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La nueva mayoría social del PP andaluz
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Javier Caraballo

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La nueva mayoría social del PP andaluz

Moreno estaba calcando el perfil electoral que hizo de Chaves el presidente más longevo. Si al socialista se decía 'el bueno de Manolo', el presidente popular empezó a mostrarse ante los ciudadanos como 'el bueno de Juanma'

Foto: Juanma Moreno se impone en Andalucía con contundencia. (EFE/Carlos Díaz)
Juanma Moreno se impone en Andalucía con contundencia. (EFE/Carlos Díaz)
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La importancia de la victoria del Partido Popular en Andalucía es cualitativa, antes que cuantitativa. Más relevante que el número de diputados obtenido por el Partido Popular, lo esencial de estas elecciones es que el presidente andaluz ha logrado conformar una nueva mayoría social y política en Andalucía que, en muchos aspectos, se parece al modelo electoral sobre el que se sustentó la hegemonía del PSOE durante cuatro décadas.

Quizá el dato más elocuente de esta nueva realidad política de Andalucía es que la última mayoría absoluta que se consiguió en esta comunidad autónoma se produjo en el año 2008, hace catorce años, que fue, precisamente, la última vez que se presentó como candidato Manuel Chaves. Nada más comenzar a gobernar, tras la inesperada pirueta de las últimas elecciones en las que el PP logró la Presidencia de la Junta de Andalucía con su peor resultado, ya se advirtió que Juanma Moreno estaba calcando el perfil electoral que hizo de Chaves el presidente más longevo. Si del líder socialista se decía 'el bueno de Manolo', el presidente popular empezó a mostrarse ante los ciudadanos como 'el bueno de Juanma'.

Foto: Juanma Moreno. (Sergio Beleña)

Nada de lo anterior debe interpretarse como descalificación o minusvaloración, todo lo contrario: se trata de un rasgo transversal en la sociedad que define a los mejores líderes políticos. Siguiendo esa misma estrategia, de conexión de una amplia franja de la sociedad, el presidente Juanma Moreno ha logrado esta victoria apabullante de las elecciones andaluzas con un valor sociológico determinante. Porque no se trata solo de una victoria de la derecha andaluza sobre la izquierda, sino del nacimiento de una nueva mayoría que recibe votos que, con toda probabilidad, no volverá a recibir el Partido Popular en unas elecciones distintas a las andaluzas, como las elecciones generales o las elecciones municipales, donde los socialistas siguen gobernando en 612 de los 785 pueblos y ciudades de Andalucía.

Quiere decirse, por tanto, que el trasvase de votos del PSOE hacia el Partido Popular ha sido muy importante en estas elecciones, lo que confirma totalmente el acierto del PP andaluz en el planteamiento de esta campaña electoral en la que Juanma Moreno ha solicitado abiertamente el voto de esos electores socialistas que, como reflejó el último Observatorio de El Confidencial, valoraban positivamente su gestión. Esta, de hecho, ha sido una de las contradicciones internas de la campaña socialista porque mientras que sus dirigentes alertaban a los ciudadanos sobre el desmantelamiento de los servicios públicos, el 42 por ciento de los votantes socialistas aprobaban la gestión del gobierno de Juanma Moreno. Más aún cuando el mensaje socialista incidía en el miedo a la derecha coaligada con la extrema derecha.

Incluso un 29 por ciento de los electores de algunas de las opciones a la izquierda del PSOE, como Por Andalucía o Adelante Andalucía, valoraban positivamente la gestión del gobierno de Juanma Moreno. Así que podemos preguntarnos, y contestarnos ya, qué ocurre cuando un partido político presenta ante sus votantes una realidad distinta a la que ellos perciben: los ciudadanos se dejan llevar por sus propias impresiones. En vez de retener a esos votantes, los ha perdido en estas elecciones, aunque nadie pueda asegurar que no los recupere en otros comicios, como se decía antes.

En todo caso, lo que también confirman estas elecciones es el giro al centroderecha de la sociedad andaluza. Esta circunstancia también es importante reseñarla porque, como se ha apuntado otras veces, no podemos perder de vista que esta comunidad autónoma ha sido durante cuarenta años el 'granero electoral' del PSOE y que, mayoritariamente, los andaluces se identificaban con el centroizquierda. La confianza del Partido Socialista, desde que perdió el Gobierno andaluz en 2018, era que, como había ocurrido con Castilla-La Mancha o Extremadura, pudieran recuperar la Junta de Andalucía y que el paso por la oposición no fuera más que un breve paréntesis.

No solo no ha ocurrido así, sino que el PSOE de Andalucía sufre una derrota muy severa, en la que ha perdido provincias, como la de Sevilla, por primera vez en la historia democrática. Perder Sevilla en favor del PP no es cualquier cosa para los socialistas: no es que sea esta la provincia de Felipe González y Alfonso Guerra y una de las agrupaciones más potentes de toda España, sino que en esta provincia el PSOE gobierna en tres de cada cuatro ayuntamientos. Un dato así es fiel representante del carácter histórico que se le está dando a esta victoria de los populares andaluces.

Foto: Sánchez y Espadas, en el cierre de campaña. (EFE/Julio Muñoz) Opinión
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También en esto, el giro a la derecha de la sociedad andaluza, el problema que se le puede achacar al PSOE es el de no haberle prestado atención a esa evolución, al contrario de lo que sí ha sabido captar muy bien el líder del PP, Juanma Moreno. Las encuestas y barómetros que se han venido publicando desde 2012 ya indicaban esa transformación.

Los dos factores principales que puede relacionarse con ese cambio son la salida de Chaves como candidato y la llegada de otros líderes (José Antonio Griñán y Susana Díaz), que no conectaron de la misma forma con el electorado andaluz, y el aumento de los casos de corrupción sobre la gestión socialista por el fraude de los ERE, principalmente. Antes, la crisis económica también había minado la mayoría socialista y, a partir de 2017, con la revuelta independentista catalana, el giro hacia el centroderecha se acentuó más. Los socialistas no prestaron atención a ninguna de esas circunstancias, menospreciaron lo que estaba ocurriendo en la sociedad, mantuvieron intacto el discurso del miedo a la derecha. Ahora se encuentra frente al espejo en el que lo colocan estas elecciones: en Andalucía ha amanecido una nueva mayoría social en torno a un nuevo líder, Juanma Moreno.

La importancia de la victoria del Partido Popular en Andalucía es cualitativa, antes que cuantitativa. Más relevante que el número de diputados obtenido por el Partido Popular, lo esencial de estas elecciones es que el presidente andaluz ha logrado conformar una nueva mayoría social y política en Andalucía que, en muchos aspectos, se parece al modelo electoral sobre el que se sustentó la hegemonía del PSOE durante cuatro décadas.

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