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Ahora, Sánchez no duerme sin Podemos
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Javier Caraballo

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Ahora, Sánchez no duerme sin Podemos

Pasados tres años, aquello que un día dijo el secretario general de los socialistas sobre sus posibles alianzas con Podemos se ha vuelto completamente del revés

Foto: El secretario general del PSOE y presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. (EFE/José Manuel Vidal)
El secretario general del PSOE y presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. (EFE/José Manuel Vidal)
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Bastará la constatación de algo que está pasando: el PSOE ha comenzado a movilizarse en algunas ciudades para buscar un candidato que pueda unir a los partidos que están a su izquierda, temeroso de que lleguen a las urnas desunidos y acabe perjudicándoles en sus opciones de gobierno. La preocupación es general y lo que puede confirmarse aquí es que en una capital como Sevilla, que es donde el líder socialista, Pedro Sánchez, ha comenzado su precampaña para las próximas elecciones municipales y autonómicas, esa operación ya se ha puesto en marcha. Y son dirigentes socialistas los que hacen de intermediarios para que la izquierda dividida pueda unirse en torno a la figura de una persona, un nombre, un referente histórico que no esté en la melé diaria de traiciones, deslealtades y vendettas. Alguien que sea aceptado por todos para encabezar una plataforma en la que se integren; una especie de primus inter pares que se eleve sobre las diferencias y rencillas que los separan.

De modo que, pasados tres años, aquello que un día dijo el secretario general de los socialistas sobre sus posibles alianzas con Podemos se ha vuelto completamente del revés. Del autor de la afamada frase “si hubiera pactado con Podemos, no podría dormir tranquilo por la noche, como el 95% de los españoles”, llega ahora la nueva estrategia: “Si no logro crear otro Podemos, no podría dormir tranquilo, como el 95% del PSOE”, que podría decirse, si se permite la broma.

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, durante un pleno del Congreso. (EFE/Javier Lizón)

La operación izquierda emprendida en la capital de Andalucía por el PSOE es muy probable que se esté efectuando en otras muchas ciudades de España, incluso en algunas autonomías, porque lo que es compartido en todo el Partido Socialista es el desasosiego por el hundimiento de Podemos o, por mejor decir, por la unidad de fuerzas que en su día supo reunir Podemos. Una inquietud, obviamente, que va unida a otra, quizá la fundamental, como es la propia debilidad del Partido Socialista y de su líder, Pedro Sánchez, por la deriva de sus últimos acuerdos parlamentarios con los independentistas catalanes y vascos.

Pero esta segunda inquietud es mucho menos palpable en el entorno de la ejecutiva federal del PSOE y del Gobierno, donde suele expresarse una gran confianza en la apuesta de Pedro Sánchez de invertir la tendencia actual a lo largo del año gracias a las buenas noticias económicas y a la proyección política que le facilitará la presidencia de la Unión Europea en el último semestre del año, como si lo llevara en volandas hasta las urnas de diciembre. En suma, que la inquietud electoral de la que sí son partícipes todos en el PSOE es la debilidad de quienes están a su izquierda. En autonomías y ciudades como Sevilla, un ayuntamiento simbólico para los socialistas, existen posibilidades de renovar el gobierno si ambos se mantienen firmes. Pero si, en vez de una sola plataforma a la izquierda del PSOE, se presentan tres o cuatro candidaturas, el desastre se da por garantizado.

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, saluda al presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno. (Reuters/Jon Nazca) Opinión

Ahí está lo que ocurrió en Andalucía, en junio de 2022, que la suma de todos esos factores aupó al Partido Popular a su primera mayoría absoluta y a los partidos de la izquierda a sus peores resultados. En esas elecciones, el bloque que estaba reunido en torno a Podemos pasó de 17 escaños a siete, al presentarse dividido en dos plataformas distintas. La tendencia electoral en toda España, por lo que se percibe en las encuestas que se publican, está marcando un comportamiento similar y lo único que quiere evitar el PSOE es que lo ocurrido en las elecciones andaluzas pueda repetirse en las elecciones municipales y autonómicas.

Singularmente, en esa comunidad, en Andalucía, es donde los socialistas retienen la inmensa mayoría del poder municipal. La mayoría absoluta que consiguió el presidente andaluz, Juanma Moreno, en el Parlamento de Andalucía es la que tiene, incluso más abultada, el Partido Socialista en el global de los ayuntamientos y diputaciones andaluzas. La peor noticia para el PSOE, no solo para los socialistas andaluces, es que en las elecciones municipales puedan perder también en esa comunidad el poder que retienen desde hace décadas, porque esa será también la peor noticia para las aspiraciones de Pedro Sánchez de repetir en las elecciones de diciembre la mayoría parlamentaria con sus socios actuales.

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. (EFE/Mariscal) Opinión
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Tengamos en cuenta, además, dos elementos añadidos. El primero, que el Partido Popular ha absorbido la mayor parte del electorado de Ciudadanos y, en segundo lugar, que lo que está descartado es que en esas elecciones de mayo los socialistas puedan crecer por el desgaste de las fuerzas que están a su izquierda, como ha sucedido en otros momentos. Como señaló aquí mi compañero Ignacio Varela, hasta un millón y medio de votantes del PSOE o de Unidas Podemos en las elecciones generales de 2019 aseguran ahora cuando se les pregunta que no tienen intención de volver a votarlos y que, con toda probabilidad, se inclinarán por la abstención. Lo que Varela llamó el milagro que necesita Pedro Sánchez para tener aspiraciones de repetir gobierno es el principio fundamental que inspira ahora esta decisión de los socialistas de favorecer, con todos los medios a su alcance, la unidad de las fuerzas que están a su izquierda. Ya veremos qué pasa con Yolanda Díaz; igual ella misma también está a la espera; sigue a la espera.

De momento, lo que podemos constatar es que en Sevilla, y probablemente en otros puntos más, ya se están dando esos movimientos promovidos por el propio PSOE en favor de una casa común a su izquierda, por utilizar la misma expresión de otro tiempo, ya lejano, cuando los socialistas eran hegemónicos en España y, periódicamente, lanzaban ofertas a los comunistas para que se pasaran a su orilla. Ahora es Pedro Sánchez el que quiere reconstruir el espacio político a su izquierda. Y debe tener muy claro el presidente que hasta que no lo consiga, no podrá dormir tranquilo.

Bastará la constatación de algo que está pasando: el PSOE ha comenzado a movilizarse en algunas ciudades para buscar un candidato que pueda unir a los partidos que están a su izquierda, temeroso de que lleguen a las urnas desunidos y acabe perjudicándoles en sus opciones de gobierno. La preocupación es general y lo que puede confirmarse aquí es que en una capital como Sevilla, que es donde el líder socialista, Pedro Sánchez, ha comenzado su precampaña para las próximas elecciones municipales y autonómicas, esa operación ya se ha puesto en marcha. Y son dirigentes socialistas los que hacen de intermediarios para que la izquierda dividida pueda unirse en torno a la figura de una persona, un nombre, un referente histórico que no esté en la melé diaria de traiciones, deslealtades y vendettas. Alguien que sea aceptado por todos para encabezar una plataforma en la que se integren; una especie de primus inter pares que se eleve sobre las diferencias y rencillas que los separan.

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