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Sánchez y el error Ayuso 2.0
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Javier Caraballo

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Sánchez y el error Ayuso 2.0

El líder socialista puede haber cometido el mismo error, bajarse a confrontar directamente con el presidente de Andalucía pensando que el triunfo en esa batalla le aportaría la adrenalina buscada en el inicio de cada curso político

Foto: El presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno. (EFE/José Manuel Vidal)
El presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno. (EFE/José Manuel Vidal)
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Es muy probable que el presidente del Gobierno y secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, haya vuelto a equivocarse en el objetivo de su estrategia. Primero se equivocó con Ayuso y ahora con Juanma Moreno. El rey, en ajedrez, nunca puede comprometer su puesto en el tablero por una disputa con alfiles o peones. Se trataría de un error repetido, error 2.0, gemelo del que cometió en plena pandemia de coronavirus, cuando decidió bajar a la arena para confrontar directamente con la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso.

Todo el mundo recordará la trampa escénica que le tendió la líder de los populares madrileños, en aquel salón del edificio del Gobierno de Madrid en la Puerta del Sol, con 24 banderas desplegadas a sus espaldas, 12 de España y otras 12 de la comunidad de Madrid, con sus siete estrellas rojas, las siete estrellas de la Osa Mayor que despunta en la Sierra de Guadarrama. Han pasado dos años, porque aquello tuvo lugar a estas mismas alturas de septiembre del año miserable de la pandemia, el bisiesto 2020, y el líder socialista puede haber cometido el mismo error, bajarse a confrontar directamente con el presidente de Andalucía pensando que el triunfo en esa batalla le aportaría la adrenalina buscada en el inicio de cada curso político. Pero no ha sido así, por lo que vamos viendo.

Foto: Juanma Moreno felicita a Carolina España, consejera de Hacienda, tras la aprobación de la reforma fiscal. (EFE / José Manuel Vidal)

Contemplemos la secuencia desde el principio. Hace unos días, el lunes 19 de septiembre, recién iniciado el curso político tras las vacaciones, el presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, decidió presentar en Madrid, en uno de los foros de un grupo de prensa andaluza, el Grupo Joly, su primera gran reforma después de haber ganado las elecciones por mayoría absoluta tres meses antes, exactamente tres meses antes. La reforma, en sí misma, no revestía demasiada novedad, porque se trataba, según confesó él mismo, de la sexta bajada de impuestos en la comunidad andaluza. La principal novedad con respecto a las anteriores es que, esta vez, la presentaba en la capital de España, con todos los oropeles mediáticos que presupone. Eso era lo más relevante porque, el recorte en sí, en lo que afecta a las grandes fortunas, solo afectaba al 0,66% de la recaudación total de los impuestos andaluces.

Hablamos del impuesto de patrimonio, que el Gobierno andaluz decidió bonificar en su totalidad (110 millones de euros) como si estuviera invirtiendo en una campaña publicitaria de promoción de ‘Andalucía, tierra de inversiones y oportunidades’. Es decir, una nadería propagandística. La caja de resonancia de Madrid fue la que lo transformó todo y provocó que el presidente del Gobierno volviera a equivocarse de nuevo. Decidió, él y sus asesores de la Moncloa, volcarse en una campaña contra la bajada de impuestos de Andalucía para identificarla con las políticas del Partido Popular. El objetivo de los ataques que, en su día, representaba Isabel Díaz Ayuso se trasladaba ahora al andaluz Juanma Moreno. Error. Aunque podemos encontrarle una explicación en la lógica socialista de sus legítimos intereses electorales.

Foto: Juanma Moreno e Isabel Díaz Ayuso flanquean a Alberto Núñez Feijóo, en un acto del PP en Pontevedra. (EFE/Salvador Sas)
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En principio, la batalla del líder del PSOE contra la bajada de impuestos en Andalucía puede entenderse porque se complementa a la perfección con la estrategia iniciada antes, en julio pasado, para identificar al Gobierno de Pedro Sánchez con el 'Gobierno de la gente'. Una vez compuesto el sujeto, la gente, solo faltaba encontrarle un adversario, los ricos. Era como decir, somos el Gobierno de la gente, mientras que el PP es el partido de los ricos. Por eso, en su apuesta decidida por la confrontación con Andalucía, el Gobierno activó a su ministra más decidida, la también andaluza María Jesús Montero, para que en el plazo récord de una semana presentara una contrarreforma fiscal que dejara sin efecto la iniciativa andaluza. “Cuando estamos hablando de ‘ricos’ estamos hablando de personas millonarias”, llegó a decir en su locuacidad exponencial la ministra Montero. Batalla, por tanto, de ricos contra pobres; a los ricos los defiende el Partido Popular y a los pobres el Gobierno socialista. Hasta ahí, puede entenderse el objetivo de la ofensiva del presidente Pedro Sánchez.

¿Cuál es el único problema de una estrategia elemental? Pues que de la misma forma que se construye con planteamientos básicos, puede derrumbarse con otros planteamientos básicos pero contrapuestos. En este caso, el dilema contrario se reduce a gobiernos que bajan impuestos durante la crisis económica y gobiernos que los suben o que se niegan a aminorar la carga fiscal a sus ciudadanos. Es, en ese punto, donde entra el último factor que convierte en error la estrategia del presidente socialista: los dirigentes regionales de su propio partido.

Los llamados barones socialistas están en puertas de unas elecciones autonómicas, en mayo del año próximo, y son conscientes todos ellos de que, de la misma forma que en otro momento la figura de Pedro Sánchez era un viento que soplaba a favor, en este momento es un lastre en todas las encuestas. Si se permite la frivolidad, diríase que la mayoría de presidentes regionales y alcaldes del PSOE están como esa joven que acapara todas las atenciones tras su ruptura prematrimonial, Tamara Falcó: los barones socialistas no soportan ya ni un nanosegundo de metaverso de errores de Pedro Sánchez. Con lo cual, en pleno debate de confrontaciones elementales, ricos y pobres, bajada o subida de impuestos, varios dirigentes regionales del PSOE, como el presidente de la Comunidad Valenciana o el de Aragón, se han sumado a la reducción de la presión fiscal, fastidiándole toda la campaña al Gobierno.

El presidente andaluz ahora se exhibe exultante: “No se entienden ni entre ellos mismos, ni en el Gobierno, ni dentro del mismo partido, lo que hay es una jaula de grillos”, como dijo ayer en el Parlamento andaluz. ¿Recapitulamos? La bajada de impuestos de Andalucía, que era la sexta y en lo concerniente al impuesto del patrimonio solo supone una millonésima parte del presupuesto de la Junta de Andalucía, no hubiera trascendido de las cuatro paredes andaluzas si el presidente Pedro Sánchez no decide convertirlo en su objetivo político para derribarlo. A la vista de lo sucedido, el acierto estratégico de la Moncloa parece naufragar. Más bien sugiere la repetición de lo que conocemos, el error Ayuso 2.0.

Es muy probable que el presidente del Gobierno y secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, haya vuelto a equivocarse en el objetivo de su estrategia. Primero se equivocó con Ayuso y ahora con Juanma Moreno. El rey, en ajedrez, nunca puede comprometer su puesto en el tablero por una disputa con alfiles o peones. Se trataría de un error repetido, error 2.0, gemelo del que cometió en plena pandemia de coronavirus, cuando decidió bajar a la arena para confrontar directamente con la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso.

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