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Encapsular, la fantasía de Juanma Moreno
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Encapsular, la fantasía de Juanma Moreno

Como si en política fuera posible resguardarse de la influencia exterior como quien se coloca un chubasquero en la lluvia. No, claro, eso forma parte de una ilusión vana

Foto: Moreno Bonilla se hace un 'selfie' con los presidentes autonómicos del PP el pasado noviembre. (EFE/Miguel Ángel Molina)
Moreno Bonilla se hace un 'selfie' con los presidentes autonómicos del PP el pasado noviembre. (EFE/Miguel Ángel Molina)
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Piensa Juanma Moreno Bonilla, que es presidente de la Junta de Andalucía y del Partido Popular de esta comunidad, que puede aislar a su Gobierno y sus estrategias de las tormentas que han sacudido a su partido en los últimos días, después de la severa resaca de las elecciones autonómicas en Castilla y León. “Encapsular”, es el verbo que más utilizan, como si en política fuera posible resguardarse de la influencia exterior como quien se coloca un chubasquero en la lluvia. No, claro, eso forma parte de una fantasía, una ilusión vana, porque la realidad ya demuestra que ni el Gobierno andaluz ni los dos partidos que lo sustentan, que suman tres si se incorporan a la ecuación los apoyos parlamentarios, han logrado sustraerse de las tensiones que se han desatado en España en los dos primeros meses de este año 2022.

“El Gobierno andaluz sigue y seguirá encapsulado. Ni nos ha afectado ni nos va a afectar lo que pasa a nivel nacional ni lo que pasa o ha pasado en otras comunidades”, repiten en cada rueda de prensa, en cada intervención pública, como si los planes de hace tan solo dos meses no se hubieran desbaratado ya; como si las previsiones inmediatas de futuro no se hubieran recompuesto y aplazado para ganar tiempo hasta que, si el temporal lo permite, se puedan celebrar unas elecciones autonómicas con la normalidad, ahora desaparecida, de esta legislatura en fase terminal.

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La primera evidencia de que el Gobierno andaluz no ha podido encapsularse, como repiten, es que ya nadie en Andalucía contempla la posibilidad de adelantar las elecciones a la próxima primavera. Es verdad que, sobre todo por la presión que ha venido ejerciendo Pablo Casado, presidente depuesto del Partido Popular, hace un año que se especula con un adelanto electoral, pero nunca se había contemplado esa convocatoria prematura en la Junta. El compromiso establecido por el presidente andaluz desde el primer momento ha sido el de agotar la legislatura y la única salvedad la introdujo él mismo, a finales del año pasado, cuando ya se conocía que su Gobierno no podría aprobar unos nuevos Presupuestos.

En ese momento, en el programa ‘Mesa de Análisis’ de Canal Sur Televisión, Moreno Bonilla delimitó la convocatoria “entre junio y octubre” de este año, con la justificación teórica de que la disolución del Parlamento obedecería al bloqueo de todas las iniciativas que se planteasen. Y era, precisamente en este mes de febrero, cuando el Gobierno andaluz, su presidente, iba a tomar esa decisión. “Si a lo largo del mes de febrero, cuando empieza el periodo de sesiones normalizado, vemos que hay un bloqueo sistemático y permanente por parte de ambas fuerzas políticas, lo que se ha denominado la pinza política PSOE-Vox, evidentemente no podremos seguir la legislatura. No puedo ni debo extender lo que puede ser una agonía”, dijo el propio presidente andaluz hace sólo un mes, cuando asistió en Madrid a la Feria Internacional de Turismo, FITUR. Lo que no podía prever ni Moreno Bonilla -ni nadie- es que en el mes de febrero los acontecimientos políticos determinantes para su decisión no estarían en el Parlamento andaluz, sino muy lejos de lo que suceda allí, que ha pasado a un plano secundario para la toma de cualquier decisión. La agonía parlamentaria del PP en Andalucía, aunque se produzca, ya no es un factor decisivo para adelantar las elecciones porque han aparecido otras urgencias, que sí son concluyentes.

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La amarga victoria del PP en Castilla y León junto al impulso de adrenalina electoral que ha experimentado VOX, por una parte, y el desmoronamiento abrupto de la cúpula del PP por la crisis de Díaz Ayuso y Pablo Casado, por otro lado, son las dos causas que ya han descartado toda posibilidad de un adelanto electoral al próximo mes de junio, o incluso mayo, como muy probablemente se pensaba decretar. Esos dos acontecimientos han contaminado el ambiente político y han deshecho toda la planificación de los populares andaluces, diseñada para ejecutarse en un momento electoral equidistante de las últimas elecciones de la Comunidad de Madrid, en marzo del año pasado, y las próximas elecciones municipales, en mayo de 2023. Ahora, en contra de lo establecido, en vez de buscar razones para justificar el adelanto electoral, el Gobierno andaluz se afanará en encontrar motivos para mantener intacta la legislatura hasta los meses finales del año, con independencia de lo que ocurra en el Parlamento de Andalucía.

¿Puede haber mayor demostración de que el encapsulamiento que se pregona es imposible? Ni siquiera es real el encapsulamiento interno, del propio Gobierno, porque unos y otros, populares y liberales, saben que la radiografía política de Andalucía ya no se corresponde con la de 2018, cuando el PP y Ciudadanos le arrebataron el poder de cuatro décadas al Partido Socialista. Mantener como ideal este Gobierno de coalición, en el que uno de los socios está en proceso de liquidación, forma parte de una fantasía, muy alejada de la realidad. En el próximo Gobierno de Andalucía, si el Partido Popular consigue ganar las elecciones -algo que sólo ha ocurrido una vez en cuarenta años, en 2012, y ni entonces pudo formar Ejecutivo- tendrá que apoyarse en la ultraderecha, arengada por Macarena Olona, la mayor apuesta de VOX en unas elecciones autonómicas. Hasta ahora, antes de la convulsión nacional en su partido, el PP de Moreno Bonilla se mantenía estable y al alza, pero ninguna encuesta le concede la posibilidad de lograr una mayoría absoluta. Encapsular, encapsular… Sólo como estado mental es posible admitirlo; el estado mental de abstracción que persigue quien ha visto cómo todos sus planes volaban por los aires en un plisplás.

Piensa Juanma Moreno Bonilla, que es presidente de la Junta de Andalucía y del Partido Popular de esta comunidad, que puede aislar a su Gobierno y sus estrategias de las tormentas que han sacudido a su partido en los últimos días, después de la severa resaca de las elecciones autonómicas en Castilla y León. “Encapsular”, es el verbo que más utilizan, como si en política fuera posible resguardarse de la influencia exterior como quien se coloca un chubasquero en la lluvia. No, claro, eso forma parte de una fantasía, una ilusión vana, porque la realidad ya demuestra que ni el Gobierno andaluz ni los dos partidos que lo sustentan, que suman tres si se incorporan a la ecuación los apoyos parlamentarios, han logrado sustraerse de las tensiones que se han desatado en España en los dos primeros meses de este año 2022.

Partido Popular (PP) Pablo Casado Juanma Moreno
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