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Por qué Junqueras y no Griñán
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Javier Caraballo

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Por qué Junqueras y no Griñán

Ni indulto ni reforma penal para los condenados de la Junta de Andalucía socialista. Pero para los socios de la Generalitat, todo lo solicitado. ¿Por qué?

Foto: El expresidente de la Junta José Antonio Griñán. (EFE/Archivo/Julio Muñoz)
El expresidente de la Junta José Antonio Griñán. (EFE/Archivo/Julio Muñoz)
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De repente, Griñán lo deshizo todo. José Antonio Griñán, el que fue presidente de la Junta de Andalucía y antes ministro de Trabajo; Griñán, el condenado de la trama de los ERE que más simpatías ha levantado, varios miles de firmas ya estaban pidiendo su indulto por cuestiones humanitarias antes incluso de que se conociera en su integridad la sentencia que le impuso seis años de cárcel por malversación y 15 de inhabilitación por prevaricación. Y ahora, de repente, se convierte en el punto débil del argumentario del presidente socialista, Pedro Sánchez, para justificar su entrega absoluta a todas las peticiones de Esquerra Republicana para, primero, sacar de la cárcel a los cabecillas de la revuelta independentista catalana y, después, borrar o reducir los delitos que cometieron.

¿Por qué Junqueras y no Griñán? Un socialista, todo socialista, puede asumir, e incluso repetir cuando se sube a una tribuna, que su Gobierno haya eliminado el delito de sedición “para homologarnos a Europa”, como repite su secretario general. Puede admitir, e incluso repetir, que todo ello ha servido, como antes los indultos y la mesa de diálogo, “para devolver la concordia a Cataluña y sacarla de la crispación” y para conseguir que sean ellos, los indepes, quienes se hayan dividido y enfrentado. Pero ¿y la malversación? ¿Por qué ese trato desigual con alguien de los suyos?

Foto: El expresidente de la Junta de Andalucía, José Antonio Griñán. (EFE/Raúl Caro)

Ahí es donde se quiebra el discurso del presidente Sánchez, porque era él mismo quien les había dicho a todos que siguieran confiando en José Antonio Griñán, que la sentencia que lo condenó era injusta porque “no se ha metido ni un céntimo en el bolsillo”. ¿No era eso lo que decía, que estaban pagando “justos por pecadores”? Cómo entender ahora que, para justificar que solo reforman los delitos que afectan a los independentistas, se añada que nadie de los ERE se va a beneficiar porque, en ese caso sí, existe un delito de corrupción política con enriquecimiento de terceros. Pero ¿acaso no sucedió igual en la extensa trama independentista? Ni indulto ni reforma penal para los condenados de la Junta de Andalucía socialista. Pero para los socios de la Generalitat, todo lo solicitado. ¿Por qué?

No habrá muchos socialistas que lo entiendan y, menos aún, que lo defiendan. Sobre todo, después de haber estado años inculcándoles que el escándalo de los ERE no era corrupción, que el dinero que se destinó fue en su inmensa mayoría a cubrir las prejubilaciones de miles de parados y para apoyar a empresas andaluzas en crisis. Ahí está el testimonio de José María Mohedano, que fue un destacado diputado socialista, además de abogado defensor de Griñán. Ayer, en el programa de Alsina en Onda Cero, estalló contra esa utilización que está haciendo el Gobierno de Sánchez de los condenados de los ERE para justificar la reforma del Código Penal en favor de los independentistas catalanes.

Foto: El portavoz parlamentario de ERC Gabriel Rufián (i) pasa junto al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez,durante un pleno del Congreso. (EFE/Mariscal)

“El señor Griñán y los otros condenados lo que piensan es que esta reforma de la malversación es una afrenta porque los meten en un paquete que beneficia a los independentistas. Por eso se niegan a participar en esta medida, porque lo consideran una indignidad y un insulto para ellos”, sostuvo Mohedano, que decía hablar por boca de Griñán y de los otros condenados. Quizás es lo último que podían esperar de su propio partido, que los utilizaran de cebo para que “el pacto secreto del presidente del Gobierno con Esquerra Republicana” —otra vez, Mohedano— pudiera ser asumido y defendido por los cargos y militantes socialistas.

Las razones de José María Mohedano, al igual que la indignación de los condenados de los ERE cuando se les equipara con los independentistas catalanes, tienen que ver también con la gravedad que se le otorga a la reforma del delito de malversación para exculpar la revuelta independentista, rebajándola a meros desórdenes públicos con penas mínimas de malversación por el dinero público defraudado. De hecho, el propio Mohedano, junto a media docena más de exministros socialistas, es el que encabeza un manifiesto de la Asociación para la Defensa de los Valores de la Transición contra la reforma del Código Penal. En ese manifiesto, se afirma que “desviar dinero público para actuar contra el Estado y la integridad territorial es más lesivo que el lucro personal”.

Incluso en el supuesto de que Griñán hubiera utilizado el escándalo de los ERE para incrementar su patrimonio, que es algo que ni siquiera en el proceso penal contra él ha sostenido ninguna de las partes que lo acusaban, muchos en el PSOE seguirían pensando que lo ocurrido en Cataluña tiene la consideración del mayor delito que se puede cometer contra un sistema democrático: “Lo ocurrido en 2017 no fueron meros desórdenes públicos, sino un desafío al orden constitucional”, se añade en el manifiesto.

Aunque el PSOE, como ya se sostuvo aquí, no se vaya a romper, la tensión dentro del partido es cada vez mayor y el desánimo va en aumento. Cuando se produzca el ingreso de Griñán en prisión, tras esa foto, esa imagen, quizá lo veamos con más claridad. Porque los socialistas, y todos los que le apoyaron, verán desfilar hacia la cárcel a "un ciudadano de 76 años con una intachable trayectoria vital caracterizada por su lucha por la libertad y la democracia, la igualdad, el estado de bienestar, y por un profundo respeto a las instituciones del Estado, incluidos, por supuesto, los tribunales de Justicia". Y, sin embargo… ¿Por qué Junqueras y no Griñán?

De repente, Griñán lo deshizo todo. José Antonio Griñán, el que fue presidente de la Junta de Andalucía y antes ministro de Trabajo; Griñán, el condenado de la trama de los ERE que más simpatías ha levantado, varios miles de firmas ya estaban pidiendo su indulto por cuestiones humanitarias antes incluso de que se conociera en su integridad la sentencia que le impuso seis años de cárcel por malversación y 15 de inhabilitación por prevaricación. Y ahora, de repente, se convierte en el punto débil del argumentario del presidente socialista, Pedro Sánchez, para justificar su entrega absoluta a todas las peticiones de Esquerra Republicana para, primero, sacar de la cárcel a los cabecillas de la revuelta independentista catalana y, después, borrar o reducir los delitos que cometieron.

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