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Juanma Moreno, el miedo a perderlo todo
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Javier Caraballo

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Juanma Moreno, el miedo a perderlo todo

El diagnóstico que lleva a los populares andaluces a temer una desagradable sorpresa dentro de dos domingos se sustenta en varios factores: estratégicos, sociológicos y hasta medioambientales

Foto: El presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, se reencuentra con Fadi. (EFE/Rafa Alcaide)
El presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, se reencuentra con Fadi. (EFE/Rafa Alcaide)
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El miedo en el Partido Popular de Andalucía, ante estas elecciones autonómicas, existe, es real, no es una impostura de ganador, ni una estrategia electoral. Y el primero que lo sabe es el candidato de este partido, Juanma Moreno, que aspira a repetir en la presidencia de la Junta de Andalucía y consolidar en esta comunidad una mayoría de centro derecha que no ha existido en 40 años. Lo sabe Juanma Moreno porque algunos de su entorno se lo van diciendo, aunque, como todos los líderes políticos, esté rodeado también de aduladores profesionales y mediocres especializados en el masaje del ego. Descartando a estos últimos, el diagnóstico que lleva a los populares andaluces a temer una desagradable sorpresa dentro de dos domingos, el 19 de junio, se sustenta en varios factores que podrían hacer peligrar los planes del presidente andaluz para los próximos cuatro años: estratégicos, sociológicos y hasta medioambientales.

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Así que comencemos por este último factor. “El problema —señala un veterano dirigente del PP andaluz— de votar un domingo de junio es el buen tiempo que está haciendo y las ganas que tiene la gente de recuperar hasta el último segundo que han perdido en la pandemia. Yo me echo a temblar cuando veo, como estos dos últimos fines de semana, que se vacían muchas ciudades y pueblos de Andalucía, porque la gente se va a la playa o al campo, y no regresa hasta pasadas las ocho o las nueve de la noche. A esa hora, te vuelves a asomar a la calle y ya está otra vez llena de gente. En unas elecciones en las que nuestros electores están confiados en que todo está ganado, que no merece la pena perderse la playa por ir a votar, la concienciación es fundamental. Cuando Juanma Moreno repite, en muchos discursos, que esto no está ganado, no creas que lo dice simplemente por motivar a la gente; es que existe ese miedo real a la desmovilización”. Además de todo eso, lo que se apunta es que en esta campaña electoral, al menos de momento, en Andalucía no se percibe ambiente electoral en las calles, lo que contribuye aún más a la desconexión y al desentendimiento de las elecciones del 19-J.

Foto: Juanma Moreno y Alberto Núñez Feijóo, en Sevilla. (EFE / Julio Muñoz)
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En el PSOE, con su candidato, Juan Espadas, al frente, deben pensar lo mismo y, por esa razón, su insistencia fundamental es la de movilizar, al menos, al electorado que ha sido fiel a Pedro Sánchez desde 2019. “Si votamos, ganamos”, repite siempre Juan Espadas, agarrado firmemente a la advertencia a su electorado del auge de la extrema derecha en Andalucía. “Al final —sostienen otros en el PP—, el problema puede estar en que el resultado de Macarena Olona sea doble, que fije a los electores de Vox, los más radicalizados de derecha, y que movilice a los del Partido Socialista”. De esos dos efectos, que pueden considerarse como muy probables por el discurso acerado y berroqueño de Macarena Olona en esta campaña andaluza, el que más miedo causa dentro del PP andaluz es el segundo, el que se refiere a la motivación del electorado socialista.

“La campaña que se ha planteado en el PP andaluz —se afirma— se dirige exclusivamente a recuperar completamente a los votantes de Ciudadanos y a comerse parte del electorado del PSOE. Es decir, el centro derecha moderado que representa Juanma Moreno. ¿Cuál es el problema de ese planteamiento? Pues que se descuida la frontera que tenemos con Vox, que también convendría sellarla”. Esa es otra de las decisiones estratégicas del PP que empiezan a causar cierta angustia en el interior. Con ese objetivo de pescar votantes de Ciudadanos y del PSOE, se renuncia a todo discurso, incluso guiño, que se pueda interpretar como un gesto de derechas. Ahí está la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, que no pisará más un escenario de mitin en esta campaña. Solo fue invitada a participar al principio, cuando quedaban aún dos semanas por delante de las elecciones, que son los días decisivos para los indecisos (el 33,4% de los seis millones y medio de electores no tenía decidido su voto al inicio de la campaña, según el barómetro andaluz). Pero Ayuso, en Madrid, logró un espléndido resultado con una estrategia distinta, porque acaparó el espacio electoral de Ciudadanos, como pretende Moreno Bonilla, pero también recuperó a mucho votante del PP que se había marchado a Vox. Eso, además de hundir al PSOE… ¿Acierta Juanma Moreno porque el electorado andaluz es distinto al de Madrid? Puede ser, pero tendremos que verlo el domingo 19.

Foto: Reunión de Juanma Moreno con parte de su Consejo y los responsables de la CEA, ATA y cámaras de Comercio de Andalucía. (Junta de Andalucía)

“Los ‘trakings’ de campaña [encuestas diarias] nos sigue dando una gran estabilidad, pero nada está asegurado. Nos podemos encontrar con dos papelones que nadie espera. El primero sería una sorpresa total, lo admito, y nadie apuesta por eso. Pero el segundo papelón no es menos problemático: tener un mal resultado de victoria, una amarga victoria, como dijo aquel, y que Macarena Olona sea la que tenga la sartén por el mango. Porque con esa mujer, sencillamente, no se puede negociar”, se afirma dentro del PP. Tanta razón puede llevar ese último temor que, para demostrarlo, solo hay que echarle un vistazo a la campaña andaluza que está desplegando la candidata de Vox. En el debate de televisión, fue la más agresiva contra Juanma Moreno de los cinco candidatos restantes. Y luego, como si tal cosa, decidió quitarse de en medio durante varios días de la campaña y no participar más que en algunas reuniones. O sea, lo que no hace ni ha hecho nunca un político que sea candidato a algo, desde un ayuntamiento a un país.

Quizá debamos pensar que esto es así porque Vox, en realidad, solo considera estas elecciones andaluzas como el primer gran acto de campaña de las elecciones generales, que son las que le interesan. Y de las municipales del próximo año, donde puede hacer visible su poder en varias alcaldías. Y si eso es así, el miedo del PP andaluz a la negociación con Vox gana todavía más sentido. “Frenar a Vox es tan importante como crecer hacia el centro que ocupaba el PSOE. Los nuevos votantes pueden llegar por un discurso moderado, pero nuestros votantes de derecha de siempre quieren un PP vivo y activo, no descafeinado”, dice alguien que salió preocupado del primer debate y espera un tono distinto de Juanma Moreno en el segundo ‘asalto’. ¿Por el miedo a perderlo todo? Justo por eso, por el miedo a que, pudiendo hacer historia, acaben perdiéndolo todo de la misma forma inesperada con la que llegaron al poder.

El miedo en el Partido Popular de Andalucía, ante estas elecciones autonómicas, existe, es real, no es una impostura de ganador, ni una estrategia electoral. Y el primero que lo sabe es el candidato de este partido, Juanma Moreno, que aspira a repetir en la presidencia de la Junta de Andalucía y consolidar en esta comunidad una mayoría de centro derecha que no ha existido en 40 años. Lo sabe Juanma Moreno porque algunos de su entorno se lo van diciendo, aunque, como todos los líderes políticos, esté rodeado también de aduladores profesionales y mediocres especializados en el masaje del ego. Descartando a estos últimos, el diagnóstico que lleva a los populares andaluces a temer una desagradable sorpresa dentro de dos domingos, el 19 de junio, se sustenta en varios factores que podrían hacer peligrar los planes del presidente andaluz para los próximos cuatro años: estratégicos, sociológicos y hasta medioambientales.

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