raya en el suelo de la pandemia: 'Ahora sí toca'. Lo que toca es la vuelta al guion y a la rutina de las protestas y las movilizaciones, volver a engrasar la maquinaria interna para quitarle el óxido acumulado durante todos estos meses de coronavirus en que estaban prohibidas las manifestaciones, las concentraciones y las celebraciones especiales, como el 1 de Mayo. Así que, pasado este tiempo de suspensión, los sindicatos quieren recobrar cuanto antes su normalidad de paros, huelgas y protestas para activar el músculo reivindicativo y "hacerse visibles como agentes sociales", como se dice en la jerga política. La fecha fijada es el próximo 11 de febrero y lo que es inevitable para los sindicatos convocantes es que esa decisión, el final de la hipotética 'tregua' que se había decretado, no se convierta a ojos de la ciudadanía en una revisión, también, del papel de los sindicatos en este tiempo de pandemia. ¿Han actuado conforme a las necesidades de la emergencia sanitaria y económica que ha sacudido el mundo entero o, por el contrario, ha quedado en evidencia su desconexión con la clase trabajadora española, como se les critica tantas veces?

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