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Judas ha vuelto y no sabes para qué
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Javier Caraballo

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Judas ha vuelto y no sabes para qué

No son pocos los pensadores que afirman desde hace años que nuestra sociedad está cada vez más infantilizada, frágil y asustadiza, manejada y controlada por las redes de la globalización

Foto: Detalle del beso de Judas en la escena del prendimiento. (Antonio Salzillo/Antonio López en Pixabay)
Detalle del beso de Judas en la escena del prendimiento. (Antonio Salzillo/Antonio López en Pixabay)
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Judas ha vuelto y la cuestión es que no sabemos para qué. Después de lo que hemos vivido con la pandemia de coronavirus, este desastre brutal que ha asolado la vida que llevábamos, lo menos que podemos hacer es estar atentos a lo que pasa a nuestro alrededor, empezando, ya que estamos en Semana Santa, por la creciente popularidad del más odioso de los apóstoles de Jesucristo, el que lo traicionó y lo entregó para que lo crucificaran. Si los filósofos de nuestros días, de acuerdo con psicólogos y psiquiatras, alertan de las secuelas catastróficas en el estado mental de la humanidad que dejará la plaga de covid-19, lo único que nos faltaba es el regreso triunfal de Judas, como está ocurriendo desde que se inició el milenio. Se producen series ambiciosas, como las ‘30 monedas’ de Alex de la Iglesia, y se publican constantemente libros y reportajes sobre los perfiles desconocidos y misteriosos del traidor más famoso de la historia.

Es verdad que Judas, por la enorme potencia de su pasaje bíblico, siempre ha sido un foco de atención para escritores y pintores. Pero no se trata solo ya de valorar, como haremos, la verdadera dimensión de la figura de Judas, sino de preguntarnos qué puede suponer en la sociedad actual el regreso de un personaje así, pero distorsionado o infantilizado. ¿Regresa Judas en el momento de más superficialidad de la sociedad? Se trata de calcular el impacto de ese mundo oscuro de posesiones demoníacas y veneración del mal en la mentalidad actual, que no tiene nada que ver ni siquiera con la del siglo precedente. ¿Y eso supone algo o nada? Vayamos poco a poco.

Foto: Judas, en un detalle de la vidriera de la Catedral de Moulins, en Francia (CC/Vassil)

El relato más ajustado de lo sucedido con Judas Iscariote en las horas previas a la detención de Jesucristo es el que detallan los evangelios de cuatro apóstoles, Mateo, Juan, Marcos y Lucas: De los 12 colaboradores de Jesús de Nazaret, Judas Iscariote era el encargado de las finanzas del grupo, “el ecónomo”, según la versión vaticana, y uno de los más politizados, un nacionalista defensor de plantar batalla para la liberación de Judea del Imperio romano. Todo se tuerce cuando tiene conocimiento de que los sumos sacerdotes judíos están tratando de localizar a Jesús para hacerlo desaparecer —“buscaban la manera de eliminar a Jesús”, dice san Lucas— y Judas conspira contra su maestro y pacta con el Sanedrín judío su entrega a cambio de 30 monedas de plata. En cuanto esto sucede, arrepentido, devuelve el dinero y se suicida. Los sumos sacerdotes tampoco quieren hacerse cargo de las 30 monedas de plata —“no es lícito echarlas en el tesoro de las ofrendas, porque son precio de sangre”, cuenta san Mateo que dijeron— y decidieron emplearlas en la compra de una finca, “el Campo del Alfarero como lugar de sepultura para los forasteros. Por esta razón ese campo se llamó ‘Campo de Sangre’, hasta hoy”, dice el mismo evangelio.

¿Por qué se produce la traición? Históricamente, se han sostenido varias hipótesis, esencialmente tres, pero dos de ellas no se corresponden bien con el final de Judas, el suicidio y la devolución del dinero. Si la traición se hubiera debido al egoísmo de Judas, su interés en el dinero como ‘tesorero’ del grupo, no sería ese el final. Igual sucede si Judas estuviera decepcionado políticamente con Jesús al llegar a la conclusión de que no pensaba secundarlo en ninguna revolución violenta —“mi reino no es de este mundo”—. La tercera versión es la que introduce al Diablo en la ecuación: Judas traiciona a Jesús porque es poseído por el Maligno. "Satanás entró en Judas, llamado Iscariote", dice san Lucas.

Foto: Foto: iStock.

Han tenido que pasar muchos siglos para que la Iglesia matizara abiertamente el sentido de esa posesión. En 2006 —el mismo año en que National Geographic certificó la autenticidad del Evangelio de Judas, un manuscrito del siglo III después de Cristo—, el papa Benedicto XVI no solo rescató a Judas Iscariote de la infamia, sino que lo elevó a un rango superior, como el elegido entre todos los apóstoles para sacrificarse y llevar a cabo una misión divina. “Cuando pensamos en el papel negativo que desempeñó Judas, debemos enmarcarlo en el designio superior de Dios que guía los acontecimientos. Su traición llevó a la muerte de Jesús, quien transformó este tremendo suplicio en un espacio de amor salvífico y en entrega de sí mismo al Padre. El verbo ‘traicionar’ es la versión de una palabra griega que significa ‘entregar’. A veces su sujeto es incluso Dios en persona: él mismo por amor ‘entregó’ a Jesús por todos nosotros”, dijo el Papa.

Como queda dicho, la figura de Judas siempre ha concitado interés, pero este resurgimiento con el nuevo milenio, 2.000 años después, en plena crisis de religiosidad y de espiritualidad, hace que nos fijemos en ese regreso de la figura de Judas Iscariote, pero solo ligado al morbo de las sectas satánicas, en el epicentro mágico de todos los misterios, fantasías, conjuros y premoniciones. La historia de Judas Iscariote, pero desligada del fundamento ético de que el bien se obtenga a partir de la certeza del mal. Y eso es fundamental, claro, para no caer en la superchería y en la superficialidad. En esencia, es lo mismo que podríamos decir de la necesidad que tiene la humanidad de permanecer anclada a sus fundamentos esenciales, la razón de los filósofos griegos, la cultura cívica de Roma y los valores morales judeocristianos.

Benedicto XVI elevó a Judas Iscariote a un rango superior, como el elegido entre los apóstoles para sacrificarse y llevar a cabo una misión divina

No son pocos los pensadores que afirman desde hace años que nuestra sociedad está cada vez más infantilizada, frágil y asustadiza, manejada y controlada inconscientemente por las redes de la globalización. El adulto se comporta como un adolescente y el entretenimiento sustituye a la cultura. “Hemos criado vacas dóciles que producen enormes cantidades de leche, pero son mucho menos ágiles y curiosas que sus antecesoras salvajes. Ahora estamos creando humanos que funcionan como chips eficientes en un gigantesco mecanismo de procesamiento de datos, pero que a duras penas desarrollan el potencial humano”, sostiene el historiador israelí Yuval Noah Harari.

Hay una corriente de filósofos de la actualidad, muchos de ellos españoles, que a todos esos elementos de incertidumbre le añaden la angustia y la preocupación por los cambios sociales y las consecuencias sociológicas que está causando la pandemia. Algunas previsiones son, realmente, estremecedoras y la única salida que encuentran esos filósofos es un cambio radical en la sociedad —que sea más madura, más consciente, y más solidaria— antes de que sea irreversible el deterioro progresivo de las clases dirigentes, “la democracia del odio”, como ya se ha definido. Así que podemos volver ya a la primera duda de todas, para dejarla colgada en el aire silencioso de esta Semana Santa sin procesiones ni música, sin incienso ni tambores: Judas ha vuelto y la cuestión es que no sabemos para qué.

Judas ha vuelto y la cuestión es que no sabemos para qué. Después de lo que hemos vivido con la pandemia de coronavirus, este desastre brutal que ha asolado la vida que llevábamos, lo menos que podemos hacer es estar atentos a lo que pasa a nuestro alrededor, empezando, ya que estamos en Semana Santa, por la creciente popularidad del más odioso de los apóstoles de Jesucristo, el que lo traicionó y lo entregó para que lo crucificaran. Si los filósofos de nuestros días, de acuerdo con psicólogos y psiquiatras, alertan de las secuelas catastróficas en el estado mental de la humanidad que dejará la plaga de covid-19, lo único que nos faltaba es el regreso triunfal de Judas, como está ocurriendo desde que se inició el milenio. Se producen series ambiciosas, como las ‘30 monedas’ de Alex de la Iglesia, y se publican constantemente libros y reportajes sobre los perfiles desconocidos y misteriosos del traidor más famoso de la historia.

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